viernes, 16 de agosto de 2024

Esta tarde

 

Reflexión de nuestro Párroco en el día de la Asunción

 

Queridos fieles:

Los creyentes católicos hoy estamos de fiesta, pues en este día mirando a la Madre del Señor queremos vislumbrar lo que anhelamos en lo más profundo de nuestro ser y nos hace vivir con esperanza, como es gozar un día de la gloria de los bienaventurados en ese reino sin fin que nos ha prometido el Señor. Por eso, para celebrar la Asunción de verdad, hemos de acudir al sacramento de la reconciliación; a veces puede parecer que los sacerdotes somos muy pesados con el tema y que nos pasamos la vida riñendo, exigiendo e insistiendo en lo mismo, y es verdad, pero lo hacemos no sólo por ser nuestra obligación pastoral en cura de almas, sino porque os queremos y deseamos que cumpliendo el plan de Dios para cada uno, podamos en verdad llegar a Él. 

Mirad, en Nápoles hay un cementerio muy curioso donde las tumbas son apadrinadas por personas que se comprometen a rezar por el alma de aquel difunto desconocido. Se llama el Cimitero delle Fontanelle -el cementerio de las pilas-. La cultura religiosa napolitana tiene una idiosincrasia propia con una profunda proyección teológica en la sabiduría popular; allí cuentan que los difuntos que se apadrinan se te presentan en sueños, hasta el punto que hay calaveras que tienen nombre o mote, pues sus padrinos dicen coincidir en como eran en sueños. Me contaba un lugareño que una calavera trasmitía el mismo mensaje a todos: ¡quiero salir del purgatorio!. Parece que había sido una persona que nunca fue a misa, y como a sus hijos no los educó en la fe, desde que murió nadie había aplicado una misa por su alma, y tal había sido su vida de alejada de Dios que necesitaría casi el mismo número de intenciones después de muerta que las que se había perdido en vida. Esto nos puede parecer una historia piadosa o "ad terrororum paisanorum", pero tiene un importante trasfondo escatológico que nos remite a lo que los cristianos siempre hemos creído: que estamos llamados al cielo, y todo lo que nos lleve en dirección contraria nos hunde y hace daño, y frustra nuestro mayor anhelo en plan de salvación que Dios tiene para cada uno.

La Asunción, modelo y defensora de los cristianos:

Creer en Dios no nos hace inmunes al dolor y al sufrimiento, pero nos ayuda a darle sentido y verlo con otros ojos, hasta el punto de sacarle rédito y partido espiritual. A Nuestra Señora de la Asunción se la llama ''modelo y defensora de los cristianos''. Ella es el modelo perfecto de vida cristiana, de mujer nueva en de caridad, en fe y vocación... Nunca nos cansemos no sólo de mirarla, sino especialmente de tratar de imitarla en todo. María ''guardaba todas las cosas en su corazón'': sabía discernir, no actuaba sin más, sino que lo que tenía en la mente lo pasaba por el corazón y la oración. María se autodenomina ''esclava''; se humilla, no se cree por encima de nada ni de nadie, a pesar de que el mismo Creador la ha elegido para llevar adelante su plan de redención. María dice sí: ''hágase en mí según tu palabra''; obedece, se somete a los planes de Dios y pone las riendas de su vida en manos de la Providencia. María es madre de Buen Consejo que nos dice: ''haced lo que Él os diga''. No tenemos mejor modelo que Ella. Y acudimos a su protección para que nos defienda de los enemigos del alma y del cuerpo, pues es "Asumpta"; es decir, ''enaltecida por Dios como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores''. Por ello la llamamos reina de cielos y tierra, o señora de todo lo creado. Así la celebraremos dentro de ocho días concluida esta Octava de la Asunción, el próximo 22 de Agosto, día de Santa María Reina. 

La Asunción, consuelo en nuestro peregrinar


Los santos gozan ya de la visión de Dios, aunque tan sólo en alma, mientras que María participa no sólo en alma, sino ‘’en cuerpo y alma’’. Los cuerpos de los santos aún están entre nosotros, y los veneramos como reliquias; esperan la resurrección de la carne al final de los tiempos y, sin embargo, no hay tumba ni cadáver de Nuestra Señora dado que ‘’terminado el curso de su vida en la tierra’’ -como dicen las palabras exactas de la definición dogmática- participa en plenitud de la vida del cielo. Esta es una verdad que llamamos "misterio", por tratarse de una realidad que nos supera, pero que la comprendemos fácilmente desde la clave del amor, y es que era tal la unión entre Jesús y María, entre el Hijo y la Madre, que Dios la asoció a su resurrección para tenerla cuanto antes a su lado. Esto lo describe de forma muy clara la liturgia de hoy en su prefacio: ''Con razón no quisiste, Señor, que conociera la corrupción del sepulcro la mujer que por obra del Espíritu, concibió en su seno al autor de la vida''. Hay aspectos que en esta vida no seremos capaces de conocer ni entender: ¿María se durmió al concluir su vida mortal y directamente fue al cielo, o primero pasó por la muerte? ¿Podría morir María siendo Inmaculada desde su concepción como si fuera un tributo al pecado?... Algunos teólogos y mariólogos sí defienden que María murió como su Hijo por asemejarse más a Él, ya que a Ella la consideramos la perfecta discípula; sin embargo, la Iglesia siempre ha sido muy cuidadosa en estos aspectos. Por ejemplo, los católicos orientales celebran "la Dormición de María", pues quieren contemplar en el sueño el transito hacia lo eterno. Todo muerto parece dormido, toda persona cuando fallece cierra los ojos, pero los cristianos católicos vemos en ese gesto un transporte amoroso. Los ateos dicen de un ser querido difunto: ¡parece que duerme! y nosotros decimos: ¡descanse en paz! le deseamos un buen reposo, pues esperamos que duerma el sueño de los justos. Los paganos tenían necrópolis: ciudades de los muertos; nosotros tenemos cementerios: lugares de descanso y dormición.  

Decimos que Ella es nuestro consuelo, pues al contemplarla asumpta a los cielos, triunfante y alejada de toda atadura mundana, hemos de sentirnos esperanzados al tomar conciencia de que el sepulcro no tiene la última palabra; no lo tuvo para Jesús que pasó por él, ni lo tuvo para María que ni siquiera pasó por éste. Tal misterio debe darnos a los católicos la respuesta a nuestras aflicciones, dado que en María asumpta en cuerpo y alma al cielo vemos con nitidez lo que nos enseña el Concilio Vaticano II: «brilla ante el Pueblo de Dios en marcha, como señal de esperanza cierta y de consuelo» (LG 68).

