lunes, 19 de junio de 2017
Acción de gracias en el funeral de María Carmen Fernández Roza
GRACIAS
Si viviéramos tanto como nuestra madre, a los más jóvenes nos quedarían unos cuarenta años para darle las gracias por todo lo que nos enseñó. No creo que sean suficientes. Hoy nos sentimos tristes y apenados, pero a la vez terriblemente afortunados por haber tenido una madre y también un padre como los que tuvimos.
A todos sus hijos nos enseñaron a vivir con una sonrisa, a ser cariñosos, a no rendirnos nunca diciendo “no sé hacerlo”, a seguir adelante enfrentando con calma las dificultades, a ser amables y corteses con todo el mundo, a no enredarnos en riñas y peleas inútiles, a no andar con dimes y diretes, a respetar a cada uno tal y como es, a alegrarnos con los éxitos de los demás y sobre todo a querer. A querer con generosidad infinita, gozando de ver felices a quienes nos rodean y acompañan en la vida, sin juzgar ni exigir, sin pedir nada a cambio.
También tenemos que agradecerles hasta la saciedad su buen criterio a la hora de educarnos. Siempre nos dijeron que la herencia que nos dejaban, era que cada uno pudiéramos estudiar lo que quisiéramos y que los títulos que llegaríamos a tener serían los que consiguiéramos con nuestro personal esfuerzo. Nunca dudaron en trabajar para que pudiéramos hacerlo. Qué orgullosos se sentían con los éxitos de sus hijos y nietos.
Procuraremos no olvidar nunca todas estas valiosísimas enseñanzas. Jamás dejaremos de quererte ni de darte las gracias por habernos querido tanto y tan bien, mamá. Muchísimas gracias y un beso eterno.
Acto de Fe, Esperanza y Caridad
Acto de fe
Dios mío, porque eres verdad infalible,
creo firmemente todo aquello que has revelado
y la Santa Iglesia nos propone para creer.
Creo expresamente en ti, único Dios verdadero
en tres Personas iguales y distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Y creo en Jesucristo, Hijo de Dios, que se encarnó
y murió por nosotros, el cual nos dará a cada uno,
según los méritos, el premio o el castigo eterno.
Conforme a esta fe quiero vivir siempre.
Señor, acrecienta mi fe.
Acto de esperanza
Dios mío, espero de tu bondad,
por tus promesas y por los méritos de Jesucristo,
nuestro Salvador, la vida eterna y la gracia necesaria
para merecerla con las buenas obras que debo y quiero hacer.
Señor, que pueda gozarte para siempre.
Acto de caridad
Dios mío, te amo con todo el corazón sobre todas las cosas,
porque eres infinitamente bueno y nuestra eterna felicidad:
por amor a ti amo a mi prójimo como a mí mismo,
y perdono las ofensas recibidas.
Señor, haz que yo te ame cada vez más.
Creo por las bicicletas. Por Bruno M.
Como bien sabe todo epicúreo que se precie, hacer eses montando en bicicleta es uno de los grandes placeres de la vida. Algunos desdichados solo lo experimentan en la niñez y más tarde lo olvidan, bajo la presión de otros placeres más sofisticados y mucho menos placenteros. Lo cierto, sin embargo, es que puede disfrutarse a cualquier edad si uno conserva la capacidad de admiración común a niños, poetas, filósofos y santos.
En un terreno plano o ligeramente cuesta abajo, la sensación es fantástica. Parece que la bicicleta se moviese sola, deslizándose velozmente al girar, impulsada por el viento o por algún espíritu juguetón que habita en bicicletas, patines y triciclos. Mejor aún, se diría que la bicicleta se hace una sola cosa con su dueño, formando una especie de criatura mitológica, un centauro hombre-máquina, con ruedas en lugar de patas.
Uno podría estar horas disfrutando de la sensación de libertad que ofrece un mundo sin rozamiento, en el que puede moverse a su antojo de un lado a otro y cambiar de dirección sin esfuerzo ni perder velocidad. El cansancio, la inexorable gravedad y los problemas de los simples peatones quedan atrás, olvidados e insignificantes, y el conductor de la bicicleta recorre, triunfante y sin prisas, un reino perfectamente dispuesto para su goce y disfrute.
Como todos los grandes placeres de la vida, es humilde, fugaz y, a los ojos del mundo, intrascendente e infantil. Como todos los verdaderos placeres de la vida, no es casual ni arbitrario, sino que encierra un secreto, un gran Misterio oculto para los que tienen ojos pero no ven y tienen oídos pero no escuchan. Nos habla del cielo.
El ser humano es un ser monstruoso, una mezcla asombrosa y legendaria de opuestos aparentemente irreconciliables: materia y espíritu, cielo y tierra, finito e infinito, bien y mal, muerte y eternidad. Si no cerramos intencionadamente nuestros ojos, podemos entrever el espíritu presente en nuestra materia, anhelar la eternidad en la presencia misma de la muerte, vislumbrar el infinito subidos a la atalaya de nuestra pequeñez y nuestras limitaciones y gustar ya en la tierra una pizca de lo que será el cielo.
Con solo alzar la mirada y dejar, por un instante, de afanarnos por lo que no sacia, nos daremos cuenta de que el gran gozo que se puede encontrar zigzagueando despreocupadamente en una bicicleta, nadando en verano en una piscina o en el mar, patinando, balanceándose en un columpio o incluso saltando en paracaídas de aviones en perfecto estado de funcionamiento es una prefiguración del cielo. A inmensa distancia de lo que será el Reino celeste, por supuesto, pero en la dirección correcta, como una señal de carretera, que no es nuestro destino pero apunta hacia él.
Hemos sido creados para el cielo y todo nuestro ser desea llegar allí, aunque no seamos conscientes de ello e incluso aunque no creamos en su existencia. Como un caballo que piafa nervioso en el establo mientras lo ensillan para dar un paseo por el campo, nuestro cuerpo está impaciente por convertirse en lo que un día, si Dios quiere, llegará a ser: un cuerpo glorioso, a imagen del Cuerpo mismo de Cristo resucitado.
