De los diez -o incluso podríamos reducir a los tres- sacerdotes más longevos que siguen en activo en la archidiócesis de Oviedo, dos de ellos fueron párrocos en Viella. El primero Don José Manuel Alonso García, que a sus 93 años atiende cuatro parroquias en la zona rural de Gijón: Vega y Huerces, en las que lleva ya más de medio siglo, y Baldornón y Fano, que se le añadieron hace casi dos décadas. Más cerca tenemos a Don José Luis Fernández Polvorosa, que a sus esplendorosos 91 años atiende las parroquias vecinas de la Fresneda, Bobes y San Miguel de la Barreda; en la que más, tres décadas; en la que menos, diez años. Además de la “intermedia” creada por él, como primer y único párroco al segregarse el territorio de la Fresneda de la parroquia de Viella, por decreto episcopal del entonces Arzobispo de Oviedo, Gabino Díaz Merchán.
Decía un curial del Arzobispado que el secreto de la fortaleza de estos dos curas aludidos y que hoy junto con el párroco de Ujo (Mieres) están entre los de mayor edad al servicio de la Iglesia en Asturias era el haber pasado por Viella, y es que hay destinos que curten hasta el punto de hacer a las personas aún más duras y fuertes. Damos gracias a Dios por la vida de estos pastores, al tiempo que pedimos para ellos salud, y que así puedan seguir trabajando ante la escasez vocacional que padecemos.
Uno de ellos, Don José Manuel, tiene una frase muy recurrente cuando le llegan críticas o quejas de feligreses que le dicen que sería mejor hacer esto así o de la otra manera; el buen cura encogido de hombros siempre responde: ''yo tengo que hacer el cestu con los mimbres que tengo''… No podemos vivir negando la realidad que nos rodea nos guste o no; esta se impone cada día. Nadie niega que algunos sueños se puedan cumplir, pero para lograrlos una comunidad ha de trabajar conjuntamente. Los antepasados de Viella sabían muchos de cestos y paxos, mimbres y macones; paneres y gabies, pexeles y goxes... En definitiva, esa cultura milenaria de “los cesteros” esconde el secreto de lograr la unidad desde la diversidad. Siendo único el cesto, se compone de numerosos mimbres tan singulares como diferentes. A eso estamos llamados todos como pueblo y Parroquia, y la Fiesta ha de ser un buen momento para superar obstáculos y diferencias valorando desde lo particular el todo, pero para lograr esto hay que superar lo que decía Santo Domingo de Guzmán a sus frailes: “No hay enemigo tan cruel como el que llevamos dentro”… Si somos capaces de superar la dificultad del primer paso, el resto irá rodado.
Agradezco a la Asociación de festejos ‘’Los Paxarros’’ su consideración conmigo, y cómo preparan con esmero estos gozosos días de fiesta en honor de nuestra Patrona. Que Ella, la Madre de Dios de La Nozana assumpta al cielo interceda por nuestro pueblo de Viella para que desde la diversidad crezca en la unidad de todos sus miembros, pues aunque -gracias a Dios- no seamos iguales, juntos podemos hacer “el cestu”.
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