La Eucaristía dominical 2177 La celebración dominical del día y de la Eucaristía del Señor tiene un papel principalísimo en la vida de la Iglesia. “El domingo, en el que se celebra el misterio pascual, por tradición apostólica, ha de observarse en toda la Iglesia como fiesta primordial de precepto” (CIC can. 1246,§1). «Igualmente deben observarse los días de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, Epifanía, Ascensión, Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Santa María Madre de Dios, Inmaculada Concepción y Asunción, San José, Santos Apóstoles Pedro y Pablo y, finalmente, todos los Santos» (CIC can. 1246 §1). 2178 Esta práctica de la asamblea cristiana se remonta a los comienzos de la edad apostólica (cf Hch 2, 42-46; 1 Co 11, 17). La carta a los Hebreos dice: “No abandonéis vuestra asamblea, como algunos acostumbran hacerlo, antes bien, animaos mutuamente” (Hb 10, 25). «La tradición conserva el recuerdo de una exhortación siempre actual: “Venir temprano a la iglesia, acercarse al Señor y confesar sus pecados, arrepentirse en la oración [...] Asistir a la sagrada y divina liturgia, acabar su oración y no marcharse antes de la despedida [...] Lo hemos dicho con frecuencia: este día os es dado para la oración y el descanso. Es el día que ha hecho el Señor. En él exultamos y nos gozamos» (Pseudo-Eusebio de Alejandría, Sermo de die Dominica). 2179 “La parroquia es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio” (CIC can. 515,§1). Es el lugar donde todos los fieles pueden reunirse para la celebración dominical de la Eucaristía. La parroquia inicia al pueblo cristiano en la expresión ordinaria de la vida litúrgica, le congrega en esta celebración; le enseña la doctrina salvífica de Cristo. Practica la caridad del Señor en obras buenas y fraternas: «También puedes orar en casa; sin embargo no puedes orar igual que en la iglesia, donde son muchos los reunidos, donde el grito de todos se eleva a Dios como desde un solo corazón. Hay en ella algo más: la unión de los espíritus, la armonía de las almas, el vínculo de la caridad, las oraciones de los sacerdotes» (San Juan Crisóstomo, De incomprehensibili Dei natura seu contra Anomoeos, 3, 6). |
sábado, 30 de septiembre de 2017
Repasando el Catecismo (XLVVII)
martes, 26 de septiembre de 2017
Pensamientos correctores. Por Monseñor Antonio Gómez Cantero
Algunos no estaban de acuerdo con la decisión tomada. Discutían sobre la vida o simplemente de reajustes contra la libertad de expansión. La cuestión era que durante el verano habían acordonado una parte de la playa para salvar los huevos puestos por unas despistadas tortugas de mar. Quizás era cosa del tan traído y llevado cambio climático.
Preservar la vida es una de las grandes preocupaciones de la humanidad justamente ahora que parece que tocamos la divinidad con los dedos, idolatrando la técnica y la ciencia. Nunca como ahora tenemos que defender lo que antes, de una manera natural, habíamos resguardado con un mimo casi sagrado.
Las sociedades poderosas han determinado preparar silos para almacenar semillas de todas las especies.
La bóveda del fin del mundo, excavada en una montaña de las islas noruegas de Svalbard, en el Ártico, albergará un "arca de Noé" vegetal con millones de semillas de todo el planeta para asegurar su conservación en caso de catástrofe natural o humana.
Por otra parte, el proyecto Arca Congelada (2004) del Instituto de Genética de la Universidad de Nottingham pretende preservar el ADN, a 80ºC bajo cero, de especies animales en peligro de extinción, y a las que sobreviven, en cautividad, convirtiéndose en el mayor banco genético del mundo.
También es noticia que un grupo de investigadores de Greenwich, Warwick y Surrey han comenzado el Proyecto Perséfone, dedicado a la creación de un "arca interestelar", una nave espacial autosuficiente, que pueda llevar a los seres humanos a buscar un nuevo mundo para colonizar en caso de que la Tierra se vuelva inhabitable por el cambio climático o por una guerra nuclear o biológica. Rachel Armstrong, diseñadora del proyecto y profesora de la Universidad de Greenwich, decía: "Se trata de poner a prueba nuestra noción de sostenibilidad". Y Steve Fuller, el sociólogo del equipo, manifestó: "Necesitamos la naturaleza para sobrevivir, así que ¿cómo nos la podemos llevar con nosotros?".
Pero no sé si nos hemos dado cuenta, en todo esto parece que falta una semilla: la del amor. Ahora que casi todo se hace con fines lucrativos y desde el orgullo de la supervivencia de la especie humana… todas son arcas de Noé sin permiso de Dios, es decir verdaderas Torres de Babel. Si la creación del universo, si la creación del varón y la mujer es fruto del amor de Dios, todo diseño de supervivencia, sin el amor, nos llevará al fracaso, porque donde no anide el amor, crecerá la mala yerba del orgullo y por tanto el descarte del más débil.
El utilitarismo se nos ha metido hasta los tuétanos, todo lo que no responde a nuestras expectativas lo descartamos… se abandona en el almacén de lo inservible. Lo que nos estorba, lo que aparentemente no nos sirve, lo que no encaja dentro de nuestros proyectos lo descartamos. Creamos pensamientos correctores para poder tranquilizar nuestras conciencias intentando ser lo más políticamente correctos. Pero ¿en qué almacén arrinconamos a los niños que les hemos impedido ver la luz, dónde a los ancianos a quienes negamos los lazos del cariño, dónde los enfermos terminales, dónde la humanidad herida y las personas excluidas, dónde la destrucción de la naturaleza…?
¿Y hacemos proyectos para conservar en otra galaxia a todo ser vivo y a la humanidad? Perdonad que me dé la risa.
En la Capilla Sixtina, el gran Miguel Ángel dibuja a un Dios volcado hacia un hombre inerte, esforzándose por tocar su índice para darle la vida. A nosotros nos toca no desconectarnos de ese dedo creador de la vida, sólo por un acto de amor.