Nadar sin preocupaciones o burlar unos instantes la gravedad sobre una bicicleta nos acerca fugazmente a los cuerpos gloriosos, que, como dice la teología, gozarán de impasibilidad, sutilidad, agilidad y claridad. Los cuerpos de los bienaventurados en el cielo no estarán sometidos a las férreas limitaciones del espacio y las leyes de la física, sino que reinarán sobre ellas, al igual que Cristo resucitado, que pudo aparecerse corporalmente a los discípulos aunque estuvieran reunidos con las puertas cerradas.
También a nosotros Dios nos ha llamado a ser sus hijos y, como hijos del Rey, nuestro destino es reinar sobre el mundo creado, en lugar de vernos esclavizados por el pecado, el sufrimiento y la muerte. Somos una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que nos llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa.
Por eso cualquier pequeño placer honesto e inocente proporciona tanta alegría a quien sabe apreciarlo. Somos ciudadanos del cielo y, si bien podemos olvidarlo y vender nuestra primogenitura por un plato de lentejas, Dios se encarga de poner en nuestro camino esas pequeñas alegrías terrenas que, sin necesidad de razonamientos o teorías, hablan directamente a nuestro corazón de aquello que deseamos más que ninguna otra cosa.
Todo eso y mucho más podemos experimentarlo con sólo montar en bicicleta o disfrutar de cualquier otro sencillo placer que Dios nos regale. Siempre que abramos los ojos a las maravillas que Dios nos tiene preparadas y sepamos darle gracias en toda ocasión.
Bicicletas, patines y columpios, bendecid al Señor.
En un terreno plano o ligeramente cuesta abajo, la sensación es fantástica. Parece que la bicicleta se moviese sola, deslizándose velozmente al girar, impulsada por el viento o por algún espíritu juguetón que habita en bicicletas, patines y triciclos. Mejor aún, se diría que la bicicleta se hace una sola cosa con su dueño, formando una especie de criatura mitológica, un centauro hombre-máquina, con ruedas en lugar de patas.
Uno podría estar horas disfrutando de la sensación de libertad que ofrece un mundo sin rozamiento, en el que puede moverse a su antojo de un lado a otro y cambiar de dirección sin esfuerzo ni perder velocidad. El cansancio, la inexorable gravedad y los problemas de los simples peatones quedan atrás, olvidados e insignificantes, y el conductor de la bicicleta recorre, triunfante y sin prisas, un reino perfectamente dispuesto para su goce y disfrute.
Como todos los grandes placeres de la vida, es humilde, fugaz y, a los ojos del mundo, intrascendente e infantil. Como todos los verdaderos placeres de la vida, no es casual ni arbitrario, sino que encierra un secreto, un gran Misterio oculto para los que tienen ojos pero no ven y tienen oídos pero no escuchan. Nos habla del cielo.
El ser humano es un ser monstruoso, una mezcla asombrosa y legendaria de opuestos aparentemente irreconciliables: materia y espíritu, cielo y tierra, finito e infinito, bien y mal, muerte y eternidad. Si no cerramos intencionadamente nuestros ojos, podemos entrever el espíritu presente en nuestra materia, anhelar la eternidad en la presencia misma de la muerte, vislumbrar el infinito subidos a la atalaya de nuestra pequeñez y nuestras limitaciones y gustar ya en la tierra una pizca de lo que será el cielo.
Con solo alzar la mirada y dejar, por un instante, de afanarnos por lo que no sacia, nos daremos cuenta de que el gran gozo que se puede encontrar zigzagueando despreocupadamente en una bicicleta, nadando en verano en una piscina o en el mar, patinando, balanceándose en un columpio o incluso saltando en paracaídas de aviones en perfecto estado de funcionamiento es una prefiguración del cielo. A inmensa distancia de lo que será el Reino celeste, por supuesto, pero en la dirección correcta, como una señal de carretera, que no es nuestro destino pero apunta hacia él.
Hemos sido creados para el cielo y todo nuestro ser desea llegar allí, aunque no seamos conscientes de ello e incluso aunque no creamos en su existencia. Como un caballo que piafa nervioso en el establo mientras lo ensillan para dar un paseo por el campo, nuestro cuerpo está impaciente por convertirse en lo que un día, si Dios quiere, llegará a ser: un cuerpo glorioso, a imagen del Cuerpo mismo de Cristo resucitado.
Nadar sin preocupaciones o burlar unos instantes la gravedad sobre una bicicleta nos acerca fugazmente a los cuerpos gloriosos, que, como dice la teología, gozarán de impasibilidad, sutilidad, agilidad y claridad. Los cuerpos de los bienaventurados en el cielo no estarán sometidos a las férreas limitaciones del espacio y las leyes de la física, sino que reinarán sobre ellas, al igual que Cristo resucitado, que pudo aparecerse corporalmente a los discípulos aunque estuvieran reunidos con las puertas cerradas.
También a nosotros Dios nos ha llamado a ser sus hijos y, como hijos del Rey, nuestro destino es reinar sobre el mundo creado, en lugar de vernos esclavizados por el pecado, el sufrimiento y la muerte. Somos una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que nos llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa.
Por eso cualquier pequeño placer honesto e inocente proporciona tanta alegría a quien sabe apreciarlo. Somos ciudadanos del cielo y, si bien podemos olvidarlo y vender nuestra primogenitura por un plato de lentejas, Dios se encarga de poner en nuestro camino esas pequeñas alegrías terrenas que, sin necesidad de razonamientos o teorías, hablan directamente a nuestro corazón de aquello que deseamos más que ninguna otra cosa.
Todo eso y mucho más podemos experimentarlo con sólo montar en bicicleta o disfrutar de cualquier otro sencillo placer que Dios nos regale. Siempre que abramos los ojos a las maravillas que Dios nos tiene preparadas y sepamos darle gracias en toda ocasión.
Bicicletas, patines y columpios, bendecid al Señor.
Campaña "Vuelve a casa" de Radio María
Por Marisa Rodrigo, responsable de la zona norte de Radio María
El Papa Francisco nos ha recordado con frecuencia que “la Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo geográficas, sino también existenciales”, y que “cuando no sale de sí misma para evangelizar se enferma”. En ese espíritu, Radio María, cuyo fin es ayudar a la Iglesia en su misión evangelizadora, intensifica la campaña Vuelve a casa, vuelve a la Iglesia. Su objetivo es acompañar a aquellos oyentes que están en proceso de acercamiento a la Iglesia católica, como comprobamos en los numerosos testimonios de conversiones que recibimos en la radio, sobre todo de personas de mediana edad, a las que se dirige principalmente esta campaña.