La Asunción, una celebración con mirada de futuro

Podríamos decir que el día de la Asunción es un día muy grande del año litúrgico, y no sólo en Viella, sino para todos los católicos del mundo. Es uno de los días más importantes en el calendario. Es una de las fiestas marianas más importantes, sí; pero esta solemnidad tiene algo muy específico dado que es una revisión de vida que el Señor por medio de su Madre nos invita hoy a hacer: ¿Cómo veo yo mi mañana? ¿Cómo se presenta mi futuro personal?... Y es que la Asunción de María es una jornada muy alegre para celebrar la esperanza de la obra más grande que Dios quiere hacer en nosotros y que es nuestra propia salvación. Si esta fuera mi última fiesta: ¿dónde estará mi alma el año que viene? ¿podré por mis actos ir directamente al cielo, o me tocará quedarme en el purgatorio clamando misericordia hasta que  ponga con Dios y mis semejantes al día las cuentas pendientes que no dejé arregladas?... El que esté seguro de que va por buen camino, enhorabuena y a seguir mejorando; los que necesitamos mejorar, no nos durmamos en en los laureles, pues nuestro tiempo en este mundo tiene fecha de caducidad y nos jugamos algo tan serio como la salvación. Seguro que los más mayores recuerdan u oirían alguna vez aquellas canciones que invitaban a tener deseos de eternidad: ''Un día al cielo iré, al cielo patria mía, y allí veré a María o sí yo la veré...'' u otra más antigua que decía: ''Quisiera, madre mía, subir al cielo y decirte al oído cuánto te quiero''. En Viella nos tenemos que poner las pilas en lo que respecta a preparar nuestro camino al cielo; allí vamos a tener enchufe, que para algo es nuestra Patrona y Reina y Señora del lugar; ahora bien, el camino de aquí a allá depende de cada uno de nosotros. 

Me gustaría concluir teniendo un recuerdo especial para Tierra Santa: el Custodio de Tierra Santa, Fray Francesco Patton dirigió en estos días pasados una carta a los frailes franciscanos pidiendo que este 15 de Agosto se rezara de forma especial por la paz en Oriente Medio y en todo el mundo. Al final de esta celebración rezaremos la oración compuesta para este día por la Orden Franciscana. El Padre Francesco termina con un deseo que también hacemos nuestro: Que la Virgen María obtenga hoy lo que ya cantó en el "Magnificat, y lo que su divino Hijo proclamó en las Bienaventuranzas: “que los soberbios sean esparcidos en el pensamiento de sus corazones; los poderosos sean derribados de sus tronos, y los humildes finalmente exaltados; que los hambrientos sean colmados de bienes, los pacíficos sean reconocidos como hijos de Dios y los mansos reciban la tierra como regalo”. ¡Que así sea! 

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Gracias a la Comisión de fiestas Los Paxarros, a la incombustible Carmina, siempre pendiente de la sacristía y limpieza de la iglesia, junto a las personas que han ayudado en la tarea, y a los que lo hicieron en alrededores; al organista, los paxarrinos pequeños y no tan pequeños que vienen vestidos con el traje regional, al campanero que repicó, y en especial los que mantienen viva la Parroquia cada fin de semana. 

Mañana -Dios mediante- tendremos la eucaristía por todos los fieles difuntos de la parroquia; hoy en mi oración han estado de manera especial Don José Manuel Alonso García, cura de Viella de 1958 a 1961, y a "Mari" la catequista que durante tantos años prestó ese servicio a la Parroquia. 

Os invito a preparar con mucha ilusión las fiestas de la Asunción 2025. El próximo año se celebrarán 75 años del dogma de la Asunción, por eso si llegamos allá, quisiera que pasara a la historia como una efeméride sentida e intensamente vivida en nuestra comunidad parroquial con actos litúrgicos, culturales, musicales, espirituales y materiales, a ser posible.

¡Que tengáis un feliz día en familia! 

miércoles, 14 de agosto de 2024

El cielo se maravilla


El cielo se maravilla,
Virgen, viendo como a vos
junto a sí os ha dado Dios
la más eminente silla.

Sobre los altos confines
del más levantado cielo
subisteis, Virgen, del suelo
en hombros de serafines.

Y mucho se maravilla
el cielo de ver que a vos
junto a sí os ha dado Dios
la más eminente silla.

¡Oh Dios, quién supiera ahora
significar la alegría
que todo el cielo tendría
con su nueva emperadora!

Ángeles podrán decilla,
Virgen, y lo que con vos
hizo vuestro hijo y Dios
cuando os dio tan alta silla. Amén.

La Asunción de María. Por Luis Mª Mendizábal SJ

El Señor preparó a los discípulos dándoles los últimos consejos antes de subir al cielo, y de confiarlos al Espíritu Santo que vendría sobre ellos y continuaría así guiándolos en su tarea apostólica, hasta que también a ellos les llegara el momento de seguirle en la gloria. María es la primera criatura que, imitando a Jesús y participando de su obra y de su corazón, entra en el cielo en cuerpo y alma. Todos estamos destinados a esa resurrección y glorificación, pero María ya lo ha hecho ya.

“Asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste”

¿Qué significó para la Virgen la Asunción, que es su participación única y privilegiada en el misterio de la ascensión de Jesús?. Según la definición dogmática del Papa Pío XII la Asunción significa, en primer lugar, que “fue librada de la corrupción del sepulcro”. Lo indica como contenido de la Revelación. Pero eso es sólo como el pórtico de este impresionante misterio. Luego viene la gloria: “fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste”. No es simplemente que su cuerpo no se corrompió sino que entró, en cuerpo y alma, en la amistad cara a cara con Dios y con su Hijo. Este momento es importantísimo para nuestra relación con María.

Una maternidad consciente

María, ya desde el momento de la anunciación, fue radicalmente madre nuestra, así como Jesús era radicalmente redentor ya en el momento de la encarnación. Pero llegó a ser madre formalmente en el momento de la cruz, y por eso Jesús la proclama entonces como tal: Ahí tienes a tu madre (Jn 19). Luego, en Pentecostés, comienza el dinamismo eficaz de su maternidad, cuando con su oración contribuye a que el Espíritu Santo sea derramado sobre la Iglesia. Pero aún le faltaba un grado que alcanzar. Y será precisamente con su Asunción al cielo como suceda. Ahí esa maternidad se hará plenamente consciente.

