La Iglesia celebrará el día 8 de octubre, a las once de la mañana, en la Catedral de Oviedo, la ceremonia de beatificación de los mártires de Nembra. El cardenal Angelo Amato, de la Congregación para las Causas de los Santos, oficiará el acto. También estarán los obispos de la archidiócesis de Santander, Astorga, León y Oviedo. El sacerdote Jenaro Fueyo, los mineros Segundo Alonso e Isidro Fernández, y el joven Antonio González tendrán su propia conmemoración en el calendario: el día 21 de octubre.
La instrucción de beatificación de los mártires de Nembra comenzó en 1990. "Estamos muy contentos de tener una fecha concreta", afirmó ayer el párroco de Nembra, Enrique Iglesias. El religioso Jenaro Fueyo es el único sacerdote diocesano muerto en la Guerra Civil que ha sido beatificado. El párroco fue capturado y torturado hasta su muerte en el año 1936. Estuvo apresado junto a Segundo Alonso, Isidro Fernández y Antonio González, que corrieron la misma suerte.
Fueron perseguidos en vida. Los cuatro formaban parte del grupo local de la Adoración Nocturna, una reunión que permitía dedicar una noche al mes a la oración. Fueyo tenía setenta y dos años y era conocido por su bondad y entrega a la comunidad. Los mineros Segundo Alonso e Isidro Fernández trabajaban en la Hullera Española, empresa del marqués de Comillas, y promovían la fe cristiana. El joven Antonio González era estudiante de magisterio. Cuentan que, a este último, los captores le dieron una oportunidad: le dijeron que si pisaba la piedra ara y blasfemaba, le liberarían. Él se negó.
La beatificación es un proceso previo a la canonización. Los beatos fallecen en su archidiócesis, mientras que los santos mueren por pasión universal. Para que se produzca la canonización de un beato es necesario un nuevo proceso y que se reconozcan dos milagros, que tendrán que ser aprobados desde el Vaticano. Enrique Iglesias aseguró que "nuestro objetivo es llegar a canonizar a los cuatro beatos de Nembra". Pero, avisó ayer, será un proceso "largo y costoso".
El párroco prefiere olvidarse del futuro estos días, para disfrutar de la alegría que siente ante la beatificación de los alleranos. "Lo que está pasando en esta parroquia es algo muy grande, debemos mucho a la fe cristiana de la localidad de Nembra", aseguró el sacerdote.
La instrucción de beatificación de los mártires de Nembra comenzó en 1990. "Estamos muy contentos de tener una fecha concreta", afirmó ayer el párroco de Nembra, Enrique Iglesias. El religioso Jenaro Fueyo es el único sacerdote diocesano muerto en la Guerra Civil que ha sido beatificado. El párroco fue capturado y torturado hasta su muerte en el año 1936. Estuvo apresado junto a Segundo Alonso, Isidro Fernández y Antonio González, que corrieron la misma suerte.
Fueron perseguidos en vida. Los cuatro formaban parte del grupo local de la Adoración Nocturna, una reunión que permitía dedicar una noche al mes a la oración. Fueyo tenía setenta y dos años y era conocido por su bondad y entrega a la comunidad. Los mineros Segundo Alonso e Isidro Fernández trabajaban en la Hullera Española, empresa del marqués de Comillas, y promovían la fe cristiana. El joven Antonio González era estudiante de magisterio. Cuentan que, a este último, los captores le dieron una oportunidad: le dijeron que si pisaba la piedra ara y blasfemaba, le liberarían. Él se negó.
La beatificación es un proceso previo a la canonización. Los beatos fallecen en su archidiócesis, mientras que los santos mueren por pasión universal. Para que se produzca la canonización de un beato es necesario un nuevo proceso y que se reconozcan dos milagros, que tendrán que ser aprobados desde el Vaticano. Enrique Iglesias aseguró que "nuestro objetivo es llegar a canonizar a los cuatro beatos de Nembra". Pero, avisó ayer, será un proceso "largo y costoso".
El párroco prefiere olvidarse del futuro estos días, para disfrutar de la alegría que siente ante la beatificación de los alleranos. "Lo que está pasando en esta parroquia es algo muy grande, debemos mucho a la fe cristiana de la localidad de Nembra", aseguró el sacerdote.
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