Los oyentes que lo deseen podrán encontrar programación específica, con diversos contenidos formativos y testimoniales, entre los que destacamos las Cartas de María de Nápoles, una prostituta italiana que se convirtió a la fe escuchando Radio María, y cuya emisión se estrenó este domingo día 11 de junio a las 21 h.
Por otra parte, los voluntarios de Radio María saldremos a la calle, dando testimonio de la acción de la radio en sus vidas y distribuyendo durante el verano una serie de materiales gratuitos (CDs y flyers) en diversos puntos de nuestra geografía. Un gran mural con el emblema de la campaña acompañará nuestras actuaciones, que irán siempre sustentadas en la oración. Radio Maria en Asturias (grupos de Oviedo y Gijón) está integrada en la Zona Norte I una división interna de Radio María, que comprende los grupos de las provincias de León y Cantabria.
El fin de semana del sábado 8 y domingo 9 de julio estaremos realizando la difusión de la campaña en Santander, plaza Matías Montero (Puerto Chico), en horario de 10,00 a 21,00 h.
La redes sociales serán un apoyo fundamental para dar a conocer estas acciones y, por ello, invitaremos a todos a compartir su testimonio en Facebook, en Twitter con el hashtag #VuelveaCasa, o en el correo testimonios@radiomaria.es
El domingo 11 de junio a las 21h se puso en marcha la página web www.vuelveacasa.es, un soporte para el resto de acciones de la campaña, con material descargable, testimonios, enlaces a programas relacionados e información de la ruta donde estarán los voluntarios.
Esta primera fase de la campaña abarcará esta temporada de 2017. En 2018, se centrará en la oración de petición y, en 2019 –coincidiendo con el 20.º aniversario de Radio María en España–, en la acción de gracias, acompañando así el itinerario de aquellos que acojan la Buena Noticia.
El Papa Francisco nos ha recordado con frecuencia que “la Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo geográficas, sino también existenciales”, y que “cuando no sale de sí misma para evangelizar se enferma”. En ese espíritu, Radio María, cuyo fin es ayudar a la Iglesia en su misión evangelizadora, intensifica la campaña Vuelve a casa, vuelve a la Iglesia. Su objetivo es acompañar a aquellos oyentes que están en proceso de acercamiento a la Iglesia católica, como comprobamos en los numerosos testimonios de conversiones que recibimos en la radio, sobre todo de personas de mediana edad, a las que se dirige principalmente esta campaña.
Los oyentes que lo deseen podrán encontrar programación específica, con diversos contenidos formativos y testimoniales, entre los que destacamos las Cartas de María de Nápoles, una prostituta italiana que se convirtió a la fe escuchando Radio María, y cuya emisión se estrenó este domingo día 11 de junio a las 21 h.
Por otra parte, los voluntarios de Radio María saldremos a la calle, dando testimonio de la acción de la radio en sus vidas y distribuyendo durante el verano una serie de materiales gratuitos (CDs y flyers) en diversos puntos de nuestra geografía. Un gran mural con el emblema de la campaña acompañará nuestras actuaciones, que irán siempre sustentadas en la oración. Radio Maria en Asturias (grupos de Oviedo y Gijón) está integrada en la Zona Norte I una división interna de Radio María, que comprende los grupos de las provincias de León y Cantabria.
El fin de semana del sábado 8 y domingo 9 de julio estaremos realizando la difusión de la campaña en Santander, plaza Matías Montero (Puerto Chico), en horario de 10,00 a 21,00 h.
La redes sociales serán un apoyo fundamental para dar a conocer estas acciones y, por ello, invitaremos a todos a compartir su testimonio en Facebook, en Twitter con el hashtag #VuelveaCasa, o en el correo testimonios@radiomaria.es
El domingo 11 de junio a las 21h se puso en marcha la página web www.vuelveacasa.es, un soporte para el resto de acciones de la campaña, con material descargable, testimonios, enlaces a programas relacionados e información de la ruta donde estarán los voluntarios.
Esta primera fase de la campaña abarcará esta temporada de 2017. En 2018, se centrará en la oración de petición y, en 2019 –coincidiendo con el 20.º aniversario de Radio María en España–, en la acción de gracias, acompañando así el itinerario de aquellos que acojan la Buena Noticia.
sábado, 10 de junio de 2017
En el homenaje a Doña Manuela del Carmen González Fernández
Carta al Secretario de la Asociación de Vecinos la Nozana de Viella
Estimado David:
Como ya te comenté,
sintiéndolo mucho de veras y por compromisos pastorales adquiridos previamente,
no os puedo acompañar esta tarde en la que Viella celebra el “Paxarru 2017”
Lo primero agradecer tu
deferencia en las invitaciones cursadas para el evento, tanto al Padre Serrano,
colaborador mío en la atención pastoral de nuestra parroquia, como a mí mismo,
al tiempo que felicitar a todos los miembros de esa Asociación por el acierto
que a mi juicio supone la elección de “Carmina” como una de las nominadas para
los galardones “Paxarros del año”.
Desde que me hice cargo de
la Parroquia de Santa María de Viella, cuya gestión no ha estado ni está exenta
de dificultades, he de decir que Carmina ha sido, sobre todo para mí
personalmente, todo un ejemplo de entrega y dedicación y de absoluta fidelidad,
coherencia y compromiso cristiano, lo cual tampoco necesita de mi testimonio
pues es algo más que evidente y de todos conocido.
Carmina ha servido SIEMPRE a
la Iglesia; fuera el que fuese el Párroco, y ahí precisamente radica su ejemplo
y singularidad en lo que a la Parroquia se refiere, algo nada fácil en un
pueblo tan plural y diverso (por decirlo de algún modo) donde muchas veces para
algunos te pasas y para otros te quedas corto. Carmina nunca ha temido vivir en
el ojo del cualquier huracán, pues siempre ha antepuesto a todo su compromiso
de fe, y ello la hace ser ejemplo de virtud para muchos y digna merecedora de
cualquier galardón; también del reconocimiento de la Comunidad Cristiana.
