jueves, 4 de octubre de 2018

El Papa abre el Sínodo y llama a la escucha mutua para «discernir lo que el Señor pide a su Iglesia»

(Rel.) El Papa ha abierto el Sínodo de los Obispos que estará centrado en los jóvenes con una Eucaristía celebrada en la Plaza de San Pedro, en la que además de los miles de fieles han participado los padres sinodales y el resto de participantes que durante las próximas tres semanas debatirán sobre la respuesta que la Iglesia tiene que dar a los jóvenes y al mundo de hoy.

En su homilía, Francisco ha afirmado que “al iniciar este momento de gracia para toda la Iglesia, en sintonía con la Palabra de Dios, pedimos con insistencia al Paráclito que nos ayude a hacer memoria y a reavivar esas palabras del Señor que hacían arder nuestro corazón”.

Don de profecía

A las miles de personas presentes en la plaza, el Papa les recordó que “sabemos que nuestros jóvenes serán capaces de profecía y de visión en la medida que nosotros, ya mayores o ancianos, seamos capaces de soñar y así contagiar y compartir esos sueños y esperanzas que anidan en el corazón”.

El Pontífice insistió en el papel que tendrán los padres sinodales para que puedan “ungir a nuestros jóvenes con el don de profecía y la visión”. Además, en mitad de su homilía quiso mencionar la presencia de dos obispos provenientes de la China continental. “Démosles nuestra afectuosa bienvenida: gracias a su presencia, la comunión de todo el Episcopado con el Sucesor de Pedro es aún más visible”.

Crear un mundo mejor

Francisco llamó a romper con el “conformismo” y trabajar para ayudar a solucionar las situaciones que hacen sufrir a los jóvenes. “Ellos nos piden y reclaman –agregó- una entrega creativa, una dinámica inteligente, entusiasta y esperanzadora, y que no los dejemos solos en manos de tantos mercaderes de muerte que oprimen sus vidas y oscurecen su visión”.

De cara a las próximas semanas, el Papa pidió ponerse a la “escucha los unos de los otros para discernir juntos lo que el Señor le está pidiendo a su Iglesia. Y esto nos exige estar alertas y velar para que no domine la lógica de autopreservación y autorreferencialidad que termina convirtiendo en importante lo superfluo y haciendo superfluo lo importante”.

A su juicio, la escucha sincera, orante y con el menor número de “prejuicios y presupuestos” permitirá “entrar en comunión con las diferentes situaciones que vive el Pueblo de Dios”.

Citando el Concilio Vaticano II, Francisco quiso dirigirse especialmente a los padres sinodales: “Sed generosos, puros, respetuosos, sinceros. Y edificad con entusiasmo un mundo mejor que el de vuestros mayores”.

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