En la cruz, viviendo todavía en la oscuridad de la fe, María ofrece su vida y el sacrificio de Jesús por todos los hombres, pero aún no nos conoce a cada uno. Diríamos que es como cuando una madre concibe a un hijo: lo lleva en su seno pero no lo conoce. Cuando el niño nace, entonces la madre lo ve, lo abraza. La espera lleva al deseo del conocimiento, y el conocimiento luego se expresa en un amor especial.

Pero cuando María llega a la visión de Dios, a la gloria, entonces ya sí que nos conoce personalmente a cada uno de nosotros. Conoce, en Dios, a esos hijos que irán naciendo a través del Bautismo. Y en el Bautismo Ella no sólo nos adopta, sino que podemos decir también que real y voluntariamente nos engendra, como la Iglesia misma nos engendra, en ese sentido. Algo que tenemos que agradecerle mucho. Que haya querido engendrarnos y aceptarnos como hijos personalmente.

Así, desde la Asunción, María establece con cada uno de nosotros una relación personal. Por eso, a esa cercanía suya que sentimos al verla tan semejante a nosotros en la sencillez de su vida humana tenemos que añadir la seguridad de su cercanía actual, precisamente por su Asunción al cielo. Una cercanía que se nos da con toda la riqueza de su humanidad, de ese cuerpo y esa alma de María, lleno de gracia, que han sido glorificados. Hay una continuidad de aquella humanidad de la Virgen, de aquella psicología suya femenina de su vida terrena, y que ha sido glorificada, y que ahora mantiene. Conserva en el cielo toda la riqueza de su delicadeza femenina, y toda la riqueza de su personalidad humana y sobrenatural, pero glorificada, elevada -diríamos- a una potencia infinita. Así es como se hace presente cerca de nosotros.

Inmensamente cercana

El Papa Pablo VI, hablando de María como Madre de la Iglesia, enunció un principio que me parece sumamente interesante cuando contemplamos el misterio de su Asunción: que María es tanto más cercana a nosotros cuanto más cerca está de Dios. Esto es clarísimo. Nada hay más cercano a nosotros que Dios. María es la más cercana a Dios de las criaturas, y por lo tanto la más cercana a nosotros, con su corazón materno, y nos sigue a cada uno, conscientemente, después de su Asunción al cielo. Sigue la vida de cada uno y los proyectos de Dios sobre él. Por eso podemos dirigirnos a Ella con toda razón.

El pueblo cristiano, sin hacer muchas elucubraciones teológicas, lo entiende. Y conmueve ver cómo los fieles se acercan a la imagen de María y se encomiendan a Ella y se dirigen a Ella como si estuviera viviendo con nosotros. Y es que realmente es así. Vive con nosotros. Nosotros nos dirigimos a Ella. Ella responde a nuestra oración y a nuestra plegaria. En el silencio íntimo del alma muchas veces nos habla con la respuesta silenciosa de Madre que se dirige a nosotros. Ella no nos ha dejado ni un sepulcro para venerar, ni nada de eso. Ella misma atrae nuestra atención y nuestra vida.

Plenamente bienaventurada

Así es María asunta al cielo en cuerpo y alma. Toda apertura maternal de su personalidad que mantiene en el cielo. Y al llegar al cielo se encuentra con su Hijo, esa persona divina a quien Ella sola puede llamar “Hijo mío”. Gusta su personalidad, su riqueza, su divinidad y las ve como no las había visto hasta entonces, y eso mismo se convierte en la plenitud de su bienaventuranza.

Se acerca al Señor, ve cara a cara a Dios con la riqueza y proporción de su inmaculada pureza y de su plenitud de gracia. Entra en la maravilla de contemplar el rostro de Dios que tanto anhelamos desde este mundo. “Muéstrame tu rostro”, le pedía Moisés al Señor. No es simplemente un mostrar el rostro de modo que se vea muy bien. Esa presentación del cielo no puede llenar al hombre. Ese “ver a Dios” es ver al amigo, al amigo que se nos descubre. Lo expresa bien el relato de Moisés: “Si es verdad lo que me dices, que eres mi amigo; si es verdad lo que me dices, que llevas mi nombre escrito en tu corazón, muéstrame tu rostro” (cf. Ex 34). Es ese mostrar el rostro el amigo, dándolo, dándose en ese “cara a cara”. En esto consiste la bienaventuranza. El Dios infinito que es Amor, amando, abrazando al alma. En este caso, abrazando a María, a la madre de Jesús, abrazándola, y quedándose en ella. Porque la bienaventuranza es “dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt 5), pero le verán en la intimidad de su corazón.

Con Ella, en camino

Esto es lo que la Virgen nos enseña en su Asunción. Esto es lo que nosotros hemos de aprender. Todo esto, en nuestra vida, es realidad. Estamos en este período como estaba Ella después de la Resurrección. Esa vida que fue para Ella como un vivir atraída hacia los bienes celestes, hacia su Hijo que le atraía del cielo. Era vivir como peregrina sobre la tierra, teniendo el corazón fijo en el cielo, y así su vida ya sobre la tierra era como una asunción progresiva. Iba espiritualizándose cada vez más de nuevo. Eso no significa desinterés por la vida real de la Iglesia, del mundo, de los hombres… ¡ni mucho menos! Más bien es interés enriquecido por esa presencia nueva de Dios, ahora más cerca de los hombres.

Si realmente se va realizando también en nosotros una “asunción progresiva” tenemos que notar que cuanto más nos acercamos de veras a Dios, más cerca estamos de los hombres. Porque “cuando le veamos seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es”. No se refiere a una semejanza de pura belleza estética. Alude a que tendremos el mismo corazón de Dios, seremos como Él, participaremos de su misericordia, de su bondad, de su deseo de salvación del mundo, de su amor a los hombres. Seremos así, “como Él”. En la delicadeza y el respeto hacia los demás, en la eliminación de todo lo que pueda ser crítica, amargura con nosotros, en el establecimiento en el mundo de la civilización de la verdad y del amor.

En ese camino la Virgen nos acompaña, muy cercana a nosotros. Es de verdad contemporánea nuestra. No María la de Nazaret, o la del cenáculo, no. Nos acompaña la Virgen asunta al cielo, pero cercana. Una madre, una hermana, una amiga.

