lunes, 24 de diciembre de 2018

Felicitación de nuestro Arzobispo


MI ALEGRÍA

¡Qué alegría!
Sí, qué alegría cuando me dijeron:
ven, vamos a la casa del Señor,
¡ha llegado el Mesías esperado!,
¡ha nacido Jesús, el Salvador!.

¡Qué alegría!
Yo dejé todo cuanto allí tenía,
sólo elegí el cordero más hermoso
y corrí por los montes y cañadas
al encuentro del Todopoderoso.
Brillaban las estrellas en el cielo,
más grandes, más espléndidas, más puras,
las voces de los ángeles cantaban:
¡Hosanna! ¡Gloria a Dios en las alturas!
¡Aleluya!
¡Aleluya!


El sol resplandecía en el pesebre,
la noche de repente se hizo día,
se rasgaron de golpe las tinieblas
y una luz celestial nos envolvía.
¡Qué alegría!

Allí estaba, en los brazos de María,
el niño-Dios, el trigo de Belén.
Mi corazón latía apresurado
pues quería abrazarle yo también.
Me acerqué vacilante y vi en sus ojos
el fuego del amor que me ofrecía,
¡y me llené de Dios en ese instante!
y comprendí el por qué de mi alegría.

                                                      Emma-Margarita R. A.-Valdés

FELIZ NAVIDAD


El Papa Francisco, en el Ángelus: «Navidad es acoger y vivir el dinamismo de la fe y de la caridad»

(Rel.) En el Ángelus del IV Domingo de Adviento, el Papa Francisco pidió que, “la Virgen María nos obtenga la gracia de vivir una Navidad extrovertida: que en el centro no esté nuestro ‘yo’, sino el Tú de Jesús y el tú de nuestros hermanos y hermanas, especialmente los que necesitan una mano”, señala la agencia de noticias de la Santa Sede.

“María, es bienaventurada porque ha creído: el encuentro con Dios es fruto de la fe. Zacarías, en cambio, que no creyó, se quedó sordo y mudo, para crecer en la fe durante el largo silencio: sin fe nos quedamos inevitablemente sordos ante la voz consoladora de Dios; y nos quedamos incapaces de pronunciar palabras de consuelo y esperanza para nuestros hermanos y hermanas”, dijo el Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del Ángelus del IV Domingo de Adviento, en vísperas de Navidad.

María, modelo de fe y de caridad

Comentando la liturgia de este Domingo, el Pontífice dijo que, en este Domingo de Adviento se pone en primer plano la figura de María, la Virgen Madre, a la espera de dar a luz a Jesús, el Salvador del mundo, como modelo de fe y de caridad. En este sentido, el Papa se pregunta: ¿qué es lo que pensaba María en estos meses de espera? “La respuesta viene precisamente del pasaje evangélico de hoy, el relato de la visita de María a su pariente anciana Isabel. El ángel Gabriel le había revelado que Isabel estaba esperando un hijo y que ya estaba en el sexto mes. Y así la Virgen, que acababa de concebir a Jesús por obra de Dios, había dejado Nazaret, en Galilea, con prisa para llegar a las montañas de Judea”.

Bendita tú eres entre todas las mujeres

Además, el Papa Francisco precisó que en el Evangelio de Lucas el encuentro entre María e Isabel fue un encuentro de gozo, una que saluda la maternidad de la otra y enseguida la respuesta de alabanza en la fe. “Inmediatamente alabó su fe: Bienaventurada la que creyó en el cumplimiento de lo que el Señor le dijo. Hay un claro contraste – afirmó el Pontífice – entre María, que tenía fe, y Zacarías, el marido de Isabel, que no había creído en la promesa del ángel y por eso permaneció mudo hasta el nacimiento de Juan”.