Disponibilidad,
servicialidad y fidelidad, son para mí atributos que definen a Carmina en su
relación con nuestra Parroquia y con los distintos sacerdotes que la han
atendido y atendemos; por eso, aún en la distancia que lamento, quiero sumarme
a este merecidísimo homenaje y manifestarle a Carmina el agradecimiento por su
trabajo diario en la Parroquia, encomendándola a ella a la Virgen de Fátima,
donde ahora me encuentro con una Peregrinación Diocesana presidida por el Sr.
Arzobispo, y también al tiempo, a todos los que formáis la Asociación de
Vecinos “La Nozana” y a todos los feligreses de Santa María de Viella.
Gracias de corazón a
Carmina; merecidas felicidades y mucho ánimo y salud para seguir sirviendo
muchos más años como ejemplo a la Parroquia.
Joaquín Manuel Serrano Vila,
Párroco de Viella
jueves, 8 de junio de 2017
Repasando el Catecismo (XLV)
El agnosticismo
2127 El agnosticismo reviste varias formas. En ciertos casos, el agnóstico se resiste a negar a Dios; al contrario, postula la existencia de un ser trascendente que no podría revelarse y del que nadie podría decir nada. En otros casos, el agnóstico no se pronuncia sobre la existencia de Dios, manifestando que es imposible probarla e incluso afirmarla o negarla.
2128 El agnosticismo puede contener a veces una cierta búsqueda de Dios, pero puede igualmente representar un indiferentismo, una huida ante la cuestión última de la existencia, y una pereza de la conciencia moral. El agnosticismo equivale con mucha frecuencia a un ateísmo práctico
2127 El agnosticismo reviste varias formas. En ciertos casos, el agnóstico se resiste a negar a Dios; al contrario, postula la existencia de un ser trascendente que no podría revelarse y del que nadie podría decir nada. En otros casos, el agnóstico no se pronuncia sobre la existencia de Dios, manifestando que es imposible probarla e incluso afirmarla o negarla.
2128 El agnosticismo puede contener a veces una cierta búsqueda de Dios, pero puede igualmente representar un indiferentismo, una huida ante la cuestión última de la existencia, y una pereza de la conciencia moral. El agnosticismo equivale con mucha frecuencia a un ateísmo práctico
RESPONSO A SAN ANTONIO DE PADUA
Si buscas milagro mira
muerte horror desterrados
miseria demonio unidos
leprosos, enfermos, sanos.
El peligro se retira,
los pobres van remediados,
cuéntenlo los socorridos
díganlo los Paduanos.
El mar sosiega su ira
redímanse encarcelados,
miembros y bienes perdidos,
recobran mozos y ancianos.
El peligro se retira,
los pobres van remediados
cuéntenlo los socorridos
díganlo los paduanos.
El mar sosiega su ira,
redímanse encarcelados,
miembros y bienes perdidos,
recobran mozos y ancianos.
El peligro se retira,
los pobres van remediados,
cuéntenlo los socorridos,
díganlo los paduanos.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
muerte horror desterrados
miseria demonio unidos
leprosos, enfermos, sanos.
El peligro se retira,
los pobres van remediados,
cuéntenlo los socorridos
díganlo los Paduanos.
El mar sosiega su ira
redímanse encarcelados,
miembros y bienes perdidos,
recobran mozos y ancianos.
El peligro se retira,
los pobres van remediados
cuéntenlo los socorridos
díganlo los paduanos.
El mar sosiega su ira,
redímanse encarcelados,
miembros y bienes perdidos,
recobran mozos y ancianos.
El peligro se retira,
los pobres van remediados,
cuéntenlo los socorridos,
díganlo los paduanos.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo.
Dios trino, que por los siglos
Dios trino, que por los siglos
infinito sea alabado.
El mar sosiega su ira,
redímanse encarcelados
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
El peligro se retira
los pobres van remediados
cuéntenlo los socorridos
díganlo los paduanos.
Ruega a Cristo por nosotros
Antonio Divino Santo
para que digamos así
de tus promesas seamos. Amén
El mar sosiega su ira,
redímanse encarcelados
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
El peligro se retira
los pobres van remediados
cuéntenlo los socorridos
díganlo los paduanos.
Ruega a Cristo por nosotros
Antonio Divino Santo
para que digamos así
de tus promesas seamos. Amén
La Universidad de San Dámaso impartirá cuatro cursos de verano
(InfoCatólica) Lista de cursos para este verano que serán impartidos en La Universidad de San Dámaso:
Del 27 de junio al 2 de julio. Curso de Misionología «Por tu palabra, echaremos las redes». audien.se/6StB
Del 16 al 23 de julio. XVII Curso de Teología de la Vida Consagrada. La Vida Consagrada Confessio Trinitatis (I): Jesucristo. audien.se/6T4q
Del 16 al 23 de julio. X Curso de Teología de la Vida Consagrada para Formadoras. Formar en la Confessio Trinitatis (I): Jesucristo. audien.se/6TDe
Del 19 al 21 de julio. Curso de verano. Una aproximación teológica a la relación entre corporalidad y sacramentalidad. audien.se/6Ue3
Del 27 de junio al 2 de julio. Curso de Misionología «Por tu palabra, echaremos las redes». audien.se/6StB
Del 16 al 23 de julio. XVII Curso de Teología de la Vida Consagrada. La Vida Consagrada Confessio Trinitatis (I): Jesucristo. audien.se/6T4q
Del 16 al 23 de julio. X Curso de Teología de la Vida Consagrada para Formadoras. Formar en la Confessio Trinitatis (I): Jesucristo. audien.se/6TDe
Del 19 al 21 de julio. Curso de verano. Una aproximación teológica a la relación entre corporalidad y sacramentalidad. audien.se/6Ue3
La Conferencia Episcopal tiene nuevo Portal de Transparencia
(cee) La Conferencia Episcopal ha presentado recientemente su nuevo portal de transparencia (www.transparenciaconferenciaepiscopal.es), un paso más en el camino marcado para hacer más accesible la información sobre la Iglesia católica en España.
