jueves, 29 de septiembre de 2016

-A V I S O-


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MATRÍCULA CATEQUESIS CURSO 2016-2017
PARA TODOS LOS CURSOS

DOMIGO 02 DE OCTUBRE DE 12 A 13h.

EN EL SALÓN PARROQUIAL DE LA CASA RECTORAL DE VIELLA

domingo, 25 de septiembre de 2016

Una sierense misionera en Malawi

Conoce la pobreza de Malawi, vivió el golpe de Honduras de 2009... las misiones cambiaron su vida

(Religión en libertad) Mercedes Arbesú, de 52 años, se crió en Santa Marina, en Siero (Asturias) hasta que se marchó a Madrid para estudiar Periodismo. Sin embargo su vida cambió cuando entró en contacto con las misiones en 1992 y entró a formar parte de la Cooperación de Misioneras de María Mediadora.

Mercedes ha vivido y ayudado varios años en Malawi y Honduras. Conoce de primera mano la situación social de estos países y ha vivido momentos que todavía no ha olvidado. Lo cuenta a la Opinión de A Coruña, en una entrevista realizada por José M. Requena.

La mujer malauí está infravalorada

Ser misionera era algo que Mercedes estaba planteando desde hacía tiempo. "Creía conveniente darme un tiempo a mí misma para trabajar y entrar en contacto con otros ambientes". Ingresó en la Cooperación de Misioneras de María Mediadora y durante estos años, he vivido en España, Honduras y, sobre todo, en Malawi. "Ha sido casi un cuarto de siglo de duro camino", afirma.

Desde que Mercedes se encuentra en Malawi, una parte de la población ha mejorado su nivel de vida, pero sigue habiendo las mismas carencias y la misma pobreza que la misionera vivió en 1997. "Hay muchísima más corrupción. Me sorprendió muchísimo, cuando regresé en 2012, la cantidad de vehículos que había, muchos más que cuando me fui seis años antes. También aumentó de manera muy destacada el coste de la vida, se devaluó muchísimo el kwacha, la moneda malauí".

La mujer malauí es el motor, es la que trabaja y la que lleva la casa, pero la mujer es también la menos valorada. "La cultura africana no ha dado a la mujer aún el estatus que se merece", explica.

Las misioneras forman a las mujeres

Para mejorar esta situación, las misioneras de María Mediadora llevan a cabo programas que fomentan la ocupación de la mujer como clases de costura, de ordenadores, un internado para niñas... "Para mí es un logro que una niña pueda acabar la Secundaria, no digamos ya llegar a la Universidad. Una niña en los poblados probablemente se la ponga a trabajar, a buscar leña, a cocinar. Si hay una posibilidad de estudiar, será para los chicos".

Otra cuestión complicada es la de los matrimonios prematuros, que las misioneras están tratando de evitar. Niñas que con 14 años y sin capacidad de elegir son casadas. "Creo que la mujer africana puede dar una vuelta al continente, pero hay que apoyarla, ayudarla y estar con ella. La mujer va a mover África, de hecho ya lo está haciendo, pero eso no está valorado", expresa.

Una población pobre, con carencias básicas

A pesar de la pobreza de la población malauí, hay un sector de la población que sí puede acceder a un nivel de vida bueno, "una minoría pero que se deja ver mucho, con sus coches de alta gama", dice Mercedes.

"Pero la gente sigue teniendo las mismas carencias, en ámbitos tan básicos como la sanidad y la educación. A mí esto sí me preocupa profundamente. Tenemos que educar a las generaciones futuras si queremos que el país avance", continúa.

A nivel social no es un país conflictivo aunque, como en todos los países africanos, la estabilidad política está siempre en entredicho, con multitud de irregularidades y corrupción. "Ahora mismo Malawi está en una encrucijada. El presidente del país ya anunció que Malawi está en estado de emergencia alimentaria, porque se prevé que en estos últimos meses del año va a haber escasez de maíz, que es una parte fundamental de la alimentación malauí".