Desde los ojos de los pequeños. Concurso de dibujo infantil de las Fiestas

 

1º Ganador (1º,2º y 3º de Infantil): Roque Sánchez Carril 


2º Ganador (1º,2º y 3º de Infantil): Guillermo Álvarez Quinte

1º Ganador (1º,2º y 3º de Infantil): Fabian Graziano Elzingu Vismale

2º Ganador (1º,2º y 3º de Infantil): Adrián Rivero Hevia 

1º Ganador (4º,5º y 6º de Primaria): Nerea Méndez Menéndez 

2º Ganador (4º,5º y 6º de Primaria): Marina Joglar Suárez 

La Asunción. Por Fray Miguel de Burgos Núñez O.P.

1ª Lectura: Apocalipsis 11, 19a; 12, 1-6.10: ¡El cielo siempre nos espera!

Se ha querido comenzar esta lectura poniendo la manifestación celestial del Arca de la Alianza, que ya había desaparecido del Santuario de Jerusalén, probablemente con la conquista de los babilonios. ¡Es imposible encontrarla en alguna parte, a pesar de que se alimente la leyenda de mil maneras! Y ni siquiera será necesaria en un cielo nuevo, porque entonces habrá perdido su sentido. En nuestro texto es todo un símbolo de una nueva época escatológica que revela las nuevas relaciones entre Dios y la humanidad.

Y si de signos se trata, el de la mujer encinta ha sido identificado en María durante mucho tiempo. Esta lectura ya no tiene sentido, aunque se haya escogido este texto para la fiesta de la Asunción. No es posible que el niño que ha de nacer se identifique con Jesús que sería arrebatado al cielo para evitar que sea destrozado por el dragón. Si fuera así, toda la historia de Jesús de Nazaret, el Señor encarnado que vivió como nosotros y fue crucificado, perdería todo su sentido. La transposición no sería muy acertada.

El símbolo del cielo, apocalíptico desde luego, es el de la nueva comunidad, la Iglesia liberada y redimida por Dios que engendra hijos a los que les espera una vida nueva más allá de la historia. También María es “hija” de esa Iglesia liberada y salvada que vive como nosotros, siente con nosotros y es resucitada como nosotros, aunque sea madre de nuestro Salvador. Y por eso es también “madre” nuestra.

2ª Lectura: Primera a los Corintios 15, 20-26: En Cristo, todos tendremos una vida nueva

Cuando Pablo se enfrenta a los que niegan la resurrección de entre los muertos, se apoya en la resurrección de Cristo que ha proclamado como kerygma en los primeros versos de esta carta (1Cor 15,1-5). En el v. 20 el apóstol da un grito de victoria, con una afirmación desafiante frente a los que afirman que tras la muerte no hay nada. Si Cristo ha resucitado, hay una vida nueva. De lo contrario, Cristo que es hombre como nosotros, tampoco habría resucitado.

Podríamos decir muchas más cosas que Pablo sugiere en este momento. Él le llama “primicia” (aparchê), no en el sentido temporal, sino de plenitud. En Cristo es en quien Dios ha manifestado de verdad lo que nos espera a sus hijos. Él es el nuevo Adán, en él se resuelve el drama de la humanidad; por eso es desde aquí desde donde debe arrancar la verdadera teología de la Asunción, es decir, de la resurrección de María. Porque la Asunción no es otra cosa que la resurrección, que tiene en la de Cristo su eficiencia y su modelo; lo mismo que sucederá con nosotros.

Evangelio según san Lucas 1, 39-56: Un canto de “enamorada” de Dios

La visitación da paso a un desahogo espiritual de María por lo que ha vivido en Nazaret ¡había sido demasiado!. El Magnificat es un canto sobre Dios y a Dios. No sería adecuado ahora desentrañar la originalidad literaria del mismo, ni lo que pudiera ser un “problema” de copistas que ha llevado a algunos intérpretes a opinar que, en realidad, es un canto de Isabel, tomado del de Ana, la madre de Samuel (1Sam2,1-10) casi por los mismos beneficios de un hijo que llena la esterilidad materna. En realidad existen indicios de que podía ser así, pero la mayoría piensa que Lucas se lo atribuye a María a causa de la bendición como respuesta a las palabras de Isabel. Así quedará para siempre, sin que ello signifique que es un canto propio de María en aquel momento y para esa ocasión que hoy se nos relata.

Se dice que el canto puede leerse en cuatro estrofas con unos temas muy ideales, tanto desde el punto de vista teológico como espiritual; con gran sabor bíblico, que se actualiza en la nueva intervención de Dios en la historia de la humanidad, por medio de María, quien acepta, con fe, el proyecto salvífico de Dios. Ella le presta a Dios su seno, su maternidad, su amor, su persona. No se trata de una madre de “alquilér”, sino plenamente entregada a la causa de Dios. Deberíamos tener muy presente, se mire desde donde se mire, que Lucas ha querido mostrarnos con este canto (no sabemos si antes lo copistas lo habían transmitido de otra forma o de otra manera) a una joven que, después de lo que “ha pasado” en la Anunciación, es una joven “enamorada de Dios”. Esa es su fuerza.

Los temas, pues, podrían exponerse así: (1) la gozosa exaltación, gratitud y alabanza de María por su bendición personal; (2) el carácter y la misericordiosa disposición de Dios hacia todos los que le aceptan; (3) su soberanía y su amor especial por los humildes en el mundo de los hombres y mujeres; y (4) su especial misericordia para con Israel, que no ha de entenderse de un Israel nacionalista. La causa del canto de María es que Dios se ha dignado elegirla, doncella campesina, de condición social humilde, para cumplir la esperanza de toda doncella judía, pero representando a todas las madres del mundo de cualquier raza y religión. Y si en el judaísmo la maternidad gozosa y esperanzada era expectativa del Mesías, en María su maternidad es en expectativa de un Liberador.

Este canto liberador (no precisamente libertario) es para mostrar que, si se cuenta con Dios en la vida, todo es posible. Dios es la fuerza de los que no son nada, de los que no tienen nada, de los que no pertenecen a los poderosos. Es un canto de “mujer” y como tal, fuerte, penetrante, acertado, espiritual y teológico. Es un canto para saber que la muerte no tiene las últimas cartas en la mano. Es un canto a Dios, y eso se nota. No se trata de una plegaria egocéntrica de María, sino una expansión feminista y de maternidad de la que pueden aprender hombres y mujeres. Es, desde luego, un canto de libertad e incluso un programa para el mismo Jesús. De alguna manera, también así lo ha concebido Lucas, fuera o no su autor último.