La iniciativa, que hasta el momento se encontraba como una sección en la página oficial de la CEE, nació en el año 2015. Con el nuevo portal los contenidos son más accesibles, y permite descargar todos los datos en formato EXCEL para su uso particular.
domingo, 4 de junio de 2017
Repasando el Catecismo (XLIV)
El ateísmo
2123 “Muchos [...] de nuestros contemporáneos no perciben de ninguna manera esta unión íntima y vital con Dios o la rechazan explícitamente, hasta tal punto que el ateísmo debe ser considerado entre los problemas más graves de esta época” (GS 19, 1).
2124 El nombre de ateísmo abarca fenómenos muy diversos. Una forma frecuente del mismo es el materialismo práctico, que limita sus necesidades y sus ambiciones al espacio y al tiempo. El humanismo ateo considera falsamente que el hombre es “el fin de sí mismo, el único artífice y demiurgo único de su propia historia” (GS 20, 1). Otra forma del ateísmo contemporáneo espera la liberación del hombre de una liberación económica y social para la que “la religión, por su propia naturaleza, constituiría un obstáculo, porque, al orientar la esperanza del hombre hacia una vida futura ilusoria, lo apartaría de la construcción de la ciudad terrena” (GS 20, 2).
2125 En cuanto rechaza o niega la existencia de Dios, el ateísmo es un pecado contra la virtud de la religión (cf Rm 1, 18). La imputabilidad de esta falta puede quedar ampliamente disminuida en virtud de las intenciones y de las circunstancias. En la génesis y difusión del ateísmo “puede corresponder a los creyentes una parte no pequeña; en cuanto que, por descuido en la educación para la fe, por una exposición falsificada de la doctrina, o también por los defectos de su vida religiosa, moral y social, puede decirse que han velado el verdadero rostro de Dios y de la religión, más que revelarlo” (GS 19, 3).
2126 Con frecuencia el ateísmo se funda en una concepción falsa de la autonomía humana, llevada hasta el rechazo de toda dependencia respecto a Dios (GS 20, 1). Sin embargo, “el reconocimiento de Dios no se opone en ningún modo a la dignidad del hombre, ya que esta dignidad se funda y se perfecciona en el mismo Dios” (GS 21, 3). “La Iglesia sabe muy bien que su mensaje conecta con los deseos más profundos del corazón humano” (GS 21, 7).
Religión en la escuela. Por Monseñor Demetrio Fernández
En estos días los alumnos de secundaria y bachillerato van haciendo sus matrículas para el curso próximo. Es momento de apuntarse a la clase de religión católica para el curso que viene. La clase de religión es de libre elección por parte de los alumnos o sus padres, y es de obligatoria oferta según la ley para todos los centros públicos y privados. La religión no es una «marca», sino una asignatura muy importante. Y así lo han concretado las leyes, a pesar de la que está cayendo. La clase de religión y el profesor de religión han quedado afianzados en la nueva ley de educación.
Hay muchos factores que confluyen en la clase de religión. Por una parte, están los padres, que quieren lo mejor para sus hijos. Los padres son los primeros responsables, y no pueden ser sustituidos por nadie en esta responsabilidad. Los chicos no son hijos del Estado, sino de una familia. Por eso, que los padres estén atentos para que en diálogo amistoso con sus hijos, les hagan ver las ventajas de esta opción, los bienes que se derivan de elegir esta asignatura de religión en la escuela o en el instituto.
Por otra parte están los alumnos. He encontrado en general buena disposición hacia la clase de religión. Los jóvenes buscan la verdad, quieren saber. Siempre hay algún pasota, pero en general les interesan los temas de su religión católica, y tienen que aprender a dar razón de su esperanza y de su fe a otros compañeros, creyentes de otras religiones o no creyentes. Bien es verdad que un alumno tiende a aligerar su trabajo, y a veces la tentación está en no elegir la clase de religión católica para estar más libre. Por eso, hemos de ayudar a estos muchachos a caer en la cuenta de su elección importante.
Además, están los profesores. Nuestra diócesis cuenta con un buen equipo de profesores de religión. Profesionalmente capacitados, con buena pedagogía, el profesor de religión es también testigo ante los jóvenes de aquello que enseña. Los profesores tienen que ser personas de fe y de práctica religiosa. Un joven percibe inmediatamente si el profesor le habla de oídas o verdaderamente tiene experiencia de Dios y de la religión católica que están enseñando. Admiro y felicito a los profesores de religión que se han abierto camino entre sus compañeros de claustro, en ambientes a veces hostiles. Hay lugares en nuestra diócesis donde la clase de religión católica es considerada como entre las mejores, y eso se debe a la atención que los profesores prestan no sólo a su materia, sino sobre todo al trato con sus alumnos. Los jóvenes lo valoran y lo agradecen.
Por último, está también el ambiente en el que vivimos, que no es nada favorable. Un chico joven vive hoy bombardeado por propuestas engañosas de fácil bienestar. Y no hemos de ignorar que hay una continua incitación a apartarse de Dios y de todo lo religioso. Ser creyente hoy no está de moda. Pero al mismo tiempo el ambiente puede servir de revulsivo. Cuando uno es joven es inconformista. Ayudemos a los jóvenes a ser críticos con todas esas propuestas facilotas, que no construyen el futuro. La clase de religión les ayudará a ser ellos mismos.
Por eso, es el momento de apoyar todos, la clase de religión. Para muchos, es el único contacto con Jesucristo y con la Iglesia católica. En la formación de nuestros jóvenes, la Iglesia se juega su futuro. En los últimos cursos ha crecido el número de alumnos y padres que solicitan religión católica para sus hijos en la escuela. No es algo que vaya a menos, al contrario. A pesar de tantas dificultades y de voces que gritan que la religión salga de las aulas, en Primaria son más del 90 % los que lo solicitan y en Secundaria, en torno al 70 %. Ya quisieran tener estos porcentajes algunos de los cargos públicos que proponen sacar la religión de la escuela.
Hay muchos factores que confluyen en la clase de religión. Por una parte, están los padres, que quieren lo mejor para sus hijos. Los padres son los primeros responsables, y no pueden ser sustituidos por nadie en esta responsabilidad. Los chicos no son hijos del Estado, sino de una familia. Por eso, que los padres estén atentos para que en diálogo amistoso con sus hijos, les hagan ver las ventajas de esta opción, los bienes que se derivan de elegir esta asignatura de religión en la escuela o en el instituto.