El sida se está controlando con los retrovirales. Cuando Mercedes llegó en 1997 había más de un millón de huérfanos a causa de esta enfermedad. "En esto sí se ha mejorado, no muere tanta gente, al menos hay una estabilidad".

Dificultad de abrirse al otro

La cultura malauí es muy diferente a la española en la forma de pensar y en aspectos sociales. "El malauí es una persona muy reservada, le cuesta mucho abrirse, vive a la defensiva, porque ha sido gente que ha sufrido mucho. Piensan que cuanto menos sepas de ellos, mejor van a vivir. Es gente que te abre su casa sin ningún tipo de reparo y lo poco que tienen lo comparten contigo sin dudarlo, algo que en España se está perdiendo".

Una fecha: el 28 de junio de 2009

Durante su estancia en Honduras vivió una de las situaciones más impactantes de su vida."Una fecha que no olvidaré nunca". El 28 de junio de 2009, el golpe de Estado en Honduras. Mercedes lo recuerda como "una etapa muy dura, con muchísima tensión, pero también una etapa que viví como un reto, el de acompañar al pueblo en un momento tan duro como ése. Ver el ejército en la calle, que hubiera toque de queda... en mi mente no encajaba eso".

En Honduras Mercedes volvió a ejercer de periodista y aprovechó el golpe de Estado como "una apuesta por informar sobre lo que estaba ocurriendo, sabíamos que nos debíamos a toda esa gente que realmente estaba desinformada, no sabían realmente lo que estaba ocurriendo. Aunque lo pasamos mal, mereció la pena".

Mercedes mantiene la esperanza de que en el futuro las cosas en Malawi cambiarán. "Malawi tiene que resolver muchos problemas estructurales, pero confío en que aparecerá una persona con las ideas claras que podrá cambiar el rumbo; y esa persona tiene que empezar a formarse desde ya. Yo mantengo la esperanza".

Charlas en San Juan el Real sobre la Misericordia

La Basílica de San Juan El Real de Oviedo acogerá este próximo lunes, a las 8 de la tarde, la segunda de las charlas del ciclo organizado con motivo del Año de la Misericordia. Las charlas tienen un carácter mensual.



 “La misericordia en los conflictos de familia”
Por el sacerdote y profesor Luis González Morán.
Lunes 26 de septiembre a las 8 de la tarde



“La parroquia, isla de misericordia en medio del mar de la indiferencia”.
 Por el párroco de San Pedro de Gijón, Javier Gómez Cuesta
Jueves 20 de Octubre a las 8 de la tarde

Evangelio de este Domingo



Lectura del Santo Evangelio según san Lucas (16,19-31)

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas.” Pero Abrahán le contestó: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros.” El rico insistió: “Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento.” Abrahán le dice: “Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen.” El rico contestó: “No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán.” Abrahán le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.”»

domingo, 18 de septiembre de 2016

Repasando el Catecismo (XXIII)

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El sacrificio sacramental: acción de gracias, memorial, presencia

1356 Si los cristianos celebramos la Eucaristía desde los orígenes, y con una forma tal que, en su substancia, no ha cambiado a través de la gran diversidad de épocas y de liturgias, es porque nos sabemos sujetos al mandato del Señor, dado la víspera de su pasión: "Haced esto en memoria mía" (1 Co 11,24-25).

1357 Cumplimos este mandato del Señor celebrando el memorial de su sacrificio. Al hacerlo, ofrecemos al Padre lo que Él mismo nos ha dado: los dones de su Creación, el pan y el vino, convertidos por el poder del Espíritu Santo y las palabras de Cristo, en el Cuerpo y la Sangre del mismo Cristo: así Cristo se hace real y misteriosamente presente.

1358 Por tanto, debemos considerar la Eucaristía:

— como acción de gracias y alabanza al Padre,
— como memorial del sacrificio de Cristo y de su Cuerpo,
— como presencia de Cristo por el poder de su Palabra y de su Espíritu.

