sábado, 7 de noviembre de 2020

Tratados los bancos del presbiterio contra la carcoma

  

 


El autor de “El Principito” podría haber escrito un libro de diálogo entre un niño y Dios

(Infovaticana) La editorial Voz de Papel publica en exclusiva mundial este texto, traducido del inglés por el escritor y publicista Francisco Segarra, y que se atribuye a dos autores tan dispares como Antoine de Saint-Exupéry y Clive Staples Lewis.

El manuscrito fue hallado por Segarra mientras seleccionaba material gráfico y escrito en casa del fallecido militante anarquista catalán Rogeli Comas i Munné. “Estaba en un sobre tamaño folio. Las hojas, bastante deterioradas, escritas a máquina y corregidas con pluma estilográfica. El autor de ese manuscrito había elegido cada palabra minuciosamente, porque se ven hasta cuatro correcciones de un mismo vocablo; frases escritas a mano sobre el texto mecanografiado, etc. El anarquista Comas tenía contactos con elementos del P.O.U.M, el partido con el que combatió Orwell. El nombre del escritor inglés aparece en el sobre y al final del manuscrito. El propio Orwell se había relacionado con gente de la CNT-FAI. Salió de Barcelona en Junio de 1937, con riesgo de su vida, perseguido por los comunistas.”

Un texto misterioso

Segarra opina que el manuscrito no es de Orwell: “Ni es su estilo, ni es su tema”. El publicista apunta en otra dirección: “La conversación del niño, el lenguaje infantil, es demasiado elevada para ser solo de un niño. Como es sabido, Lewis tenía una mejor opinión del trabajo de Orwell que viceversa. A Orwell le disgustaba Lewis y le molestaba el hecho de que fuera tan popular. En particular, no le gustaba nada el cristianismo de Lewis. En su reseña de That Hideous Strength, Orwell descartó lo sobrenatural de forma tajante: Se habla mucho del hecho de que los científicos están realmente en contacto con espíritus malignos, aunque este hecho es conocido sólo por el círculo más íntimo. El Sr. Lewis parece creer en la existencia de tales espíritus y también de los benevolentes. Tiene derecho a sus creencias, pero debilitan su historia”.

Segarra considera que “Orwell fue uno de esos cristianos ateos: miembro de la Iglesia de Inglaterra, defendía un código moral judeocristiano, pero no creía en la otra vida. El texto de El Libro de Tun (Youn” en inglés, por el pronombre tú) podría haber sido utilizado por Orwell para ridiculizar a Lewis y sus ideas tradicionales. El trabajo de sátira, en cualquier caso, no fue concluido; y, quizá, ni siquiera iniciado: las notas y correcciones no logran alterar el sentido trascendente original”.

El Principito, ¿cristiano?

Segarra, el traductor de esta obra, baraja otra posibilidad, que es la autoría de Saint-Exupéry. “Las notas y correcciones del texto pueden apuntar a una primera traducción: Orwell lo haría al inglés con la minuciosidad que era en él característica (economía del lenguaje, precisión y profundidad). ¿Por qué el autor de ‘El Principito’? No solo por el tema, muy suyo, sino porque en 2019 aparecieron en Suiza, en la mansión de un coleccionista, miles de obras de arte; entre ellas, unas carpetas con textos y bocetos de ‘El Principito’ que, sin duda descartados por el autor francés, se asemejan mucho al contenido y el estilo de ‘El Libro de Tun’. ¿Descartados por ser demasiado explícitos? No lo sé, esta pregunta entra de lleno en el campo de la especulación. Sin embargo, hay una sabiduría prodigiosa en ambos libros”, argumenta Segarra.

Un libro que no es de este mundo

“Los escritores suelen contar cosas muy sencillas con un lenguaje muy complicado.

Este librito fue una revelación. Era muy sencillo y explicaba cosas muy complicadas con una claridad increíble”.

“No me fue difícil traducirlo al español, salvo un par de frases hacia el final –subraya Segarra- . Es un librito que abre una pequeña ventana al Misterio. Y lo que se ve es tan bonito y luminoso como el corazón de un niño. El mismo corazón que todos llevamos dentro”, concluye Segarra.

Y añade: “Alguien le dijo a Tolkien sobre El Señor de los Anillos que ni por un instante creyera que su gran novela la había escrito él solo. Me temo que ha sucedido algo parecido con este Libro de Tun”.

“Lo ilustraría con fotos del libro, por supuesto; y de Orwell, Lewis y El Principito”, dice Francisco Segarra.

viernes, 6 de noviembre de 2020

2 de Noviembre: Memoria de los Fieles Difuntos









El Sr. Arzobispo ante el día de la Iglesia Diocesana



Mártires del siglo XX en España

(Infovaticana) En la década de los treinta del siglo XX se llevó acabo una de las persecuciones religiosas más sanguinarias de la historia de España. Hoy se honra a aquellos que perecieron por su Fe.

El nombre de la fiesta causó mucha polémica en su momento, decidiéndose asentarse en la conmemoración de los “Mártires del siglo XX”, con carácter de fiesta obligatoria, para así agrupar a los mártires de la II República Española y la Guerra Civil en su conjunto. El número de mártires asciende a cantidades incalculables, aunque han sido beatificados y canonizados tan solo aquellos de quienes se guardaron testimonios verosímiles que aseguraran que era su Fe la causa de su asesinato. Por supuesto, el número de mártires anónimos puede aumentar en mucho al de los conocidos, y a todos ellos se pretende recordar este día.