Por otra parte están los alumnos. He encontrado en general buena disposición hacia la clase de religión. Los jóvenes buscan la verdad, quieren saber. Siempre hay algún pasota, pero en general les interesan los temas de su religión católica, y tienen que aprender a dar razón de su esperanza y de su fe a otros compañeros, creyentes de otras religiones o no creyentes. Bien es verdad que un alumno tiende a aligerar su trabajo, y a veces la tentación está en no elegir la clase de religión católica para estar más libre. Por eso, hemos de ayudar a estos muchachos a caer en la cuenta de su elección importante.
Además, están los profesores. Nuestra diócesis cuenta con un buen equipo de profesores de religión. Profesionalmente capacitados, con buena pedagogía, el profesor de religión es también testigo ante los jóvenes de aquello que enseña. Los profesores tienen que ser personas de fe y de práctica religiosa. Un joven percibe inmediatamente si el profesor le habla de oídas o verdaderamente tiene experiencia de Dios y de la religión católica que están enseñando. Admiro y felicito a los profesores de religión que se han abierto camino entre sus compañeros de claustro, en ambientes a veces hostiles. Hay lugares en nuestra diócesis donde la clase de religión católica es considerada como entre las mejores, y eso se debe a la atención que los profesores prestan no sólo a su materia, sino sobre todo al trato con sus alumnos. Los jóvenes lo valoran y lo agradecen.
Por último, está también el ambiente en el que vivimos, que no es nada favorable. Un chico joven vive hoy bombardeado por propuestas engañosas de fácil bienestar. Y no hemos de ignorar que hay una continua incitación a apartarse de Dios y de todo lo religioso. Ser creyente hoy no está de moda. Pero al mismo tiempo el ambiente puede servir de revulsivo. Cuando uno es joven es inconformista. Ayudemos a los jóvenes a ser críticos con todas esas propuestas facilotas, que no construyen el futuro. La clase de religión les ayudará a ser ellos mismos.
Por eso, es el momento de apoyar todos, la clase de religión. Para muchos, es el único contacto con Jesucristo y con la Iglesia católica. En la formación de nuestros jóvenes, la Iglesia se juega su futuro. En los últimos cursos ha crecido el número de alumnos y padres que solicitan religión católica para sus hijos en la escuela. No es algo que vaya a menos, al contrario. A pesar de tantas dificultades y de voces que gritan que la religión salga de las aulas, en Primaria son más del 90 % los que lo solicitan y en Secundaria, en torno al 70 %. Ya quisieran tener estos porcentajes algunos de los cargos públicos que proponen sacar la religión de la escuela.
Ordenaciones de sacerdotes y diáconos en la Catedral
(Iglesia de Asturias) La Catedral de Oviedo acogerá, este domingo, solemnidad de Pentecostés, a las cinco de la tarde, la ordenación sacerdotal de los diáconos David Cueto Rodríguez y Juan Felipe Restrepo Díaz, LD. Además, en la misma ceremonia serán ordenados diáconos Sebastián Hugo Castelli, LD, Emmanuel González Ortiz, Allan Eduardo Cerdas Gamboa y Ángel María Vilaboa Pérez.
Se unen así en una misma ordenación jóvenes procedentes del Seminario Metropolitano, del Seminario Redemptoris Mater (vinculado al Camino Neocatecumenal) y también diocesano, y del Seminario de la Asociación Lumen Dei, con sede en Nava.
Para David Cueto, uno de los dos diáconos que serán ordenados sacerdotes este domingo, se pondrá fin a un año que califica como “espectacular”. A su estancia en la misión diocesana de Bembereké (Benín), algo que se ha convertido en habitual para los recién ordenados diáconos en la diócesis, se unió posteriormente la experiencia de los primeros servicios pastorales en una zona rural, en este caso, las Peñamelleras. “En el Seminario tienes mucha formación teórica –subraya–. Un poco de práctica también, pero fundamentalmente teórica, y llegar a una parroquia real supone tener que contrastar todo lo que ves con lo que has aprendido. En realidad es una experiencia preciosa gracias al roce con la gente, porque llegas y te meten hasta lo más profundo de su casa y de su vida. Este año en las Peñamelleras he aprendido muchísimas cosas, me he sentido muy querido, y es que allí hay una Iglesia y unas comunidades muy bonitas”.
Nacido en Granada aunque residente en Oviedo desde pequeño, este joven de 38 años, estudiante de diseño, descubrió la fe en la JMJ de Colonia. “Llevaba tiempo buscando, y vivir la JMJ fue una especie de bomba, una conversión radical. Puedo decir que, al igual que los Reyes Magos que llegaron, adoraron al Niño y se fueron por otro camino, a mí me pasó algo parecido: llegué, vi, y después ya no podía ser el mismo”. “La vocación sacerdotal, en cambio, vino después”, reconoce, “con más sutileza y mucho enamoramiento también”.
Quedan tan sólo unos días para su ordenación sacerdotal, y David Cueto reconoce vivirlo “con temor y temblor: según se va acercando, uno se va haciendo cada vez más pequeñito –asegura–. En este año de diaconado me he dado cuenta (y creo que por esta experiencia tenemos que pasar todos) de mi propia pequeñez: no llegas a todo, no eres capaz de todo, no lo sabes todo, tienes que pedir perdón y dar gracias, y tienes mucho que aprender, callar y escuchar. Y esta sensación se multiplica a medida que va llegando la fecha de la ordenación, porque estás a punto de participar en el misterio de Cristo, y tú sigues siendo aquel que se equivoca de hora en una celebración, o llega a un sitio que no era. Aún así, te sitúas dando gracias y que venga lo que Dios quiera”.
Ángel María Vilaboa, de 27 años y natural de Avilés será uno de los próximos diáconos. Estudió en Gijón Ingeniería Informática Técnica, y con poco más de 20 años se planteó su vida y su futuro. “Quería saber qué necesitaba la Iglesia y cómo podía yo ayudar”, afirma. Uno de los detonantes para su vocación fue observar a sus propios párrocos, en Sabugo: “ver su ejemplo, su trabajo, ver que eran mayores y que no era fácil sustituirlos. Entonces la pregunta apareció: Cuando se vayan ellos ¿quién los va a reemplazar? De alguna manera fui haciendo un juego con Dios, hasta que vi que no había salida”, reconoce, entre risas.