Septiembre, mes de la Cruz


Apostolado de la Oración


Corruptos y puritanos. Por Juan Manuel de Prada

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En estos días en que la corrupción salpica a capitostes sociatas y peperos que llegaron a ocupar puestos de gobierno, recupera toda su vigencia aquella pregunta que San Agustín se hacía en La ciudad de Dios: “Si de los gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten, sino en bandas de ladrones?”. El puritanismo propio de nuestra época se rasga las vestiduras y pone el grito en el cielo, para excitar la demogresca y avivar el resentimiento social contra esos políticos que saquean nuestros bienes materiales. Pero la corrupción de nuestros gobernantes es la consecuencia natural de una política que ha abjurado de su misión primordial, que no es otra sino la protección de los bienes morales, la defensa de la verdad y el bien, la exaltación de las virtudes; pues esto es lo justo, según nos enseñaba San Agustín. Cuando los gobernantes se dedican a exaltar el mal, a propagar el error, a saquear los bienes morales que constituyen la principal riqueza de un pueblo, es natural que acaben organizándose como bandas de ladrones, mientras el pueblo chapotea en la sentina de los vicios.

En un mundo donde la muerte del inocente, la opresión del pobre, la perversión del orden natural y la defraudación del jornal del trabajador (lo que antaño se llamaban pecados que claman al cielo) campean por sus fueros, protegidas y fomentadas por leyes inicuas, resulta natural que nuestros gobernantes se dediquen a la rapiña. Pues es inevitable que, allá donde los bienes morales son sistemáticamente pisoteados y escarnecidos, afloren las ambiciones impacientes y la avidez de riquezas. Y seguirán aflorando de formas cada vez más aberrantes y sistémicas, mientras no tengamos gobernantes que restablezcan los bienes morales. Cuando alguien se rasga las vestiduras por tal o cual corruptela de nuestros gobernantes sin clamar por el restablecimiento de los bienes morales, podemos estar seguros de que nos hallamos ante un puritano hipócrita.

El puritanismo es el vicio disfrazado con las plumas de pavo real de la virtud. El puritanismo es la hipocresía repugnante del pelagiano, que piensa que por sus propios medios puede ser perfecto e irreprochable, negando la debilidad de la naturaleza humana. Mucho más asco que el político que sucumbe a la corrupción nos despierta el puritano que lo señala y condena, mientras aplaude y fomenta las condiciones ambientales que propician la corrupción, mientras pisotea y escarnece los bienes morales que actúan de freno contra la corrupción, mientras aprueba leyes y favorece costumbres que claman al cielo. Por eso, peores aún que los corruptos pillados con las manos en la masa son esos politiquillos de nuevo cuño que, a la vez que potencian y exaltan eufóricos la destrucción de nuestros bienes morales, posan ante la galería como látigos de la corrupción, como si su naturaleza no estuviese herida por el pecado original, como si su puritanismo los protegiera contra las debilidades de los demás hombres. Estos son aún más repugnantes que aquel fariseo de la parábola evangélica, que rezaba: “Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres: ladrones, injustos, adúlteros”. Pues estos, que son injustos y adúlteros hasta las cachas (y se enorgullecen de ello, y pretenden que el pueblo reducido a piara también lo sea), pretenden grotescamente convencernos de que no son ladrones, ni lo serán nunca.

Cuando se encaramen a la cucaña del poder, dejarán a estos corruptos convertidos en aficionados de la sisa. Porque sólo puede combatir la corrupción el gobernante que, conociendo la débil naturaleza humana, se impone como misión primordial de su acción política el restablecimiento de los bienes morales.

Publicado en ABC el 17 de septiembre de 2016.