ESTE JUEVES

 

martes, 13 de agosto de 2024

Una década en territorio paxárro. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

El pasado 22 de Septiembre de 2023 se cumplían diez años de mi llegada a la Parroquia de Santa María de Viella, en concreto desde la toma de posesión o inicio del ministerio sacerdotal, pues mi nombramiento se hizo público oficialmente el martes día 02 de Julio y me fue entregado en el Arzobispado de Oviedo el miércoles día 04 de Septiembre. Cuando en los meses de mayo y junio de aquel año 2013 el entonces Sr. Vicario de Oviedo empezó a informarme de la situación de la Parroquia, problemas y dificultades que podía encontrarme ante el cambio del párroco anterior, acepté desde el primer momento la encomienda sin pararme a pensar si sería difícil o no tanto la tarea; si me iba a ir mejor o peor, pues durante toda mi vida ministerial jamás he pedido nada ni tampoco renunciado a nada. Nunca solicité un destino o que me liberaran de otro; siempre tuve claro desde el día de mi ordenación en que pronuncié el sí definitivo al Señor que ese sí había que sostenerlo y renovarlo en el tiempo sirviendo a la Iglesia allá donde ésta por medio del Obispo me lo pidiera. 

Antes de llegar a Viella, recibí varias instrucciones e indicaciones; las escuché todas, pero sólo me quedé con las que mis superiores me dieron sobre lo que esperaban de mí aquí. Quizá si hubiera sido más indiferente y aplicado criterios propios de “supervivencia” habría vivido al principio más en paz y con menos problemas y críticas de algunos más vecinos que feligreses (no es lo mismo, ni tampoco da derecho a lo mismo) y tal vez incluso hubiera tenido por “amigos” a los que tiraban la piedra y escondían la mano, pero habría supuesto una infidelidad a mi misión que era muy clara y definida, y a lo que esperaban de mi desde el Arzobispado. Estoy seguro que el día de mañana si otro sacerdote tuviera que atender esta comunidad podrá entrar con la paz y tranquilidad que yo no tuve al principio, y con todo en su sitio más o menos y cada cual en su lugar, pues jamás me he dejado intimidar por soberbios y satisfechos (que los había) ni tampoco he sido insensible de ante arrepentimientos y situaciones dialogadas: es el privilegio que tenemos los pobres que en conciencia le decimos sí al Señor, y al señor obispo que en su nombre nos habla. No hay postor ni cacique que pueda poner precio a la voluntad y libertad de los hijos de Dios. Ya el pasado 15 de Agosto daba gracias al Señor porque se acercaba la fecha de mis diez años entre vosotros. Este verano viviré mi décima Asunción como párroco de Viella para volver a cumplir un año más en septiembre haciendo ya un total de once al servicio de esta Parroquia. 

Doy gracias al Señor por este tiempo donde no me ha faltado el trabajo, los problemas y al tiempo la ilusión como en toda familia y en toda institución. Desde que asumí esta responsabilidad, la parroquia de Viella siempre ha estado y continúa estando en mi cabeza, corazón y oración. He tratado y trato de hacerlo lo mejor he sabido y sé, y siempre he buscado y pretendido el bien para esta Comunidad. Cuando llevaba apenas tres años en esta feligresía tuvimos la visita pastoral del Sr. Arzobispo el 15 de Octubre de 2016; en la sacristía uno de los sacerdotes me preguntó que cada cuánto tenía misa en Viella, yo respondí con sinceridad: ''todos los sábados y domingos''. Me dijeron que era una muy buena atención y que en muy pocas parroquias de esta entidad tenían tal asistencia. Yo respondí: ''son pocos; es verdad, pero no quiero que los feligreses que se mantienen fieles al Señor paguen las consecuencias de los que sólo son vecinos''. Durante una década me he mantenido en el propósito de no cambiar los horarios de culto a pesar de que en la mayoría de las ocasiones no somos ni una veintena los que nos reunimos en torno al altar los sábados y domingos, y salvando funerarles, Ramos y Difuntos, muchos ni están ni se les espera. En estos años hemos dicho adiós a muchas personas cuyo hueco vacío en su banco se hace notar y ha hecho nuestra comunidad terrenal más pequeña, aunque a buen seguro, agrandándose la del cielo. Hemos de reconocer que las vacas flacas han llegado y no tienen pinta de volver a engordar en mucho tiempo, por eso desde el Arzobispado se nos reclama e impone la aplicación de las "Unidades Pastorales" para unir fuerzas en estos momentos en que vivimos escasez de sacerdotes y fieles. 

No dejemos de reconocer, arrimar el hombro y animar a la Comisión de fiestas ''Los Paxarros''; hay muchas fiestas que ya han desaparecido y más que pueden desaparecer, pues todo el mundo quiere disfrutar pero pocos trabajar, y tampoco son pocos los que se dedican a buscar defectos mientras sueltan la lengua a pacer si pegar nunca un palo al agua. Una buena forma de hacer pueblo es tendiendo puentes los unos con otros desde nuestras propias virtudes y defectos; ejemplo para todos es esta juventud que saca adelante las fiestas de Viella. Benedicto XVI afirmó: ''La fiesta de la Asunción es un día de alegría. Dios ha vencido. El amor ha vencido. Ha vencido la vida. Se ha puesto de manifiesto que el amor es más fuerte que la muerte, que Dios tiene la verdadera fuerza, y su fuerza es bondad y amor''. En pocas palabras lo resumió todo... Os animo a vivir estas fiestas de La Asunción como punto de encuentro que reúna a las familias dispersas, a los nuevos amigos siempre pendientes de encontrar, y a los antiguos para volver a reencontrarse con ellos. Animar a los feligreses y vecinos -¡ahora sí!- que desde cada rincón de la Parroquia tienen en el entorno de la iglesia y en la Iglesia la meta de su peregrinación, para compartir la alegría de estar juntos y celebrar a la Patrona de nuestro pueblo y de nuestra comunidad parroquial con todo el ánimo de estar aquí un año más... Que María no sea una excusa para hacer fiesta, sino hagamos la fiesta de fe y con María. 