Después de seis años en el Seminario, afirma no parecerse mucho al joven que entró con 20 años. “Han sido años de abrir la mente y el corazón a Dios en perspectivas totalmente nuevas”, dice. “Unos años de dejarse renovar, cambiar, transformar tus coordenadas y dejar que sea Dios quien lleve tu vida. Es verdad que tú sigues siendo el mismo, pero en estos seis años, que a mí me han parecido muchos más, siento que soy otro, aunque con los defectos y los fallos de siempre”. A pesar de todo, y especialmente con los nervios a flor de piel ante el acontecimiento del domingo, Ángel no puede evitar reconocer que está viviendo estos días “con una inmensa gratitud”, acompañado de sus seis hermanos y sus padres, “gente de fe que han estado siempre muy cerca de mí y que están muy contentos, ahora que ven que por fin llego a la meta”, dice.
De los jóvenes que se ordenarán diáconos este domingo se encuentran dos pertenecientes al Seminario Redemptoris Mater, diocesano y vinculado al Camino Neocatecumenal. Uno de ellos, Emmanuel González Ortiz, tiene 26 años y es natural de Costa Rica. “En realidad yo quería formar una familia –recuerda–, pero en una convivencia en Italia de jóvenes del Camino, sentí la llamada y me ofrecí para ser sacerdote y salí destinado al Seminario Redemptoris Mater de León, donde llegué con 18 años. Ahí estuve 4 años, hasta que se abrió éste, y me vine. Aquí finalicé los estudios y he estado tres años con el equipo de catequistas itinerantes del Camino de Extremadura”.
Su futuro, una vez ordenados “estará en manos de don Jesús”, tal y como afirma, “donde él quiera y el Señor le inspire, ahí iremos”, dice, porque los sacerdotes ordenados del Seminario Redemptoris Mater son diocesanos y se incorporan a la diócesis. En esta ocasión la familia de Emmanuel no acudirá, pues la lejanía hace que opten por esperar a la ordenación sacerdotal. Aún así, este joven costarricense señala que vive un momento de gran alegría “porque ves que Dios te ama tal y como eres, te acoge con tus pecados y tus miserias, y una vez que encuentras ese amor, qué más da todo, qué otra cosa te puede importar. Yo pienso Señor si estoy contigo, voy a ser feliz donde sea”. Por otra parte, añade, “el demonio hace su trabajo, e intenta tirar abajo todos lo que sabes que el Señor ha ido haciendo en tu vida, pone el futuro tenebroso, pero en el fondo pienso que el Señor me ha elegido porque me ha querido y no hay más misterio, y yo, en gratitud, respondo a su llamada: no tengo más méritos que presentarle al Señor”.
Un bailarín de break dande
De bailarín de break dance por las calles de su Medellín natal, hasta el Seminario de Lumen Dei, en Nava. Esa es la historia –en versión muy reducida y simplificada– del diácono Juan Felipe Restrepo Díaz, perteneciente a la asociación Lumen Dei. Él será el otro diácono que el domingo será ordenado sacerdote, junto con David Cueto.
Juan Felipe era un adolescente “normal”, tal y como él se define, que buscaba lo que todos: “me gustaba mucho el deporte, y también me gustaba verme reconocido”, afirma. “Por eso estaba volcado en el Break dance. No se me daba mal, y me llegaron a decir que tenía talento, así que mi sueño se convirtió en poder viajar a Estados Unidos o Alemania para poder seguir formándome, ya que sabía que allí había bailarines de nivel”. Para conseguir su sueño y poder viajar, Juan Felipe decidió ponerse a trabajar, y comenzó a repartir comida a domicilio. “Un día, pensé que la educación que me habían dado mis padres no se correspondía con el trabajo que tenía y las circusntancias en las que me encontraba, así que decidí hacer un alto en el camino y comencé a buscar la voluntad de Dios en mi vida”. A partir de ese momento, Juan Felipe ingresó en un grupo de oración, mediante el cual conoció Lumen Dei y finalizó dando el paso para el Seminario. “Al principio me preocupaba que me quedara el vacío del baile, al no poder practicarlo, pues era algo que habitualmente me motivaba e ilusionaba mucho, pero con el tiempo me he dado cuenta de que uno se puede igualmente emocionar a través del estudio y la investigación”.
Hoy se plantea su futuro procurando “no mirarme a mí mismo, sino a la diócesis, porque es una alegría saber que va a haber un sacerdote más para atender con mayor fluidez a las parroquias”.
Se unen así en una misma ordenación jóvenes procedentes del Seminario Metropolitano, del Seminario Redemptoris Mater (vinculado al Camino Neocatecumenal) y también diocesano, y del Seminario de la Asociación Lumen Dei, con sede en Nava.
Para David Cueto, uno de los dos diáconos que serán ordenados sacerdotes este domingo, se pondrá fin a un año que califica como “espectacular”. A su estancia en la misión diocesana de Bembereké (Benín), algo que se ha convertido en habitual para los recién ordenados diáconos en la diócesis, se unió posteriormente la experiencia de los primeros servicios pastorales en una zona rural, en este caso, las Peñamelleras. “En el Seminario tienes mucha formación teórica –subraya–. Un poco de práctica también, pero fundamentalmente teórica, y llegar a una parroquia real supone tener que contrastar todo lo que ves con lo que has aprendido. En realidad es una experiencia preciosa gracias al roce con la gente, porque llegas y te meten hasta lo más profundo de su casa y de su vida. Este año en las Peñamelleras he aprendido muchísimas cosas, me he sentido muy querido, y es que allí hay una Iglesia y unas comunidades muy bonitas”.
Nacido en Granada aunque residente en Oviedo desde pequeño, este joven de 38 años, estudiante de diseño, descubrió la fe en la JMJ de Colonia. “Llevaba tiempo buscando, y vivir la JMJ fue una especie de bomba, una conversión radical. Puedo decir que, al igual que los Reyes Magos que llegaron, adoraron al Niño y se fueron por otro camino, a mí me pasó algo parecido: llegué, vi, y después ya no podía ser el mismo”. “La vocación sacerdotal, en cambio, vino después”, reconoce, “con más sutileza y mucho enamoramiento también”.
