viernes, 31 de diciembre de 2021

“Si no caminamos juntos, la tarea de evangelizar será estéril” (Marcelino Garay Burgos)

Hace tan sólo unos días tenía lugar el primer encuentro de la Comisión que va a encargarse de coordinar los trabajos del Sínodo en esta primera fase diocesana. ¿Por quién está compuesta?

Esta comisión es un signo más de que el camino que vamos a empezar no es cosa de una persona o de varias, sino que es de toda la Iglesia. Y estará representada en esta comisión, que ya fue la que funcionó cuando hubo que coordinar los trabajos del Congreso de Laicos “Pueblo de Dios en salida”, en febrero de 2020. Está formada por laicos preferentemente, concretamente cuatro laicos, y yo.

Comunión, participación y misión son las tres claves de este Sínodo que convoca el Papa para la Iglesia Universal. ¿Cómo profundizar sobre ello?

En primer lugar, desde la comisión, vamos a presentar una reflexión de lo que pretende el Sínodo, que es el caminar juntos. Después vamos a convocar el Consejo Pastoral, que es el órgano representativo de todas las vocaciones y de todos los territorios de la diócesis, con unas preguntas en torno a las cuales se quiere que el Pueblo de Dios se manifieste. La pregunta fundamental es: ¿De qué manera estamos caminando juntos, en la diócesis, en los arciprestazgos, en las parroquias? Junto con ella, hay 10 cuestiones más sobre el caminar con el mundo, no sólo dentro de la Iglesia sino en la sociedad que nos rodea, o sobre las actitudes de escucha y de hablar con libertad.

Es decir, hay una serie de cuestiones que se van a plantear a grupos que se puedan formar, o que estén formados ya, porque a lo mejor basta con que se piense en los Consejos Pastorales de las parroquias, que son grupos ya hechos.

Junto con eso, una pretensión que tiene también el Sínodo es el acercarse a los más alejados, que pueden ser son los padres que vienen pidiendo los sacramentos para sus hijos, los jóvenes o las mujeres que muchas veces están ausentes de los centros de reflexión, de discernimiento, de decisión. Y a los pobres también, puesto que no solo tienen que ser los beneficiarios de nuestras ayudas, sino que también hay que escucharles y saber cómo se sienten acompañados o qué opinión tienen ante una serie de temas.

Un gran reto por delante

El reto es grande y es la novedad propia de este Sínodo, que no es el primero, sino el XVI, de los generales ordinarios –después hubo otros extraordinarios y continentales–. Pero en este el Papa quiere que se haga una amplia consulta en las diócesis, como digo, en todos los estamentos. Para ver si es verdad que caminamos juntos. Porque esta consulta se fundamenta en una convicción: si no caminamos juntos, la tarea de la evangelización, de comunicar a Jesucristo, será estéril. Por eso se plantea también escuchar a las personas y los hermanos de otras confesiones cristianas. Es una consulta muy amplia, ambiciosa y por tanto con riesgos, porque a veces puede tropezar con inercias de personas, comunidades o pastores que no tengan muchas ganas de meterse “en estos fregados”.

Sin embargo, nos puede servir para revisarnos y renovar la vida de las parroquias, de las comunidades y movimientos apostólicos, porque todos estamos llamados a eso.

Este domingo tendrá lugar, en la Catedral de Oviedo, la eucaristía de inicio de la fase diocesana del Sínodo. ¿Quién acudirá?

Están invitados todos a participar, pero especialmente los miembros del Consejo Pastoral diocesano, del Consejo del Presbiterio y también los arciprestes, claro está, que son los animadores de la vida comunitaria de sus propios arciprestazgos, además, por supuesto, de todo el Pueblo de Dios.

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