Presentación de la III Semana de Cine Espiritual

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Este viernes, 16 de septiembre, tendrá lugar la presentación de la III Semana de Cine Espiritual de la diócesis. La Semana en sí tendrá lugar a lo largo del mes de noviembre, desde los días 14 al 16, pero se ha querido que la presentación de este ciclo de cine que ya empieza a asentarse en nuestra diócesis coincida con la Semana diocesana de Formación (SDF16). De hecho, todos los participantes de la SDF16 han recibido personalmente una invitación para acudir gratuitamente al pase de la comedia italiana “Si Dios quiere”, que se proyectará en los Cines Yelmo-Los Prados de Oviedo mañana viernes, a las cinco de la tarde, y que contará con una breve intervención previa del Vicario General de la diócesis, Jorge Juan Fernández Sangrador.
Todas aquellas personas que deseen acudir al pase de esta película, pueden recoger esta tarde invitaciones en el Seminario.

sábado, 10 de septiembre de 2016

Libres y responsables. Por Monseñor Francisco Pérez

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El Catecismo de la Iglesia Católica habla de la libertad moral que Dios ha dado al hombre para elegir. «A la libertad nos ha llamado Dios» (Gal 5,13) y «la verdad os hará libres» (Jn 8.15) son las expresiones evangélicas que iluminan esta reflexión. Ya las páginas del Antiguo Testamento recuerdan cómo Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, por lo tanto capaz de usar la libertad que Él mismo respeta. «Quiso Dios dejar al hombre en manos de su propia decisión» (Si 15,14); «de modo que busque a su Creador sin coacciones y, adhiriéndose a Él llegue libremente a la plena y feliz perfección» (GS 17). Dios no fuerza la naturaleza humana. Dice San Agustín: «El que te creó sin ti no te salvará sin ti».

La libertad es una de las cualidades más deseadas por todo el mundo porque está en lo más profundo de la naturaleza humana. Es un poder que, siguiendo la razón y la voluntad, le hace posible elegir qué acciones quiere realizar y cómo. No hablamos de la libertad en relación con la esclavitud, ni con la función social que cumple para conseguirla en la historia de los pueblos. Los cristianos viviendo en plenitud nuestra condición de personas libres queremos que todos lo sean. Aquí hablamos de libertad moral personal para hacer el bien o el mal.

La libertad es un don, una gracia, un gran privilegio de Dios y también una tarea para no perderla y usarla bien. Así lo expresa el Concilio Vaticano II cuando habla de la dignidad de la conciencia moral y la grandeza de la libertad. «Posee un valor que nuestros contemporáneos ensalzan con entusiasmo» (GS 17). Cervantes dice que «es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los dioses». La libertad es una disposición moral de la persona. Implica poder elegir entre el bien y el mal.

La verdadera libertad es responsable, es decir, quien la ejerce tiene en cuenta las consecuencias de sus acciones. No es libertad elegir el mal. El mal uso de la libertad «conduce a la esclavitud del pecado» (cf Rm 6, 17). Desde los orígenes de la humanidad la libertad está herida por el pecado. Por eso es necesario un esfuerzo constante para usarla bien haciendo un discernimiento responsable. Cada uno debe responder de sus actos y rogando a Dios le ayude con su gracia.

El Señor pide responsabilidades a Adán después del pecado en el paraíso: «¿Qué has hecho?» (Gn 3,13). También a Caín le pregunta: «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4, 10). Así mismo los profetas recriminan a los reyes sus malas acciones. Algunas veces se fomenta una libertad depravada, que nace de una conciencia deformada, laxa o errónea. La historia certifica cuántas desgracias y males han venido a cada persona, a grupos sociales y a la humanidad entera nacidas del mal uso de la libertad, nacido de corazones depravados.El Infierno es fruto del pecado y a Dios nunca hemos de echarle la culpa; es el ser humano quien se hace responsable de sus actos que pueden ser buenos o malos. Al final cada uno dará cuentas de su vida como muy bien nos dice la Biblia.

La gracia de Dios nos ayudará a vivir nuestra libertad con responsabilidad. Nunca la destruye, sino todo lo contrario. Ayuda a atemperar las pasiones. El cristiano antes de elegir ora al Espíritu Santo, que es el Consejero de nuestras almas, para tener acierto. «Donde está Él, está la libertad» (2 Co 3,17). Los cristianos hemos de ser las personas más libres según dice San Pablo: «Nos gloriamos de la libertad de los hijos de Dios» (Rm 8,21). Hoy se confunde libertinaje con libertad y esto es fruto del relativismo que ciega la auténtica conciencia y desvía del camino que lleva a la eterna realización que es el Cielo.