El misterio del encuentro del hombre con Dios

Este episodio, subrayó el Papa Francisco, nos ayuda a leer con una luz muy especial el misterio del encuentro del hombre con Dios. Un encuentro que no está marcado por maravillas asombrosas, sino por la fe y la caridad. “María, en efecto, es bienaventurada porque ha creído: el encuentro con Dios es fruto de la fe. Zacarías, en cambio – puntualizó el Pontífice – que no creyó, se quedó sordo y mudo, para crecer en la fe durante el largo silencio: sin fe nos quedamos inevitablemente sordos ante la voz consoladora de Dios; y nos quedamos incapaces de pronunciar palabras de consuelo y esperanza para nuestros hermanos y hermanas. La fe, a su vez, se nutre de la caridad”.

El evangelista, señaló el Santo Padre, dice que María se levantó y fue rápidamente a ver a Isabel. “Se levantó”: un gesto lleno de cuidado. Podría haberse quedado en casa para preparar el nacimiento de su hijo, pero se preocupa primero por los otros que por sí misma, demostrando que ya es discípula del Señor que lleva en su vientre. “El acontecimiento del nacimiento de Jesús comenzó así, con un simple gesto de caridad; además, la auténtica caridad es siempre fruto del amor de Dios”.

El dinamismo de la fe y de la caridad

Este Evangelio de la visita de María a Isabel, precisó el Papa Francisco, nos prepara para vivir bien la Navidad, comunicándonos el dinamismo de la fe y de la caridad. “Este dinamismo es obra del Espíritu Santo: el Espíritu de Amor que fecundó el vientre virginal de María y la llevó a correr al servicio de su anciana pariente. Un dinamismo lleno de alegría, como se ve en el encuentro entre las dos madres, que es todo un himno de regocijo gozoso en el Señor, que hace grandes cosas con los pequeños que confían en él”.

Antes de concluir su alocución, el Santo Padre pidió que, la Virgen María nos obtenga la gracia de vivir una Navidad extrovertida: que en el centro no esté nuestro “yo”, sino el Tú de Jesús y el Tú de nuestros hermanos y hermanas, especialmente los que necesitan una mano. Entonces dejaremos espacio para el Amor que, aún hoy, quiere hacerse carne y venir a vivir entre nosotros.

«Noche de Paz» cumple 200 años esta Nochebuena

(CNS) Hace exactamente 200 años, esta Nochebuena, el 24 de diciembre de 1818, en una pequeña iglesia en lo que hoy es Austria, el mundo escuchó por primera vez un poema con música que finalmente sería aclamado como Uno de los villancicos más populares y queridos de todos los tiempos.

«Noche de Paz» se cantó por primera vez esa Nochebuena en una misa de medianoche en la iglesia de San Nicolás en Oberndorf, una aldea en el Imperio austríaco. Las letras fueron escritas por un joven sacerdote católico, el padre Joseph Mohr, y la música fue compuesta por Francis Xavier Gruber, un organista y maestro de escuela.

Hay una leyenda popular que dice que «Noche de Paz» fue compuesta porque el órgano en la iglesia parroquial del Padre Mohr, San Nicolás, se rompió.

De acuerdo con la historia, el sacerdote escribió la letra de «Noche de Paz», «Stille Nacht» en alemán, y le pidió a Gruber que compusiera la melodía de la guitarra para que hubiera música en la misa de medianoche.

Se suponía que todo esto había ocurrido durante el día de la víspera de Navidad de 1818, solo unas horas antes de que se realizara el villancico por primera vez.

La verdad es un poco menos dramática.

El padre Mohr escribió el poema «Noche de Paz» en 1816 en la ciudad austriaca de Mariapfarr, cerca de Salzburgo. Dos años más tarde, mientras servía en la parroquia St. Nicholas en Oberndorf, el sacerdote le pidió a Gruber que compusiera una melodía para las palabras. No se sabe por qué el padre Mohr quería poner música a su poema. Gruber compuso la música y «Noche de Paz» se estrenó en la misa de Nochebuena.