Exposición Cristianos Perseguidos en Pola de Siero
(iglesiadeasturias)
miércoles, 20 de septiembre de 2017
Repasando el Catecismo (XLVVI)
El día de la Resurrección: la nueva creación
2174 Jesús resucitó de entre los muertos “el primer día de la semana” (Mt 28, 1; Mc 16, 2; Lc 24, 1; Jn 20, 1). En cuanto es el “primer día”, el día de la Resurrección de Cristo recuerda la primera creación. En cuanto es el “octavo día”, que sigue al sábado (cf Mc 16, 1; Mt 28, 1), significa la nueva creación inaugurada con la resurrección de Cristo. Para los cristianos vino a ser el primero de todos los días, la primera de todas las fiestas, el día del Señor (Hè kyriakè hèmera, dies dominica), el “domingo”:
«Nos reunimos todos el día del sol porque es el primer día [después del sábado judío, pero también el primer día], en que Dios, sacando la materia de las tinieblas, creó al mundo; ese mismo día, Jesucristo nuestro Salvador resucitó de entre los muertos» (San Justino, Apologia, 1,67).
El domingo, plenitud del sábado
2175 El domingo se distingue expresamente del sábado, al que sucede cronológicamente cada semana, y cuya prescripción litúrgica reemplaza para los cristianos. Realiza plenamente, en la Pascua de Cristo, la verdad espiritual del sábado judío y anuncia el descanso eterno del hombre en Dios. Porque el culto de la ley preparaba el misterio de Cristo, y lo que se practicaba en ella prefiguraba algún rasgo relativo a Cristo (cf 1Co 10, 11):
«Los que vivían según el orden de cosas antiguo han pasado a la nueva esperanza, no observando ya el sábado, sino el día del Señor, en el que nuestra vida es bendecida por Él y por su muerte» (San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Magnesios, 9, 1).
2176 La celebración del domingo cumple la prescripción moral, inscrita en el corazón del hombre, de “dar a Dios un culto exterior, visible, público y regular bajo el signo de su bondad universal hacia los hombres” (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 2-2, q. 122, a. 4). El culto dominical realiza el precepto moral de la Antigua Alianza, cuyo ritmo y espíritu recoge celebrando cada semana al Creador y Redentor de su pueblo.
2174 Jesús resucitó de entre los muertos “el primer día de la semana” (Mt 28, 1; Mc 16, 2; Lc 24, 1; Jn 20, 1). En cuanto es el “primer día”, el día de la Resurrección de Cristo recuerda la primera creación. En cuanto es el “octavo día”, que sigue al sábado (cf Mc 16, 1; Mt 28, 1), significa la nueva creación inaugurada con la resurrección de Cristo. Para los cristianos vino a ser el primero de todos los días, la primera de todas las fiestas, el día del Señor (Hè kyriakè hèmera, dies dominica), el “domingo”:
«Nos reunimos todos el día del sol porque es el primer día [después del sábado judío, pero también el primer día], en que Dios, sacando la materia de las tinieblas, creó al mundo; ese mismo día, Jesucristo nuestro Salvador resucitó de entre los muertos» (San Justino, Apologia, 1,67).
El domingo, plenitud del sábado
2175 El domingo se distingue expresamente del sábado, al que sucede cronológicamente cada semana, y cuya prescripción litúrgica reemplaza para los cristianos. Realiza plenamente, en la Pascua de Cristo, la verdad espiritual del sábado judío y anuncia el descanso eterno del hombre en Dios. Porque el culto de la ley preparaba el misterio de Cristo, y lo que se practicaba en ella prefiguraba algún rasgo relativo a Cristo (cf 1Co 10, 11):
«Los que vivían según el orden de cosas antiguo han pasado a la nueva esperanza, no observando ya el sábado, sino el día del Señor, en el que nuestra vida es bendecida por Él y por su muerte» (San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Magnesios, 9, 1).
2176 La celebración del domingo cumple la prescripción moral, inscrita en el corazón del hombre, de “dar a Dios un culto exterior, visible, público y regular bajo el signo de su bondad universal hacia los hombres” (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 2-2, q. 122, a. 4). El culto dominical realiza el precepto moral de la Antigua Alianza, cuyo ritmo y espíritu recoge celebrando cada semana al Creador y Redentor de su pueblo.
«Vive, ama, cree, sueña; Dios es tu amigo», afirma el Papa, que pide no caer en la «desesperación»
(Rel.) El Papa Francisco presidió este miércoles la Audiencia General de los miércoles y centró su catequesis en educar en la esperanza. “Piensa que donde Dios ha sembrado, espera. No pienses que la lucha que conduces aquí en la tierra es del todo inútil, porque en nosotros late una semilla de absoluto. Dios no desilusiona, y si ha puesto una esperanza en nuestro corazón no la quiere truncar con frustraciones continuas”.
Francisco quiso insistir en que “todo nace para florecer en una eterna primavera”, y “también Dios nos hizo para florecer”, para lo que recordó “ese diálogo cuando el roble pidió al almendro, háblame de Dios y,... ¡el almendro floreció!”.
"Este mundo es un milagro de Dios"
De este modo, el Santo Padre indicó a los miles de fieles presentes que “donde Dios te ha plantado, espera. No cedas al desánimo. Recuerda que el enemigo que tienes que derrotar está dentro de ti. Cree firmemente que este mundo es un milagro de Dios, que él nos da la gracia de realizar nuevos prodigios, porque la fe y la esperanza caminan juntas. Confía en Dios Creador, que llevará su creación a cumplimiento definitivo, en el Espíritu Santo que guía todo hacia el bien, en Cristo que nos espera al final de nuestra existencia”.
Tal y como recoge Radio Vaticano, Francisco instó a los creyentes a que si “estás sentado, ponte en camino, si el aburrimiento te paraliza, échalo con obras de bien. Si te sientes vacío y desmoralizado, pide al Espíritu Santo que pueda de nuevo llenar tu vacío. Obra la paz en medio de los hombres, y no escuches la voz de quien derrama odio y divisiones. Ama y respeta el camino de cada persona, porque cada uno tiene la propia historia que contar”.