A todos los Paxarros, Paxarras y paxarrinos:

¡Feliz Fiesta de la Asunción 2024!

Joaquín, párroco

Empiezan las Fiestas

Invitación del Custodio de Tierra Santa a rezar por la paz en la Solemnidad de la Asunción

En la carta dirigida a los frailes, el texto de la súplica de paz a la B.V. María Asunta al Cielo.

Coincidiendo con el llamamiento de S.B. el Card. Pierbattista Pizzaballa, el Custodio de Tierra Santa, Fray Francesco Patton, dirigió una carta a los frailes de la Custodia (el texto está disponible en italiano e inglés) en la que les invitaba a dedicar el día de la Solemnidad de la Asunción de María, el 15 de agosto, a rezar por la paz en Oriente Medio y en todo el mundo. Para este importante día, el Custodio de Tierra Santa solicitó y obtuvo de Su Beatitud la aprobación eclesiástica de la Oración a la Virgen (cuyo texto se publica a continuación).

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A tutti i frati della Custodia

Carissimi Fratelli, il Signore vi dia pace!

Come ci ha ricordato S.B. Eminentissima, il Cardinal Pierbattista Pizzaballa, nostro confratello e Patriarca, stiamo vivendo tempi molto difficili, nei quali è particolarmente importante pregare per la pace.

Mi pare di cogliere un segno foriero di speranza nel fatto che le parti in causa abbiano accettato di riprendere i colloqui per il cessate il fuoco a Gaza, la liberazione degli ostaggi e quella dei prigionieri politici proprio nel giorno in cui celebriamo Maria assunta al Cielo in anima e corpo, segno di sicura speranza e di consolazione per noi pellegrini sulla terra (GS 68).

Per questo motivo, in accordo con il Guardiano e la fraternità del Getsemani abbiamo pensato di dedicare le celebrazioni del giorno dell’Assunta alla preghiera per la pace in Terra Santa e nel mondo intero. Sappiamo che quando appare in Cielo il segno della Donna che sta per partorire, appare anche il dragone infernale che si scatena contro i suoi figli (Ap 12,1 ss.) ma è contrastato dalle milizie celesti guidate da san Michele arcangelo.

Per questo riteniamo ancora più importante che questa giornata sia di preghiera intensa, utilizzando anche la formula di preghiera per la quale ho appositamente chiesto l’approvazione ecclesiastica a Sua Beatitudine e che lo stesso Patriarcato utilizzerà.

Che la Vergine Maria ottenga oggi ciò che lei ha già cantato nel Magnificat e che il Suo divin Figlio ha proclamato nelle beatitudini: “i superbi siano dispersi nei pensieri del loro cuore; i potenti siano rovesciati dai troni, e finalmente innalzati gli umili; siano ricolmati di beni gli affamati, i pacifici siano riconosciuti come figli di Dio e i miti possano ricevere in dono la terra”.

Tutti coloro che possono, il 14 e il 15 agosto partecipino alle celebrazioni al Getsemani secondo il programma inviato dalla Segreteria Custodiale, gli altri valorizzino le celebrazioni in fraternità e vi inseriscano l’apposita “Supplica per la pace alla B.V. Maria Assunta al Cielo”.

Il Signore vi benedica e vi custodisca tutti, 

 Fra Francesco Patton, 
Custode di Terra Santa

Traducción al español:

A todos los frailes de la Custodia 

Queridos hermanos, ¡que el Señor os dé la paz! 

Como nos recordó S.B. Eminente Cardenal Pierbattista Pizzaballa, nuestro hermano y Patriarca, vivimos tiempos muy difíciles, en los que es particularmente importante orar por la paz. 

Me parece ver un signo de esperanza en el hecho de que las partes implicadas hayan acordado reanudar las conversaciones para el alto el fuego en Gaza, la liberación de los rehenes y de los presos políticos el mismo día en que celebramos a María Assunta al Cielo en alma y cuerpo, signo de esperanza cierta y de consuelo para nosotros, los peregrinos en la tierra (GS 68). 

Por este motivo, de acuerdo con el Guardián y la fraternidad Getsemaní decidimos dedicar las celebraciones del día de la Asunción a la oración por la paz en Tierra Santa y en el mundo entero. Sabemos que cuando aparece en el Cielo el signo de la Mujer a punto de dar a luz, aparece también el dragón infernal que se desata contra sus hijos (Ap 12,1 ss.), pero se enfrenta a las milicias celestiales encabezadas por el arcángel San Miguel. Por eso creemos que es aún más importante que este día sea de intensa oración, utilizando también la fórmula de oración para la cual pedí específicamente a Su Beatitud la aprobación eclesiástica y que el propio Patriarcado utilizará. 

Que la Virgen María obtenga hoy lo que ya cantó en el Magnificat y lo que su divino Hijo proclamó en las Bienaventuranzas: “que los soberbios sean esparcidos en el pensamiento de sus corazones; los poderosos sean derribados de sus tronos, y los humildes finalmente exaltados; que los hambrientos sean colmados de bienes, los pacíficos sean reconocidos como hijos de Dios y los mansos reciban la tierra como regalo”. 

Todos aquellos que puedan participar en las celebraciones de Getsemaní los días 14 y 15 de agosto según el programa enviado por la Secretaría Custodial, los demás deberán realzar las celebraciones en fraternidad e incluir la específica "Súplica por la paz a la B.V. María Asunción al Cielo”.

 Que el Señor os bendiga y os guarde a todos, 

fray Francesco Patton,
 custodio de Tierra Santa

Fiestas de Viella 2024


Estas 2 ciudades se disputan el lugar de la Asunción de la Virgen María al cielo

(aciprensa.com) San Juan cuenta en su Evangelio que acogió a la Virgen en su casa desde que Cristo crucificado se la encomendó en Jerusalén, donde hay una tumba de María. Sin embargo, el Apóstol se fue a vivir a otra ciudad. Una beata y hasta un Papa afirmaron que en este último sitio la Virgen partió al cielo, pero el Pontífice murió antes de oficializarlo.

En la ciudad santa

La antiquísima tradición cristiana señala que la Virgen terminó su peregrinaje por esta tierra en lo que actualmente es la Basílica de la Dormición de Jerusalén. Desde allí los Apóstoles habrían llevado el cuerpo de María hasta un sepulcro en las inmediaciones de Getsemaní.