El hecho de que la canción se interpretara en alemán en la misa no habría sido infrecuente o inusual en el Imperio austríaco en ese momento, según Sara Pecknold, profesora de práctica en la historia de la música sacra en la Universidad Católica de América en Washington.

«La lengua vernácula (el idioma de un país o región en particular) se usaba en la liturgia. Incluso en una misa latina cantada, hubiera sido común utilizar el alemán (en el Imperio austriaco) en las canciones», dijo.

Esto, dijo, se debió en parte a la influencia de José II, el Santo Emperador Romano que murió menos de 30 años antes de que se compusiera «Noche de Paz», que desafió al papado y simplificó la misa y decretó otras reformas litúrgicas en su imperio.

«Ciertamente, limitó el esplendor de la misa latina con un enfoque austero y casi calvinista de la adoración», dijo Pecknold al estándar católico, periódico de la Arquidiócesis de Washington. «Así que ciertamente hubiera sido correcto que se cantara un himno en alemán acompañado de una guitarra».

El villancico finalmente se extendió desde el pequeño pueblo a otras partes del Imperio austríaco y, finalmente, al resto del mundo. La atracción por el villancico proviene de «su mezcla de lo particular y lo universal», señaló Pecknold.

El poema del padre Mohr, «Noche de Paz», fue escrito «a raíz de una actividad tumultuosa», dijo Pecknold. «Las guerras napoleónicas todavía estaban frescas en la mente de todos, por lo que escribir un poema sobre la quietud y la paz ciertamente tiene sentido. Y habla de la paz universal que Cristo trae a todas las personas».

La versión en inglés de los villancicos comienza con las palabras:

«Silent night, holy night
All is calm, all is bright
Round yon Virgin Mother and Child
Holy Infant so tender and mild
Sleep in heavenly peace
Sleep in heavenly peace»

La melodía compuesta por Gruber «es interesante porque no es muy sofisticada, pero está compuesta en un estilo muy folklórico. Es básicamente una melodía simple con un ambiente folclórico, pastoral y un swing melódico ondulante. No es demasiado difícil de cantar» Pecknold dijo.

La fama y popularidad del villancico en los Estados Unidos se debe en gran parte a Rainer Family Singers, un popular grupo de cantantes itinerantes de principios del siglo XIX de Austria que interpretaron la canción como parte de su repertorio. Se cree que el grupo trajo la canción a este país durante su gira de 1839 aquí.

«Stille Nacht» fue traducido al inglés «Silent Night» por un sacerdote episcopal, el Reverendo John Freeman Young.

«La traducción al inglés podría ser un poco mejor», admitió Pecknold. El original «Stille Nacht» tiene seis versos. La traducción al inglés solo tiene tres: el primero, segundo y sexto versos del original.

Según la Stille Nacht Association, una organización con sede en Austria dedicada a «hacer que la canción, su origen y su mensaje resuenen en los corazones y las mentes de los lugareños y visitantes de todo el mundo», el villancico es universalmente querido.

«A principios del siglo XX, la ̏Noche de Paz˝ estaba siendo cantada en todos los continentes, llevada a los confines del mundo por misioneros católicos y protestantes. Hoy conocemos traducciones a más de 300 idiomas y dialectos». La organización señala en su página web.

Navidad en la Catedral y Covadonga

(Iglesia de Asturias) La Catedral de Oviedo celebrará el día de Nochebuena la eucaristía ordinaria, a las 18,30 h en la Capilla del Rey Casto. El día de Navidad, 25 de diciembre, se celebrarán las misas ordinarias de 10, 11 y 13 h y a las 12 h tendrá lugar la Misa Pontifical con bendición papal, presidida por Mons. Jesús Sanz. En Covadonga, el día de Nochebuena se celebrará la Misa del Gallo en la Basílica a las 20 h. El día de Navidad contará con las eucaristías habituales de los festivos: a las 11 en la Santa Cueva, y a las 12, 13,30 y 18 h en la Basílica.

Dios nace