"Vive, ama, cree, sueña"
“¡No! Nunca pienses nunca que has luchado en vano, que al final de la vida nos espera el naufragio. Dios no nos engaña, llevará a plenitud como una eterna primavera, la esperanza que ha puesto en nuestro corazón. No te quedes paralizado, levántate, camina, confía: sueña. Sé constructor de paz y no de odio o división. Ama a tu prójimo, respeta el camino de cada uno, sé compasivo y justo. Sueña con un mundo nuevo. Pide a Dios la gracia de ser valiente. Recuerda que Jesús venció por nosotros al miedo, el enemigo más grande contra nuestra fe. Reconoce que por el Bautismo tu vida pertenece a Cristo y él vive en ti, y a través tuyo, con su mansedumbre, quiere someter a los enemigos del hombre: el pecado, el odio, el crimen, la violencia”, agregó.
En su catequesis, el Papa quiso recordar a todos que “no eres superior a nadie y que, como cristiano, eres hermano de todos los hombres. Cultiva ideales y sé fiel a ellos. Y si te equivocas, no dudes en levantarte siempre, pues no somos infalibles, y el Hijo de Dios ha venido para rescatarnos a todos”.
“No estés encarcelado en tus errores, ellos no deben ser una prisión”, nos consoló Francisco, y reafirmó que “Dios ha venido para los enfermos no para los sanos”, por lo que “vino también para ti”. Y “si te golpea la amargura” –añadió – “cree en las personas que trabajan por el bien: en su humildad está la semilla de un mundo nuevo. Y frecuenta las personas que han custodiado el corazón como el de un niño: aprende de la maravilla, cultiva el estupor: ‘Vive, ama, cree, sueña. Dios es tu amigo, y con su gracia, nunca caigas en la desesperación’”, concluyó.
El Año Jubilar ya tiene página web
(iglesiadeasturias)
Desde la página de la diócesis www.iglesiadeasturias.org es posible acceder al microsite creado especialmente para recoger toda la información relativa al Año Jubilar en Covadonga.
Es posible consultar la agenda –actualmente en construcción–, noticias de actualidad y documentación sobre el centenario, así como descargarse el material litúrgico preparado para la ocasión, consultar los horarios de las eucaristías en el Santuario, o los requisitos para ganar el Jubileo.
sábado, 9 de septiembre de 2017
AVISO
EL HORARIO DE MISAS SEGUIRÁ SIENDO
17´00h. (Sábados)
y 11´00h. (Domingos)
y 11´00h. (Domingos)
HASTA EL 17 DE SEPTIEMBRE INCLUSIVE
Repasando el Catecismo (XLVV)
III. El nombre cristiano
2156 El sacramento del Bautismo es conferido “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,19). En el bautismo, el nombre del Señor santifica al hombre, y el cristiano recibe su nombre en la Iglesia. Puede ser el nombre de un santo, es decir, de un discípulo que vivió una vida de fidelidad ejemplar a su Señor. Al ser puesto bajo el patrocinio de un santo, se ofrece al cristiano un modelo de caridad y se le asegura su intercesión. El “nombre de Bautismo” puede expresar también un misterio cristiano o una virtud cristiana. “Procuren los padres, los padrinos y el párroco que no se imponga un nombre ajeno al sentir cristiano” (CIC can. 855)
2157 El cristiano comienza su jornada, sus oraciones y sus acciones con la señal de la cruz, “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”. El bautizado consagra la jornada a la gloria de Dios e invoca la gracia del Señor que le permite actuar en el Espíritu como hijo del Padre. La señal de la cruz nos fortalece en las tentaciones y en las dificultades.
2158 Dios llama a cada uno por su nombre (cf Is 43, 1; Jn 10, 3). El nombre de todo hombre es sagrado. El nombre es la imagen de la persona. Exige respeto en señal de la dignidad del que lo lleva.
2159 El nombre recibido es un nombre de eternidad. En el reino de Dios, el carácter misterioso y único de cada persona marcada con el nombre de Dios brillará a plena luz. “Al vencedor [...] le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita, un nombre nuevo que nadie conoce, sino el que lo recibe” (Ap 2, 17). “Miré entonces y había un Cordero, que estaba en pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que llevaban escrito en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre” (Ap 14, 1).
2156 El sacramento del Bautismo es conferido “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,19). En el bautismo, el nombre del Señor santifica al hombre, y el cristiano recibe su nombre en la Iglesia. Puede ser el nombre de un santo, es decir, de un discípulo que vivió una vida de fidelidad ejemplar a su Señor. Al ser puesto bajo el patrocinio de un santo, se ofrece al cristiano un modelo de caridad y se le asegura su intercesión. El “nombre de Bautismo” puede expresar también un misterio cristiano o una virtud cristiana. “Procuren los padres, los padrinos y el párroco que no se imponga un nombre ajeno al sentir cristiano” (CIC can. 855)
2157 El cristiano comienza su jornada, sus oraciones y sus acciones con la señal de la cruz, “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”. El bautizado consagra la jornada a la gloria de Dios e invoca la gracia del Señor que le permite actuar en el Espíritu como hijo del Padre. La señal de la cruz nos fortalece en las tentaciones y en las dificultades.
2158 Dios llama a cada uno por su nombre (cf Is 43, 1; Jn 10, 3). El nombre de todo hombre es sagrado. El nombre es la imagen de la persona. Exige respeto en señal de la dignidad del que lo lleva.
2159 El nombre recibido es un nombre de eternidad. En el reino de Dios, el carácter misterioso y único de cada persona marcada con el nombre de Dios brillará a plena luz. “Al vencedor [...] le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita, un nombre nuevo que nadie conoce, sino el que lo recibe” (Ap 2, 17). “Miré entonces y había un Cordero, que estaba en pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que llevaban escrito en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre” (Ap 14, 1).