Sobre esta tumba está hoy la Iglesia Ortodoxa del Sepulcro de María, donde los franciscanos Custodios de Tierra Santa van a rezar ''oficialmente'' una vez al año, cada 15 de agosto. En este día, el Custodio de Tierra Santa entra a orar ante la roca donde se habría recostado el cuerpo de la Virgen, antes que fuera llevada al cielo en cuerpo y alma.

En la ciudad del principal dogma mariano

Por otro lado, santos y escritores antiguos indican que San Juan vivió en Éfeso, una ciudad en ruinas en la actual Turquía, y hay quienes creen que allí estuvo el Apóstol con la Virgen.

En una carta sinodal del Concilio de Éfeso (431 d.C.), reunión de obispos que definió el dogma de la maternidad divina de María, se mencionó una relación de Juan y la Madre de Dios con esta ciudad. Lo que podría confirmar que aquí estuvo la Virgen.

Asimismo, de acuerdo a la Enciclopedia Católica el historiador Bar Hebreo (aprox. 1226-1286), un obispo jacobita (sirio ortodoxo), señaló que San Juan “fundó la Iglesia de Éfeso, y enterró a María en un lugar desconocido”.

Este relato cobró relevancia con las visiones de la Beata Ana Catalina Emerick (1774-1824), quien dio indicaciones de un sitio en esta ciudad, donde afirmaba que la Madre de Dios vivió hasta su paso al otro mundo.

Además, ella describió cómo el cuerpo de la Virgen fue trasladado por los apóstoles de este lugar a una tumba y cómo la Madre de Dios fue llevada al cielo en cuerpo y alma. 

Con las referencias de la beata, la Sierva de Dios Marie De Mandat-Grancey (1837-1915), religiosa francesa de las Hijas de la Caridad, y dos sacerdotes vicentinos (o lazaristas) encontraron en 1891 las ruinas de una casa, en una colina cerca de Éfeso, y que hoy es el santuario mariano Meryemana Evi, “la casa de la Madre María” en turco.

Con la aprobación de santos y pontífices

Según el National Catholic Register, publicación de EWTN News, el Papa León XIII dio su bendición al lugar en 1896, mientras que San Juan XXIII concedió indulgencia plenaria en 1961 para quien la visitara y San Pablo VI fue a verla en 1967.

Asimismo, San Juan Pablo II celebró una Misa en la Casa de la Virgen en 1979 y Benedicto XVI también presidió allí una Eucaristía en 2006.

Es preciso indicar que siglos antes, el Papa Benedicto XIV (1675-1758) afirmó que la Madre de Dios terminó sus días en Éfeso.

Según la Enciclopedia Católica, el Pontífice incluso tuvo “la intención de eliminar del Breviario [libro oficial de oraciones diarias de la Iglesia] aquellas lecciones donde se mencionaba la muerte de María en Jerusalén, pero murió antes de llevarlo a cabo”.

Hasta el momento, nada es conclusivo. Hay quienes creen que la Virgen fue llevada por Cristo desde Jerusalén, otros que desde Éfeso. Pero más allá del lugar, lo que creemos por dogma de fe es que la Madre de Dios fue elevada en cuerpo y alma al cielo.

Mejora del Ambón

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AHORA

 


Orígenes de la celebración litúrgica de la Asunción

(omnesmag.com) La veneración de la Virgen María existe desde los primeros tiempos del cristianismo. Ya en los Evangelios, la figura de María, aunque tratada con sobriedad, tiene una gran importancia. En el siglo II, Padres de la Iglesia, como Justino e Ireneo, la consideran la “nueva Eva” que colabora en la redención del mundo, y los escritos apócrifos de esa época ensalzan su pureza virginal y la presentan con una dignidad casi angelical.

Las primeras celebraciones marianas

En el siglo III, la oración “Sub tuum praesidium” habla del poder de intercesión que los cristianos atribuían a la Virgen. También conocemos una serie de himnos marianos que se cantaban hacia finales del siglo IV, incluso antes de que el Concilio de Éfeso proclamara solemnemente en el año 431 que María es la Madre de Dios (“Theotókos”).

La Jerusalén de mediados del siglo V sólo conocía una conmemoración litúrgica de María. Esta conmemoración tenía lugar en una iglesia situada a mitad de camino entre Jerusalén y Belén. Lo sabemos porque se ha conservado en lengua armenia el calendario litúrgico con las fiestas y conmemoraciones que se celebraban en la Ciudad Santa en aquella época. Este calendario también incluye las lecturas de cada celebración. Una de sus entradas indicaba lo siguiente: «15 de agosto: María Theotokos: en la segunda milla desde Belén». No se trataba de la fiesta de la Asunción que celebramos hoy, ni de la fiesta de la Dormición de María, que precedió a la Asunción a partir del siglo VI. Ese día se conmemoraba el reposo de la Madre de Dios (“Theotókos”).
La dormición

¿De qué reposo se trataba? En aquella época, existía la leyenda de que María, ya embarazada, se había parado a descansar durante el viaje a Belén. Un escrito apócrifo muy antiguo, el “Protoevangelio de Santiago”, cuenta que, a mitad de camino entre Jerusalén y Belén, María, ya cercana a dar a luz, se sintió cansada y se bajó del asno para reposar un rato: se acercaba el momento del nacimiento virginal. En recuerdo de este episodio legendario, una piadosa mujer cristiana, Hikelia, construyó en ese lugar hacia mediados del siglo V una iglesia que, naturalmente, se llamó Iglesia del Reposo o “Kathisma” (“sede” o “asiento” en griego antiguo). Esta iglesia, cuya planta aún se conserva, tiene como centro la roca sobre la que se dice que María se sentó a descansar. A ella se refería el calendario armenio.

Este calendario nos dice, por tanto, que en la iglesia de la “Kathisma” había una memoria mariana de María Madre de Dios. Las lecturas de ese día contenían la conocida profecía de Isaías sobre la Virgen que concibe y da a luz al Emmanuel (“Dios con nosotros”) y el texto en el que San Pablo dice a los gálatas que “cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer”. Se trataba, por tanto, de un recuerdo en el que todo estaba vinculado al nacimiento de Jesús y al parto virginal de María.

