Acaba de salir un nuevo libro de fray Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo. En esta ocasión habla de Francisco de Asís, el santo de la fraternidad universal, al sentirse y vivirse como un hijo de Dios en comunión con todo lo creado. Son 408 páginas muy densas, hablando del Poverello de Asís con pasión de hijo, con sabiduría del teólogo, con amor de estudioso que intenta vivir lo que ha investigado, orado y aprendido en diálogo con la cultura contemporánea, con otros maestros y testigos del quehacer teológico.
En diez capítulos presenta lo que Francisco y el franciscanismo representan en la historia de la espiritualidad cristiana y en la vivencia del Misterio de Dios encarnado en un joven que iba para comerciante en telas y se quedó en “constructor de la Iglesia”. Había escuchado una voz que le tocó el corazón: “Francisco, repara mi Iglesia que va a la ruina”. Primero, la entendió en sentido material y se puso manos a la obra con la iglesita de san Damiano. Después, fue entendiendo la reforma que el Señor le iba proponiendo: amor a la pobreza, obediencia al santo Padre y a los obispos, vida de humildad y servicio, comunidades fraternas, anuncio de la Palabra que da vida.
Fray Jesús hace una síntesis de lo que significa nuestro santo: “Francisco de Asís nos recuerda lo Absoluto de Dios, el Evangelio como gracia y utopía, la Paternidad de Dios que nos devuelve la dignidad filial y nos hermana a todo lo que de sus manos creadoras ha salido y es sostenido, permitiéndonos una mirada y una convivencia llenas de ternura, emoción y de bondad, sin apropiarnos de nada ni de nadie, desde el gozo de sabernos pequeños e incompletos, pero completados y complementados por tantos dones de Dios que Él ha concedido para construir su Iglesia” (p. 153).
Difícilmente se puede expresar mejor lo que Francisco de Asís y su movimiento franciscano han representado para la Iglesia “semper reformanda”. Ahora, solo te queda, amable lector, ponerte a leerlo y disfrutar de su lectura. Sentirás deseos de ser mejor. No te arrepentirás.
José Antonio González Montoto, Delegado Episcopal del clero
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