El Papa insiste en Colombia en su defensa de la vida desde el vientre materno a la muerte natural
(Rel.) Tras hablar ante miles de jóvenes y transmitirles un apasionado discurso de esperanza el Papa Francisco se reunió con los obispos de Colombia en el Palacio Cardenalicio de Bogotá. Como en otras ocasiones, el Santo Padre aprovechó su intervención para destacar que la Iglesia defiende la vida desde el vientre materno hasta su muerte natural.
De este modo, el Papa afirmó que piensa “en las familias colombianas, en la defensa de la vida desde el vientre materno hasta su natural conclusión, en la plaga de la violencia y del alcoholismo, no raramente extendida en los hogares, en la fragilidad del vínculo matrimonial y la ausencia de los padres de familia con sus trágicas consecuencias de inseguridad y orfandad”.
Tal y como recoge Aciprensa, Francisco también recordó a los jóvenes “amenazados por el vacío del alma y arrastrados en la fuga de la droga, en el estilo de vida fácil, en la tentación subversiva”, además de los “numerosos y generosos sacerdotes y en el desafío de sostenerlos en la fiel y cotidiana elección por Cristo y por la Iglesia, mientras algunos otros continúan propagando la cómoda neutralidad de aquellos que nada eligen para quedarse con la soledad de sí mismos”.
La Iglesia debe dar cobijo a las familias
Del mismo modo, Francisco aseguró que también pensaba “en los fieles laicos esparcidos en todas las Iglesias particulares, resistiendo fatigosamente para dejarse congregar por Dios que es comunión, aun cuando no pocos proclaman el nuevo dogma del egoísmo y de la muerte de toda solidaridad, palabra que hay que sacarla del diccionario”.
Por todo ello, el Santo Padre les alentó a conservar la serenidad y vivir la humildad de Dios y los cuestionó: “¿Qué otra cosa más fuerte pueden ofrecer a la familia colombiana que la fuerza humilde del Evangelio del amor generoso que une al hombre y a la mujer, haciéndolos imagen de la unión de Cristo con su Iglesia, transmisores y guardianes de la vida?”.
El Papa resaltó que “las familias tienen necesidad de saber que en Cristo pueden volverse árbol frondoso capaz de ofrecer sombra, dar fruto en todas las estaciones del año, anidar la vida en sus ramas”.
Francisco exhortó también a los obispos a no tener “miedo de alzar serenamente la voz para recordar a todos que una sociedad que se deja seducir por el espejismo del narcotráfico se arrastra a sí misma en esa metástasis moral que mercantiliza el infierno y siembra por doquier la corrupción y, al mismo tiempo, engorda los paraísos fiscales”.
Cuidar adecuadamente de los sacerdotes
Igualmente, el Papa alentó a los prelados a cuidar adecuadamente a los sacerdotes, sobre cuyas espaldas “frecuentemente pesa la fatiga del trabajo cotidiano de la Iglesia. Ellos están en primera línea, continuamente circundados de la gente que, abatida, busca en ellos el rostro del pastor. La gente se acerca y golpea a sus corazones”.
“Ellos deben dar de comer a la multitud y el alimento de Dios no es nunca una propiedad de la cual se puede disponer sin más”, por lo cual deben vigilar sus “raíces espirituales”.
El Papa luego les pidió no descuidar a los consagrados, ya que estos hombres y mujeres constituyen “la bofetada kerigmática a toda mundanidad y son llamados a quemar cualquier resaca de valores mundanos en el fuego de las bienaventuranzas vividas sin glosa y en el total abajamiento de sí mismos en el servicio”.
Francisco reflexionó luego sobre la Iglesia en la Amazonía, y los alentó a cuidarla ya que “Colombia no la puede amputar sin ser mutilada en su rostro y en su alma”.
Intercesión de la Virgen de Chiquinquirá
En la parte final de su discurso, el Papa Francisco pidió a los obispos dirigirse espiritualmente a “Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, cuya imagen han tenido la delicadeza de traer de su Santuario a la magnífica Catedral de esta ciudad para que también yo la pudiera contemplar”.
“Así como en Chiquinquirá Dios ha renovado el esplendor del rostro de su Madre, que Él siga iluminando con su celestial luz el rostro de este entero País y bendiga a la Iglesia de Colombia con su benévola compañía. Y los bendigo a ustedes a quienes les agradezco todo lo que hacen. Gracias”, concluyó.
Regresar, con ilusión, a la casa de la Madre
(Iglesia de Asturias) El 8 de septiembre de 1918 fueron coronadas canónicamente las imágenes de la Virgen de Covadonga y del Niño Jesús que porta en brazos. El entonces Obispo de Oviedo, Mons. Javier Baztán y Urniza, había solicitado esta gracia al Papa Benedicto XV, así como la concesión de un Jubileo extraordinario, que también se celebró, entre los meses de marzo y octubre de ese año. Un año en el que, además, se conmemoraba el duodécimo centenario de la batalla de Covadonga. El Pontífice, en aquel momento, reconoció de esta manera la fama y la expansión de la devoción a la Santina de Covadonga por todo el mundo, como ya se había hecho con la Virgen del Pilar, coronada canónicamente unos años antes, en 1905, para conmemorar el cincuentenario del dogma de la Inmaculada Concepción.
Al acto, que fue presidido por el Cardenal Arzobispo de Toledo, el asturiano Mons. Victoriano Guisasola y Menéndez, acudieron los reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia, representantes del Gobierno de España y de las autoridades locales. Durante un año, el pueblo asturiano se movilizó para recoger donativos, algo que se consiguió con creces, con la ayuda, también, de muchas otras personas de fuera de Asturias.