La fiesta de la Asunción de la Virgen

Pero entonces, ¿cómo llegamos a celebrar el 15 de agosto una fiesta que no conmemora el nacimiento de Jesús de una madre virgen, sino su Asunción al cielo? Un calendario posterior (probablemente de finales del siglo V o del siglo VI), similar al armenio pero conservado en lengua georgiana, informa de una práctica diferente. En él, la conmemoración mariana que se celebra en la Iglesia del Reposo sigue presente, pero ya no es el 15 de agosto: se ha adelantado al 13 de ese mismo mes. El 15 de agosto, en cambio, este calendario indica una nueva conmemoración mariana, que esta vez se celebra en la iglesia de Getsemaní, cerca del huerto donde Jesús había rezado antes de su pasión.

Algunos apócrifos ubicaban ahí el lugar donde el cuerpo de María había sido depositado tras su muerte, antes de que el Señor lo trasladara al cielo. Según estos escritos, esta iglesia contenía, vacío, el sepulcro de María. Las lecturas y los himnos de este calendario georgiano muestran que se trata ya de una conmemoración de la Dormición y del traslado de la Virgen al cielo.
Una fiesta universal

Dios no había permitido que el cuerpo de su Madre permaneciera en la tumba. En la iglesia de Getsemaní, a finales del siglo V, los cristianos celebraban esta hermosa gracia. En el siglo siguiente, la amplia difusión de estos escritos apócrifos sobre la Dormición y la Glorificación de María favoreció la divulgación de esta conmemoración mariana de Getsemaní. Así empezó a celebrarse también en otros lugares, hasta el punto de que, a finales del siglo VI, el emperador Mauricio decretó que se celebrara como fiesta en todo el imperio.

Roma la estableció medio siglo después (siglo VII), llamándola Fiesta de la Asunción de María al Cielo. La fiesta mariana del 15 de agosto pronto habría de convertirse en la más solemne y popular de las fiestas marianas de Roma.

Nueva campana para la puerta de la Sacristía

  

Nombramientos Diocesanos 2024


El Sr. Arzobispo, Mons. Jesús Sanz Montes, OFM, ha procedido a realizar los siguientes nombramientos:

Curia, Covadonga, Seminario, Delegaciones episcopales y otros organismos diocesanos

D. Adolfo Mariño Gutiérrez, Vicario general y Moderador de la Curia

D. Jorge Juan Fernández Sangrador, Vicario episcopal de Cultura y de Relaciones Institucionales


D.ª Ana Álvarez Álvarez, Delegada episcopal de Pastoral Penitenciaria


D. Sergio Martínez Mendaro, Abad del Santuario de Covadonga


D. José Antonio Bande García, Rector del Seminario Metropolitano


D. José Luis López Enríquez, Administrador de Cáritas Diocesana de Oviedo


Vicaría Oviedo-Centro
Arciprestazgo de Oviedo

D. Adolfo Mariño Gutiérrez, Párroco de San Tirso el Real


D. Santiago Rancaño Fernández, Párroco de la Unidad Pastoral de San Claudio


D. José Manuel García de Jesús, Párroco de San Francisco Javier de la Tenderina


D. Jaime Sanz Santacruz, Párroco de la Unidad Pastoral de la Sagrada Familia de Ventanielles- Natividad de Nuestra Señora


D. Carlos Aldave Majín, Párroco de la Unidad Pastoral de Trubia


D. Francisco Panera González, OP, Vicario parroquial de Santo Domingo


D. Dimas Fernández Fernández, Diácono adscrito a la Parroquia de San Pablo de la Argañosa


Arciprestazgo de Siero

D. José Julio Velasco Bolaño, Párroco de Santiago de Arlós, Santa Cruz de Llanera y San Nicolás de Bonielles, unidas a las demás parroquias de la Unidad Pastoral de Posada de Llanera

D. Juan Carlos Tamayo García, LD, Vicario parroquial de la Unidad Pastoral de Posada de Llanera


D. Sotero Alperi Colunga, Párroco de Santa María de Lugo de Llanera, Santiago de Pruvia y San Vicente de Villapérez


D. Francisco Fermín Duque Ania, Diácono adscrito a Santa María de Lugo de Llanera, Santiago de Pruvia y San Vicente de Villapérez


D. Diego Fernando Cruz Sosa, Vicario parroquial de la Unidad Pastoral de La Carrera


D. Jonathan Solano Monge, Diácono adscrito a Parroquia de San Julián de Santullano de Las Regueras


Arciprestazgo de El Caudal

D. Alfonso Abel Vázquez, Párroco de Santa Eulalia de Ujo, unidas a las demás parroquias de la Unidad pastoral de Santa Eulalia de Ujo y de San Cosme y San Damián


Vicaría de Gijón-Oriente
Arciprestazgo de Llanes

D. Ignacio Pérez Perela, Párroco de la Unidad Pastoral de Colombres-Pendueles


D. Florentino Hoyos Martínez, Párroco de San Miguel de Purón, en la Unidad Pastoral de Llanes


Arciprestazgo de Covadonga

D. David Álvarez Rodríguez y D. Alfonso López García, Párrocos in solidum de la Unidad pastoral de Piloña. Ejercerá como Moderador D. David Álvarez Rodríguez

   

D. Luis Alberto Pérez López, Adscrito al Santuario de Covadonga


Vicaría de Avilés-Occidente
Arciprestazgo de Avilés

D. Alfredo de Diego Braga, Párroco de la Unidad Pastoral de Llaranes-El Pozón


D. José Alejo Díaz, Párroco de la Unidad Pastoral de Arango y Administrador parroquial de San Pedro de Soto del Barco y de Santa María de Riberas


Arciprestazgo de Villaoril

D. Francisco Javier Torres Peters, Párroco de la Unidad Pastoral de Trevías-Canero-Cadavedo


D. João Otavio da Silva, Diácono adscrito a la Unidad Pastoral de Villayón-Coaña


D. Juan Bautista González Crespo, Diácono adscrito a la Unidad Pastoral de Luarca


Arciprestazgo de El Acebo

D. Natanael Valdez Arredondo, Párroco de la Unidad Pastoral de San Pedro de Bimeda


D. Leonel Fernández Herrera, Párroco in solidum de la Unidad Pastoral de Tineo. 
Ejercerá como Moderador


Capellanías

D. Santiago Rancaño Fernández, Capellán del Hospital Monte Naranco de Oviedo


D. Alfredo de Diego Braga, Capellán del Centro Penitenciario de Asturias


D. José María Laredo Argüelles, Diácono adscrito al Centro Penitenciario de Asturias


La entrega de los nombramientos tendrá lugar en el mes de septiembre.