martes, 13 de agosto de 2024

Una década en territorio paxárro. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

El pasado 22 de Septiembre de 2023 se cumplían diez años de mi llegada a la Parroquia de Santa María de Viella, en concreto desde la toma de posesión o inicio del ministerio sacerdotal, pues mi nombramiento se hizo público oficialmente el martes día 02 de Julio y me fue entregado en el Arzobispado de Oviedo el miércoles día 04 de Septiembre. Cuando en los meses de mayo y junio de aquel año 2013 el entonces Sr. Vicario de Oviedo empezó a informarme de la situación de la Parroquia, problemas y dificultades que podía encontrarme ante el cambio del párroco anterior, acepté desde el primer momento la encomienda sin pararme a pensar si sería difícil o no tanto la tarea; si me iba a ir mejor o peor, pues durante toda mi vida ministerial jamás he pedido nada ni tampoco renunciado a nada. Nunca solicité un destino o que me liberaran de otro; siempre tuve claro desde el día de mi ordenación en que pronuncié el sí definitivo al Señor que ese sí había que sostenerlo y renovarlo en el tiempo sirviendo a la Iglesia allá donde ésta por medio del Obispo me lo pidiera. 

Antes de llegar a Viella, recibí varias instrucciones e indicaciones; las escuché todas, pero sólo me quedé con las que mis superiores me dieron sobre lo que esperaban de mí aquí. Quizá si hubiera sido más indiferente y aplicado criterios propios de “supervivencia” habría vivido al principio más en paz y con menos problemas y críticas de algunos más vecinos que feligreses (no es lo mismo, ni tampoco da derecho a lo mismo) y tal vez incluso hubiera tenido por “amigos” a los que tiraban la piedra y escondían la mano, pero habría supuesto una infidelidad a mi misión que era muy clara y definida, y a lo que esperaban de mi desde el Arzobispado. Estoy seguro que el día de mañana si otro sacerdote tuviera que atender esta comunidad podrá entrar con la paz y tranquilidad que yo no tuve al principio, y con todo en su sitio más o menos y cada cual en su lugar, pues jamás me he dejado intimidar por soberbios y satisfechos (que los había) ni tampoco he sido insensible de ante arrepentimientos y situaciones dialogadas: es el privilegio que tenemos los pobres que en conciencia le decimos sí al Señor, y al señor obispo que en su nombre nos habla. No hay postor ni cacique que pueda poner precio a la voluntad y libertad de los hijos de Dios. Ya el pasado 15 de Agosto daba gracias al Señor porque se acercaba la fecha de mis diez años entre vosotros. Este verano viviré mi décima Asunción como párroco de Viella para volver a cumplir un año más en septiembre haciendo ya un total de once al servicio de esta Parroquia. 

Doy gracias al Señor por este tiempo donde no me ha faltado el trabajo, los problemas y al tiempo la ilusión como en toda familia y en toda institución. Desde que asumí esta responsabilidad, la parroquia de Viella siempre ha estado y continúa estando en mi cabeza, corazón y oración. He tratado y trato de hacerlo lo mejor he sabido y sé, y siempre he buscado y pretendido el bien para esta Comunidad. Cuando llevaba apenas tres años en esta feligresía tuvimos la visita pastoral del Sr. Arzobispo el 15 de Octubre de 2016; en la sacristía uno de los sacerdotes me preguntó que cada cuánto tenía misa en Viella, yo respondí con sinceridad: ''todos los sábados y domingos''. Me dijeron que era una muy buena atención y que en muy pocas parroquias de esta entidad tenían tal asistencia. Yo respondí: ''son pocos; es verdad, pero no quiero que los feligreses que se mantienen fieles al Señor paguen las consecuencias de los que sólo son vecinos''. Durante una década me he mantenido en el propósito de no cambiar los horarios de culto a pesar de que en la mayoría de las ocasiones no somos ni una veintena los que nos reunimos en torno al altar los sábados y domingos, y salvando funerarles, Ramos y Difuntos, muchos ni están ni se les espera. En estos años hemos dicho adiós a muchas personas cuyo hueco vacío en su banco se hace notar y ha hecho nuestra comunidad terrenal más pequeña, aunque a buen seguro, agrandándose la del cielo. Hemos de reconocer que las vacas flacas han llegado y no tienen pinta de volver a engordar en mucho tiempo, por eso desde el Arzobispado se nos reclama e impone la aplicación de las "Unidades Pastorales" para unir fuerzas en estos momentos en que vivimos escasez de sacerdotes y fieles. 

No dejemos de reconocer, arrimar el hombro y animar a la Comisión de fiestas ''Los Paxarros''; hay muchas fiestas que ya han desaparecido y más que pueden desaparecer, pues todo el mundo quiere disfrutar pero pocos trabajar, y tampoco son pocos los que se dedican a buscar defectos mientras sueltan la lengua a pacer si pegar nunca un palo al agua. Una buena forma de hacer pueblo es tendiendo puentes los unos con otros desde nuestras propias virtudes y defectos; ejemplo para todos es esta juventud que saca adelante las fiestas de Viella. Benedicto XVI afirmó: ''La fiesta de la Asunción es un día de alegría. Dios ha vencido. El amor ha vencido. Ha vencido la vida. Se ha puesto de manifiesto que el amor es más fuerte que la muerte, que Dios tiene la verdadera fuerza, y su fuerza es bondad y amor''. En pocas palabras lo resumió todo... Os animo a vivir estas fiestas de La Asunción como punto de encuentro que reúna a las familias dispersas, a los nuevos amigos siempre pendientes de encontrar, y a los antiguos para volver a reencontrarse con ellos. Animar a los feligreses y vecinos -¡ahora sí!- que desde cada rincón de la Parroquia tienen en el entorno de la iglesia y en la Iglesia la meta de su peregrinación, para compartir la alegría de estar juntos y celebrar a la Patrona de nuestro pueblo y de nuestra comunidad parroquial con todo el ánimo de estar aquí un año más... Que María no sea una excusa para hacer fiesta, sino hagamos la fiesta de fe y con María. 

A todos los Paxarros, Paxarras y paxarrinos:

¡Feliz Fiesta de la Asunción 2024!

Joaquín, párroco

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