Para conmemorar este singular momento de la historia de la diócesis de Oviedo, cien años más tarde, el Papa Francisco ha concedido un Año Jubilar para Covadonga que tendrá como lema “Madre y Reina”, y que dará comienzo mañana, 8 de septiembre, fiesta de Nuestra Señora de Covadonga. Como es tradicional, tendrá lugar una eucaristía en la Basílica, a las 12 del mediodía, y en esta ocasión especial estará presidida por el Cardenal Arzobispo de Valladolid, Mons. Ricardo Blázquez. Junto al Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, también estarán presentes otros obispos de diferentes diócesis españolas como Bilbao, Lugo, León, Santander o Mondoñedo-Ferrol.
El pasado martes tuvo lugar, en la sede del Arzobispado, en Oviedo, la presentación ante los medios de comunicación del Año Jubilar mariano. En el acto comparecieron ante la prensa el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, el Abad de Covadonga, Adolfo Mariño, y el diseñador del Logo y el Cartel para este Año Jubilar, Javier Bueno. En el transcurso del mismo, el Arzobispo de Oviedo quiso recordar que Covadonga es, para “todos nosotros, las gentes de Asturias, un lugar especial en cuanto a su ubicación natural, pues el Valle del Auseva es de una belleza sin igual”. “Aún recuerdo –afirmó– las palabras de san Juan Pablo II en su visita a Covadonga, en 1989. En aquel momento él, que a esas alturas ya había recorrido casi todo el mundo, decía que conocía tres lugares particularmente bellos, y uno de ellos lo situó en Covadonga”. “Pero esa belleza natural –continuó– se compagina con una historia que tiene comienzo en aquel valle, una historia a la que, a través de los siglos nosotros pertenecemos, una historia identitaria para Asturias y para todo lo que nació en ese punto de encuentro”. Y finalmente, afirmó que “Covadonga es también para la comunidad cristiana, un referente, porque allí tenemos el alma y el corazón donde palpita nuestra esperanza”.
La diócesis, a lo largo de todo este Año Jubilar, desarrollará un cronograma de actividades a nivel pastoral y religioso, pero también cultural, pues “con motivo de esta efeméride, Covadonga se presta a tener una reflexión sobre la historia, el arte y la cultura en general”, recordó Mons. Jesús Sanz, y finalmente, a nivel social, pues “a esa casa, en forma de cueva, acuden muchas personas y no todas lo hacen con una sonrisa, a dar gracias, sino que acuden también muchas personas llevando su penuria, con lágrimas en los ojos, pidiendo gracia para salir adelante en un mal momento”, recordó el Arzobispo. Por ello, durante el Año Jubilar se irán reuniendo donativos que finalmente se entregarán a quien Cáritas Asturias considere más oportuno, “pues ellos son los que conocen y acompañan día a día a tantas personas con necesidad”.
En su intervención, el Abad de Covadonga, Adolfo Mariño, explicó que el Año Jubilar cuenta con un programa cuyo referente se centra en el Plan Pastoral diocesano vigente: La ciudad se llenó de alegría. “Habrá celebraciones eucarísticas –dijo– cuidaremos especialmente el Sacramento de la Penitencia, y tanto las Delegaciones diocesanas, como los arciprestazgos o las comunidades parroquiales, este año, mirarán a Covadonga, como Covadonga mirará la vida real y pastoral de la diócesis”. Entre otras actividades el Abad destacó el concierto de una Misa inédita de la Virgen de Covadonga, que el Arzobispo de Oviedo describió como “bellísima”, y que se estrenará antes de finalizar el año en varios puntos de la geografía asturiana. El Ciclo de Órgano –que va por su décima edición–, junto con Mesas Redondas; la participación de la Escolanía y su intercambio con las Escolanías de otros Santuarios españoles; un ciclo de “Conversaciones en Covadonga” o un “Congreso mariológico” son algunas de las actividades que están programadas para este Jubileo, y que se irán anunciando a lo largo del año.
Al acto, que fue presidido por el Cardenal Arzobispo de Toledo, el asturiano Mons. Victoriano Guisasola y Menéndez, acudieron los reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia, representantes del Gobierno de España y de las autoridades locales. Durante un año, el pueblo asturiano se movilizó para recoger donativos, algo que se consiguió con creces, con la ayuda, también, de muchas otras personas de fuera de Asturias.
Para conmemorar este singular momento de la historia de la diócesis de Oviedo, cien años más tarde, el Papa Francisco ha concedido un Año Jubilar para Covadonga que tendrá como lema “Madre y Reina”, y que dará comienzo mañana, 8 de septiembre, fiesta de Nuestra Señora de Covadonga. Como es tradicional, tendrá lugar una eucaristía en la Basílica, a las 12 del mediodía, y en esta ocasión especial estará presidida por el Cardenal Arzobispo de Valladolid, Mons. Ricardo Blázquez. Junto al Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, también estarán presentes otros obispos de diferentes diócesis españolas como Bilbao, Lugo, León, Santander o Mondoñedo-Ferrol.
El pasado martes tuvo lugar, en la sede del Arzobispado, en Oviedo, la presentación ante los medios de comunicación del Año Jubilar mariano. En el acto comparecieron ante la prensa el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, el Abad de Covadonga, Adolfo Mariño, y el diseñador del Logo y el Cartel para este Año Jubilar, Javier Bueno. En el transcurso del mismo, el Arzobispo de Oviedo quiso recordar que Covadonga es, para “todos nosotros, las gentes de Asturias, un lugar especial en cuanto a su ubicación natural, pues el Valle del Auseva es de una belleza sin igual”. “Aún recuerdo –afirmó– las palabras de san Juan Pablo II en su visita a Covadonga, en 1989. En aquel momento él, que a esas alturas ya había recorrido casi todo el mundo, decía que conocía tres lugares particularmente bellos, y uno de ellos lo situó en Covadonga”. “Pero esa belleza natural –continuó– se compagina con una historia que tiene comienzo en aquel valle, una historia a la que, a través de los siglos nosotros pertenecemos, una historia identitaria para Asturias y para todo lo que nació en ese punto de encuentro”. Y finalmente, afirmó que “Covadonga es también para la comunidad cristiana, un referente, porque allí tenemos el alma y el corazón donde palpita nuestra esperanza”.
