sábado, 28 de octubre de 2017

"La santidad está en las pequeñas cosas de cada día"


Entrevista a Manuel Robles Freire, Delegado episcopal para las Causas de los Santos

El sacerdote Manuel Robles Freire (Pola de Gordón, 1950) estudió en el Seminario de León, y pronto llegó a la diócesis ovetense. Actualmente es párroco de Tazones y otras doce parroquias más, y el pasado mes de septiembre el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, le nombró Delegado episcopal para las Causas de los Santos. Ante la cercanía del día 1 de noviembre, solemnidad de Todos los Santos, hablamos con él sobre el significado de esta festividad, cada vez más eclipsada por tradiciones importadas como Halloween.

¿Qué celebra la Iglesia en esta festividad de Todos los Santos?

Tradicionalmente ese día se celebran, no solamente los santos canonizados que están en el calendario, sino aquellos hombres, mujeres, niños o ancianos que han sido santos y no están en el calendario litúrgico, pero que con su ejemplo se habían identificado en vida con Jesucristo. Todos los santos, los que están en el calendario y los que no, son los que cogen el Evangelio por donde más quema, porque se identifican con Jesucristo, muchas veces con su pasión y su muerte, como son los mártires, y porque saben amar al prójimo con todas las consecuencias.

¿Qué función tiene un delegado para las Causas Santos en una diócesis?

Ayudar al obispo en el desarrollo de las causas que pertenecen a la diócesis. Comienzan en el momento en que hay una persona que ha muerto con fama de santidad, y están involucrados siempre un equipo compuesto por un promotor, un canonista, un teólogo, un historiador, etc. El delegado forma parte de ese equipo. Entre todos se intenta analizar la vida de esta persona, sus escritos, los testimonios que quedan de él. 

Actualmente hay un santo asturiano, San Melchor de Quirós, y 34 beatos. 
¿Qué otros procesos están en curso?

Está el caso de Práxedes Fernández, una mujer laica, madre de familia y natural de Mieres, que fue proclamada Venerable por el Papa hace un año, es decir, en Roma se reconocieron sus virtudes heroicas. Es un proceso que llevan los dominicos concretamente, no la diócesis, pero estamos muy en contacto. Hace falta un milagro para que sea proclamada beata. En el caso de los mártires de Nembra, son beatos ya, y es cuestión de que, con el tiempo si aparece un milagro, pueda tener lugar la canonización. Por otro lado, está Isaac García, que fue un hombre laico, casado, de Acción Católica, que ya en vida tenía fama de santidad. Estuvo vinculado a la parroquia de La Corte, en Oviedo, era muy conocido por su trabajo, su vida de familia, el trato con los amigos, un hombre muy querido en Oviedo.
Y finalmente, está la causa de los seminaristas, que son siete jóvenes asesinados entre 1934 y 1936, y el proceso está en Roma. Podríamos decir que si sale adelante será la siguiente beatificación de la diócesis. Estamos trabajando en ello. 

Es importante la labor de difusión de la vida de estas personas que pueden llegar a los altares.

Sí, es importante que se conozca la vida y las virtudes de todas aquellas personas que mueren con fama de santidad. A veces la gente piensa que las personas son santas porque han hecho un milagro, y no es eso lo más importante: son santos por cómo han vivido las virtudes teologales, cardinales y humanas. Eso es lo que hace a una persona santa, el hábito continuo de hacer el bien, y vivir heroicamente las virtudes todos los días. 

¿Cómo debemos vivir este día de Todos los Santos?

El Día de Todos los Santos es una llamada a la santidad. Si uno lee los Hechos de los Apóstoles, se encontrará cómo a los primeros cristianos se les llamaba “santos”. En la Carta a los Romanos, San Pablo se dirige a los fieles de Roma llamándolos “santos”, y lo mismo en la Carta a los Corintios: aspirar a la santidad era lo normal. El Concilio Vaticano II recordó a todos los cristianos, en la Lumen gentium, que tenían que aspirar a la santidad. Ésta es una tarea para todos y no consiste en hacer cosas grandes, difíciles o extraordinarias, sino en hacer bien, con amor, las cosas pequeñas de cada día.

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