Con motivo de la beatificación de nuevos mártires en Tarragona en el año 2013, Mons. Martínez Camino, secretario general de la Conferencia Episcopal, afirmó que la cifra de mártires españoles del siglo XX, beatificados y canonizados, ascendía a 1523, pero que como era sabido, durante esos años inicuos, la Fe fue el motivo del asesinato de más de siete mil miembros del clero, de los cuales se encontraban doce obispos, cuatro mil sacerdotes, tres mil religiosos y religiosas, así como otros miles de fieles laicos, cuya cifra es difícil de determinar.

Como es bien sabido, en la primera mitad del siglo XX existió un impulso coordinado mundialmente por perseguir a los cristianos e intentar la aniquilación total de la Iglesia Católica. En España, esta tarea fue ostentada por numeroso representantes de la II República Española, así como otros de los que hoy algunos se afanan por restaurar su deshonra, pero cuya memoria vive en la desgracia.

Estos coordinados esfuerzos mundiales por intentar acabar con la Fe, tuvieron su primer testigo en el genocidio armenio (1915.1923) en el cual se cifra en más de un millón de cristianos los asesinados por el gobierno turco. En 1917, la Revolución Bolchevique también fue una ocasión en la que la Fe se vio amenazada en la Rusia cristiana. El “terror stalinista” representó una aún peor persecución de la cristiandad. En México, el gobierno del PRI fue el responsable de un intento de aniquilación de la Iglesia Católica, cosa que despertó una admirable respuesta por parte de los miles católicos que se levantaron en defensa de la Fe, y provocó el martirio de miles de sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos. El grito de los cristeros mexicanos, de “¡Viva Cristo Rey!”, volvió a resonar en España durante la II República y la Guerra Civil, en donde se ejecutó un verdadero baño de sangre, en ocasiones dejado de lado de los libros de historia, pero que constituyó la principal afrenta al pueblo español de la época.

Beatos Mártires Asturianos

Beata Otilia de Santa Rosa de Lima Alonso Gonzalez,  de Nembra (Aller)

Beato Ramiro Arguelles, de Vegadotos - Rioturbio (Mieres)








Beato José María Fernández Sanchez, de Oviedo








Beato Celestino José Alonso Villar, de Margolles (Parres)








Beato Manuel Álvarez Álvarez, de Llanuces (Quirós)








Beato Vicente Álvarez Cienfuegos, de Villamejín (Proaza)








Beato Eufrasio del Niño Jesús Barredo Fernández, de Cancienes (Corvera)









Beato Emilio Camino Noval, de Valdesoto (Siero)









Beato Enrique Cañal Gomez, de Corias (Cangas de Narcea)









Beato Raimundo Joaquín Castaño González, de Mieres 

Beato Alfredo Fanjul Acebal, de Oviedo 









Beato Francisco Fernández Escosura, de Sotiello (Lena)

Beato Maximino Fernández Marinas, de Castañedo (Valdés)













Beato Buenaventura García Paredes, de Castañedo (Valdés)








Beato Julio Fernández Muñiz Ildefonso, de Muros del Nalón









Beato José Gafo Muñiz, de Tiós - Campomanes (Lena)









Beato Jacinto García Riesco, de Clavillas (Somiedo)









Beato José María Gonzalez Solis, de Santibañez de Murias (Aller)








Beato Enrique Izquierdo Palacios, de Oviedo

 








Beato Germán Martín Martín, de San Cristóbal de Priero (Salas)








Beato Melchor Martínez Antuña, de San Juan de Arenas - Carbayín (Siero)









Beato José Menéndez García, de Genestosa - San Fructuoso (Tineo)









Beato Miguel Menéndez García, de Quintana (Belmonte)










Beato Severiano Montes Fernández, de San Julián de Bimenes










Beato José María Palacio Montes, de San Julián de Bimenes

Beata María Dolores de Jesús Crucificado Monzón Rosales, de Oviedo









Beato José Luis Palacio Muñiz, de Tiñana (Siero)









Beato Vicente Rodriguez Fernández, de Bárcena del Monasterio (Tineo)








Beato Miguel Rodriguez Gonzalez, de Piñera de Abajo (Lena)









Beato Luis Suárez Valdés de Miranda, de Ciaño










SEMINARISTAS MÁRTIRES

Beato Ángel Cuartas Cristóbal, de Lastres









Beato Mariano Sergio Suárez Fernández-Cocañin, de San Martín del Rey Aurelio








Beato Jesús Prieto López, de La Roda (Tapia de Casariego)

Beato José María Fernández Martínez, de Muñón Cimero (Pola de Lena)

Beato César Gonzalo Zurro Fanjul, de Sabugo (Avilés)








Beato Juan José Castañón Fernández, de Moreda (Aller)










Beato Manuel Olay Colunga, de Noreña 



Beato Sixto Alonso Hevia, de Poago (Gijón)










Beato Luis Prado García, de Laspra (Castrillón)









+Los Beatos Mártires de Nembra los celebramos el 21 de octubre

+El Beato Juan Díaz Nosti, de Oviedo lo celebramos el 13 de agosto