La diócesis, a lo largo de todo este Año Jubilar, desarrollará un cronograma de actividades a nivel pastoral y religioso, pero también cultural, pues “con motivo de esta efeméride, Covadonga se presta a tener una reflexión sobre la historia, el arte y la cultura en general”, recordó Mons. Jesús Sanz, y finalmente, a nivel social, pues “a esa casa, en forma de cueva, acuden muchas personas y no todas lo hacen con una sonrisa, a dar gracias, sino que acuden también muchas personas llevando su penuria, con lágrimas en los ojos, pidiendo gracia para salir adelante en un mal momento”, recordó el Arzobispo. Por ello, durante el Año Jubilar se irán reuniendo donativos que finalmente se entregarán a quien Cáritas Asturias considere más oportuno, “pues ellos son los que conocen y acompañan día a día a tantas personas con necesidad”.
En su intervención, el Abad de Covadonga, Adolfo Mariño, explicó que el Año Jubilar cuenta con un programa cuyo referente se centra en el Plan Pastoral diocesano vigente: La ciudad se llenó de alegría. “Habrá celebraciones eucarísticas –dijo– cuidaremos especialmente el Sacramento de la Penitencia, y tanto las Delegaciones diocesanas, como los arciprestazgos o las comunidades parroquiales, este año, mirarán a Covadonga, como Covadonga mirará la vida real y pastoral de la diócesis”. Entre otras actividades el Abad destacó el concierto de una Misa inédita de la Virgen de Covadonga, que el Arzobispo de Oviedo describió como “bellísima”, y que se estrenará antes de finalizar el año en varios puntos de la geografía asturiana. El Ciclo de Órgano –que va por su décima edición–, junto con Mesas Redondas; la participación de la Escolanía y su intercambio con las Escolanías de otros Santuarios españoles; un ciclo de “Conversaciones en Covadonga” o un “Congreso mariológico” son algunas de las actividades que están programadas para este Jubileo, y que se irán anunciando a lo largo del año.
domingo, 3 de septiembre de 2017
Repasando el Catecismo (XLVIV)
II. Tomar el Nombre del Señor en vano
2150 El segundo mandamiento prohíbe el juramento en falso. Hacer juramento o jurar es tomar a Dios por testigo de lo que se afirma. Es invocar la veracidad divina como garantía de la propia veracidad. El juramento compromete el nombre del Señor. “Al Señor tu Dios temerás, a él le servirás, por su nombre jurarás” (Dt 6, 13).
2151 La reprobación del juramento en falso es un deber para con Dios. Como Creador y Señor, Dios es la norma de toda verdad. La palabra humana está de acuerdo o en oposición con Dios que es la Verdad misma. El juramento, cuando es veraz y legítimo, pone de relieve la relación de la palabra humana con la verdad de Dios. El falso juramento invoca a Dios como testigo de una mentira.
2152 Es perjuro quien, bajo juramento, hace una promesa que no tiene intención de cumplir, o que, después de haber prometido bajo juramento, no mantiene. El perjurio constituye una grave falta de respeto hacia el Señor que es dueño de toda palabra. Comprometerse mediante juramento a hacer una obra mala es contrario a la santidad del Nombre divino.
2153 Jesús expuso el segundo mandamiento en el Sermón de la Montaña: «Habéis oído que se dijo a los antepasados: “no perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos”. Pues yo os digo que no juréis en modo alguno... sea vuestro lenguaje: “sí, sí”; “no, no”: que lo que pasa de aquí viene del Maligno» (Mt 5, 33-34.37; cf St 5, 12). Jesús enseña que todo juramento implica una referencia a Dios y que la presencia de Dios y de su verdad debe ser honrada en toda palabra. La discreción del recurso a Dios al hablar va unida a la atención respetuosa a su presencia, reconocida o menospreciada en cada una de nuestras afirmaciones.
2154 Siguiendo a san Pablo (cf 2 Co 1, 23; Ga 1, 20), la Tradición de la Iglesia ha comprendido las palabras de Jesús en el sentido de que no se oponen al juramento cuando éste se hace por una causa grave y justa (por ejemplo, ante el tribunal). “El juramento, es decir, la invocación del Nombre de Dios como testigo de la verdad, sólo puede prestarse con verdad, con sensatez y con justicia” (CIC can. 1199, §1).
2155 La santidad del nombre divino exige no recurrir a él por motivos fútiles, y no prestar juramento en circunstancias que pudieran hacerlo interpretar como una aprobación de una autoridad que lo exigiese injustamente. Cuando el juramento es exigido por autoridades civiles ilegítimas, puede ser rehusado. Debe serlo, cuando es impuesto con fines contrarios a la dignidad de las personas o a la comunión de la Iglesia.
2150 El segundo mandamiento prohíbe el juramento en falso. Hacer juramento o jurar es tomar a Dios por testigo de lo que se afirma. Es invocar la veracidad divina como garantía de la propia veracidad. El juramento compromete el nombre del Señor. “Al Señor tu Dios temerás, a él le servirás, por su nombre jurarás” (Dt 6, 13).
2151 La reprobación del juramento en falso es un deber para con Dios. Como Creador y Señor, Dios es la norma de toda verdad. La palabra humana está de acuerdo o en oposición con Dios que es la Verdad misma. El juramento, cuando es veraz y legítimo, pone de relieve la relación de la palabra humana con la verdad de Dios. El falso juramento invoca a Dios como testigo de una mentira.
2152 Es perjuro quien, bajo juramento, hace una promesa que no tiene intención de cumplir, o que, después de haber prometido bajo juramento, no mantiene. El perjurio constituye una grave falta de respeto hacia el Señor que es dueño de toda palabra. Comprometerse mediante juramento a hacer una obra mala es contrario a la santidad del Nombre divino.