Quedan tan sólo unos días para su ordenación sacerdotal, y David Cueto reconoce vivirlo “con temor y temblor: según se va acercando, uno se va haciendo cada vez más pequeñito –asegura–. En este año de diaconado me he dado cuenta (y creo que por esta experiencia tenemos que pasar todos) de mi propia pequeñez: no llegas a todo, no eres capaz de todo, no lo sabes todo, tienes que pedir perdón y dar gracias, y tienes mucho que aprender, callar y escuchar. Y esta sensación se multiplica a medida que va llegando la fecha de la ordenación, porque estás a punto de participar en el misterio de Cristo, y tú sigues siendo aquel que se equivoca de hora en una celebración, o llega a un sitio que no era. Aún así, te sitúas dando gracias y que venga lo que Dios quiera”.
Ángel María Vilaboa, de 27 años y natural de Avilés será uno de los próximos diáconos. Estudió en Gijón Ingeniería Informática Técnica, y con poco más de 20 años se planteó su vida y su futuro. “Quería saber qué necesitaba la Iglesia y cómo podía yo ayudar”, afirma. Uno de los detonantes para su vocación fue observar a sus propios párrocos, en Sabugo: “ver su ejemplo, su trabajo, ver que eran mayores y que no era fácil sustituirlos. Entonces la pregunta apareció: Cuando se vayan ellos ¿quién los va a reemplazar? De alguna manera fui haciendo un juego con Dios, hasta que vi que no había salida”, reconoce, entre risas.
Después de seis años en el Seminario, afirma no parecerse mucho al joven que entró con 20 años. “Han sido años de abrir la mente y el corazón a Dios en perspectivas totalmente nuevas”, dice. “Unos años de dejarse renovar, cambiar, transformar tus coordenadas y dejar que sea Dios quien lleve tu vida. Es verdad que tú sigues siendo el mismo, pero en estos seis años, que a mí me han parecido muchos más, siento que soy otro, aunque con los defectos y los fallos de siempre”. A pesar de todo, y especialmente con los nervios a flor de piel ante el acontecimiento del domingo, Ángel no puede evitar reconocer que está viviendo estos días “con una inmensa gratitud”, acompañado de sus seis hermanos y sus padres, “gente de fe que han estado siempre muy cerca de mí y que están muy contentos, ahora que ven que por fin llego a la meta”, dice.
De los jóvenes que se ordenarán diáconos este domingo se encuentran dos pertenecientes al Seminario Redemptoris Mater, diocesano y vinculado al Camino Neocatecumenal. Uno de ellos, Emmanuel González Ortiz, tiene 26 años y es natural de Costa Rica. “En realidad yo quería formar una familia –recuerda–, pero en una convivencia en Italia de jóvenes del Camino, sentí la llamada y me ofrecí para ser sacerdote y salí destinado al Seminario Redemptoris Mater de León, donde llegué con 18 años. Ahí estuve 4 años, hasta que se abrió éste, y me vine. Aquí finalicé los estudios y he estado tres años con el equipo de catequistas itinerantes del Camino de Extremadura”.
Su futuro, una vez ordenados “estará en manos de don Jesús”, tal y como afirma, “donde él quiera y el Señor le inspire, ahí iremos”, dice, porque los sacerdotes ordenados del Seminario Redemptoris Mater son diocesanos y se incorporan a la diócesis. En esta ocasión la familia de Emmanuel no acudirá, pues la lejanía hace que opten por esperar a la ordenación sacerdotal. Aún así, este joven costarricense señala que vive un momento de gran alegría “porque ves que Dios te ama tal y como eres, te acoge con tus pecados y tus miserias, y una vez que encuentras ese amor, qué más da todo, qué otra cosa te puede importar. Yo pienso Señor si estoy contigo, voy a ser feliz donde sea”. Por otra parte, añade, “el demonio hace su trabajo, e intenta tirar abajo todos lo que sabes que el Señor ha ido haciendo en tu vida, pone el futuro tenebroso, pero en el fondo pienso que el Señor me ha elegido porque me ha querido y no hay más misterio, y yo, en gratitud, respondo a su llamada: no tengo más méritos que presentarle al Señor”.
Un bailarín de break dande
De bailarín de break dance por las calles de su Medellín natal, hasta el Seminario de Lumen Dei, en Nava. Esa es la historia –en versión muy reducida y simplificada– del diácono Juan Felipe Restrepo Díaz, perteneciente a la asociación Lumen Dei. Él será el otro diácono que el domingo será ordenado sacerdote, junto con David Cueto.
Juan Felipe era un adolescente “normal”, tal y como él se define, que buscaba lo que todos: “me gustaba mucho el deporte, y también me gustaba verme reconocido”, afirma. “Por eso estaba volcado en el Break dance. No se me daba mal, y me llegaron a decir que tenía talento, así que mi sueño se convirtió en poder viajar a Estados Unidos o Alemania para poder seguir formándome, ya que sabía que allí había bailarines de nivel”. Para conseguir su sueño y poder viajar, Juan Felipe decidió ponerse a trabajar, y comenzó a repartir comida a domicilio. “Un día, pensé que la educación que me habían dado mis padres no se correspondía con el trabajo que tenía y las circusntancias en las que me encontraba, así que decidí hacer un alto en el camino y comencé a buscar la voluntad de Dios en mi vida”. A partir de ese momento, Juan Felipe ingresó en un grupo de oración, mediante el cual conoció Lumen Dei y finalizó dando el paso para el Seminario. “Al principio me preocupaba que me quedara el vacío del baile, al no poder practicarlo, pues era algo que habitualmente me motivaba e ilusionaba mucho, pero con el tiempo me he dado cuenta de que uno se puede igualmente emocionar a través del estudio y la investigación”.
Hoy se plantea su futuro procurando “no mirarme a mí mismo, sino a la diócesis, porque es una alegría saber que va a haber un sacerdote más para atender con mayor fluidez a las parroquias”.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)