2153 Jesús expuso el segundo mandamiento en el Sermón de la Montaña: «Habéis oído que se dijo a los antepasados: “no perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos”. Pues yo os digo que no juréis en modo alguno... sea vuestro lenguaje: “sí, sí”; “no, no”: que lo que pasa de aquí viene del Maligno» (Mt 5, 33-34.37; cf St 5, 12). Jesús enseña que todo juramento implica una referencia a Dios y que la presencia de Dios y de su verdad debe ser honrada en toda palabra. La discreción del recurso a Dios al hablar va unida a la atención respetuosa a su presencia, reconocida o menospreciada en cada una de nuestras afirmaciones.
2154 Siguiendo a san Pablo (cf 2 Co 1, 23; Ga 1, 20), la Tradición de la Iglesia ha comprendido las palabras de Jesús en el sentido de que no se oponen al juramento cuando éste se hace por una causa grave y justa (por ejemplo, ante el tribunal). “El juramento, es decir, la invocación del Nombre de Dios como testigo de la verdad, sólo puede prestarse con verdad, con sensatez y con justicia” (CIC can. 1199, §1).
2155 La santidad del nombre divino exige no recurrir a él por motivos fútiles, y no prestar juramento en circunstancias que pudieran hacerlo interpretar como una aprobación de una autoridad que lo exigiese injustamente. Cuando el juramento es exigido por autoridades civiles ilegítimas, puede ser rehusado. Debe serlo, cuando es impuesto con fines contrarios a la dignidad de las personas o a la comunión de la Iglesia.
Exalumnos de Benedicto XVI analizan persecución a cristianos
(Gaudium Press/InfoCatólica) El grupo de exalumnos de Teología de Benedicto XVI , el «Ratzinger Schuelerkreis», se reúne en Roma, Italia, del 01 al 03 de septiembre en su tradicional encuentro anual. En esta edición, los miembros discutirán sobre la persecución de los cristianos y el martirio en la actualidad. Además de los exalumnos, se reúnen de forma paralela un grupo de jóvenes académicos que estudia el pensamiento del Papa emérito.
Según informó a CNA el P. Stephan Horn, coordinador del Ratzinger Schuelerkreis y ex profesor asistente del entonces Prof. Joseph Ratzinger in Regensburg, Alemania, comentó que el tema de la persecución «encontró el consenso de la mayoría de los miembros del Schuelerkreis y Benedicto XVI lo acepto y sugirió inmediatamente a los presentadores para el simposio». Los dos presentadores elegidos por el Papa emérito son Mons. Helmut Moll, exégeta e historiador, y Mons. Manfred Scheuer, Obispo de Linz, Austria, quienes han estudiado en profundidad el fenómeno del martirio en el siglo XX.
Mons. Moll, por ejemplo, es el curador del «Martirologio Alemán», una obra dedicada a los mártires del siglo XX, mientras que Mons. Scheuer fue el Postulador de la causa del Beato Franz Jägerstätter, objetor de conciencia austríaco sentenciado a muerte por el régimen nazi en 1943. «Para el Papa emérito, el sufrimiento de la Iglesia proviene de la secularización», indicó el P. Horn. «Pero la secularización puede ser derrotada con un testimonio renovado de fe, ya que cuando los cristianos están más unidos o trabajan juntos por la unidad, la secularización puede ser vencida».
Las reuniones de los exalumnos de Benedicto XVI iniciaron en 1978, cuando el entonces Profesor P. Joseph Ratzinger fue nombrado Arzobispo de Munich y sus alumnos le pidieron realizar un encuentro anual. Las reuniones continuaron cuando el Arzobispo fue nombrado Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1981 y, contra los pronósticos de sus miembros, cuando el entonces Cardenal fue elegido Papa en el cónclave de 2005. El ahora Papa emérito no toma parte en las reuniones de discusión del Schuelerkreis, pero acostumbra presidir una Eucaristía para los miembros del grupo.
Según informó a CNA el P. Stephan Horn, coordinador del Ratzinger Schuelerkreis y ex profesor asistente del entonces Prof. Joseph Ratzinger in Regensburg, Alemania, comentó que el tema de la persecución «encontró el consenso de la mayoría de los miembros del Schuelerkreis y Benedicto XVI lo acepto y sugirió inmediatamente a los presentadores para el simposio». Los dos presentadores elegidos por el Papa emérito son Mons. Helmut Moll, exégeta e historiador, y Mons. Manfred Scheuer, Obispo de Linz, Austria, quienes han estudiado en profundidad el fenómeno del martirio en el siglo XX.
Mons. Moll, por ejemplo, es el curador del «Martirologio Alemán», una obra dedicada a los mártires del siglo XX, mientras que Mons. Scheuer fue el Postulador de la causa del Beato Franz Jägerstätter, objetor de conciencia austríaco sentenciado a muerte por el régimen nazi en 1943. «Para el Papa emérito, el sufrimiento de la Iglesia proviene de la secularización», indicó el P. Horn. «Pero la secularización puede ser derrotada con un testimonio renovado de fe, ya que cuando los cristianos están más unidos o trabajan juntos por la unidad, la secularización puede ser vencida».
Las reuniones de los exalumnos de Benedicto XVI iniciaron en 1978, cuando el entonces Profesor P. Joseph Ratzinger fue nombrado Arzobispo de Munich y sus alumnos le pidieron realizar un encuentro anual. Las reuniones continuaron cuando el Arzobispo fue nombrado Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1981 y, contra los pronósticos de sus miembros, cuando el entonces Cardenal fue elegido Papa en el cónclave de 2005. El ahora Papa emérito no toma parte en las reuniones de discusión del Schuelerkreis, pero acostumbra presidir una Eucaristía para los miembros del grupo.
Novena de Ntra. Sra. de Covadonga. "Muestra que eres madre de todos nosotros"
(Iglesia de Asturias) El miércoles, día 30 de agosto, el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, inauguró el novenario en honor a Nuestra Señora de Covadonga, este año con el título “Muestra que eres Madre de todos nosotros”. Se trata de una novena muy especial, pues supondrá el comienzo de un Año Jubilar que el Papa Francisco ha concedido al Santuario, al conmemorarse el Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen de Covadonga.
Dicha coronación fue concedida por Benedicto XV en 1917 y tenía lugar el 8 de septiembre de 1918. Al acto –que estuvo presidido por el cardenal Victoriano Guisasola, en presencia del obispo Francisco Gaztán y Urniza y otros prelados asturianos–, asistieron el rey Alfonso XIII, la reina Victoria Eugenia, el Príncipe de Asturias y el Gobierno municipal de la época. Al cumplirse los cien años de este gesto de cariño de la diócesis a su Patrona, el Santuario ha querido convocar un año de celebraciones que recuerden y renueven aquel momento.
Los actos del día 30 darán comienzo con la Santa Misa en la Basílica, a las 18 h., presidida por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes, en la que predicará sobre “María, Madre del Creador”. Posteriormente, acompañará a la imagen de la Santina en su recorrido procesional hasta la Santa Cueva.
El horario de la Novena será el siguiente:
30 de agosto: “María, Madre del Creador”, por Mons. Jesús Sanz Montes, Arzobispo de Oviedo.
31 de agosto: “María, Madre de Cristo”, a cargo de d. Jorge Juan Fernández Sangrador, Vicario General de la diócesis.
1 de septiembre: “María, Madre de la Iglesia”, por Andrés Fuentes Calero, Vicario Judicial de la diócesis.
2 de septiembre: “María, Madre de Misericordia”, a cargo de d. Antonio Vázquez Escobar, Vicario de Pastoral de la diócesis.
3 de septiembre: “María, Salud de los enfermos”, por d. Jesús Emilio Menéndez Menéndez, Vicario de Avilés-Occidente.
4 de septiembre: “María, Refugio de los pecadores”, a cargo de José Julio Velasco Bolaño, Vicario de Oviedo-Centro.
5 de septiembre: “María, Consuelo de los afligidos”, por d. Jaime Díaz Pieiga, Canciller del Arzobispado de Oviedo.
6 de septiembre: “María, Ideal de Santidad”, d. Sergio Martínez Mendaro, Rector del Seminario Metropolitano de Oviedo.
7 de septiembre: “María, Virgen Fiel”, por el Abad de Covadonga, d. Adolfo Mariño Gutiérrez.
Este mismo día, a las 22:30 h., tendrá lugar, como es habitual, la Vigilia de jóvenes.
Horarios: Las jornadas comenzarán todos los días con una Eucaristía en la Basílica, a las 18 h., con el posterior rezo del Santo Rosario en procesión con la imagen de la Santina hasta la Cueva, en donde se canta la Salve y el himno a la Virgen de Covadonga.
El 8 de septiembre, festividad de Nuestra Señora de Covadonga, tendrá lugar una Eucaristía a las 12 h., presidida por el Cardenal Arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Ricardo Blázquez, con la asistencia, además, de obispos de otras diócesis españolas.
Este año, la ofrenda a la Santina, signo de comunión entre Covadonga y los concejos y parroquias de toda Asturias, correrá a cargo del Concejo de Noreña.
Dicha coronación fue concedida por Benedicto XV en 1917 y tenía lugar el 8 de septiembre de 1918. Al acto –que estuvo presidido por el cardenal Victoriano Guisasola, en presencia del obispo Francisco Gaztán y Urniza y otros prelados asturianos–, asistieron el rey Alfonso XIII, la reina Victoria Eugenia, el Príncipe de Asturias y el Gobierno municipal de la época. Al cumplirse los cien años de este gesto de cariño de la diócesis a su Patrona, el Santuario ha querido convocar un año de celebraciones que recuerden y renueven aquel momento.
Los actos del día 30 darán comienzo con la Santa Misa en la Basílica, a las 18 h., presidida por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes, en la que predicará sobre “María, Madre del Creador”. Posteriormente, acompañará a la imagen de la Santina en su recorrido procesional hasta la Santa Cueva.
El horario de la Novena será el siguiente:
30 de agosto: “María, Madre del Creador”, por Mons. Jesús Sanz Montes, Arzobispo de Oviedo.
31 de agosto: “María, Madre de Cristo”, a cargo de d. Jorge Juan Fernández Sangrador, Vicario General de la diócesis.
1 de septiembre: “María, Madre de la Iglesia”, por Andrés Fuentes Calero, Vicario Judicial de la diócesis.
2 de septiembre: “María, Madre de Misericordia”, a cargo de d. Antonio Vázquez Escobar, Vicario de Pastoral de la diócesis.
3 de septiembre: “María, Salud de los enfermos”, por d. Jesús Emilio Menéndez Menéndez, Vicario de Avilés-Occidente.
4 de septiembre: “María, Refugio de los pecadores”, a cargo de José Julio Velasco Bolaño, Vicario de Oviedo-Centro.
5 de septiembre: “María, Consuelo de los afligidos”, por d. Jaime Díaz Pieiga, Canciller del Arzobispado de Oviedo.
6 de septiembre: “María, Ideal de Santidad”, d. Sergio Martínez Mendaro, Rector del Seminario Metropolitano de Oviedo.
7 de septiembre: “María, Virgen Fiel”, por el Abad de Covadonga, d. Adolfo Mariño Gutiérrez.
Este mismo día, a las 22:30 h., tendrá lugar, como es habitual, la Vigilia de jóvenes.
Horarios: Las jornadas comenzarán todos los días con una Eucaristía en la Basílica, a las 18 h., con el posterior rezo del Santo Rosario en procesión con la imagen de la Santina hasta la Cueva, en donde se canta la Salve y el himno a la Virgen de Covadonga.
El 8 de septiembre, festividad de Nuestra Señora de Covadonga, tendrá lugar una Eucaristía a las 12 h., presidida por el Cardenal Arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Ricardo Blázquez, con la asistencia, además, de obispos de otras diócesis españolas.
Este año, la ofrenda a la Santina, signo de comunión entre Covadonga y los concejos y parroquias de toda Asturias, correrá a cargo del Concejo de Noreña.
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