Escribe Yolanda Miranda Villamediana. Coordinadora de Cáritas arciprestal de Gijón
Cada vez que se aproxima la fecha del Corpus Christi, en Cáritas nos vamos preparando para nuestro día grande, día de festejo. ¿Y qué festejamos? nuestro compromiso con la defensa de la dignidad de la persona, de las personas que viven en situación de exclusión.
Celebramos que un año más, el Señor nos ha dado la fuerza para continuar entregándonos y poder caminar a lado de miles de familias que se acercan a nuestras parroquias en busca de alivio, solución, apoyo, orientación. También nos alegramos por tener el privilegio de conocer a tantas personas admirables, que en medio de situaciones muy complicadas siguen teniendo la fuerza de tirar adelante.
Os invito a uniros a nosotros haciendo una pausa para leer esta reflexión que quiero compartir en nombre de todos mis compañeros y compañeras de Cáritas en Asturias y ayudándonos a difundir este mensaje.
Muchos de vosotros habéis oído que ya hemos salimos de la crisis, y eso en parte es verdad, sin embargo y siento daros esta noticia, ahora tenemos y atestiguamos en nuestras parroquias y proyectos mayores índices de desigualdad entre los que tienen y los que no tienen. Estamos viendo cómo se produce el “empobrecimiento de la pobreza” y debemos trabajar por evitar una sociedad fracturada y desigual.
Casi 6.000 familias son las que estamos acompañando en Cáritas, también es verdad que el número de personas que llegan a Cáritas es levemente inferior a años anteriores. Aun así las personas con las que trabajamos siendo menos, viven en situaciones más graves y más cronificadas que antes. Por ello os quiero pedir que no dejéis de apoyarnos, si sentís que debéis comprometeros con vuestros hermanos, os invito a dar un paso adelante, somos muchas personas comprometidos con la Caridad con mayúscula, no de forma asistencial si no de igual a igual.
Mi experiencia ha sido el descubrimiento, de un magnifico escenario para conocerme, o reconocerme (luces, sombras, fortalezas y debilidades) viéndome reflejada en el espejo de las personas que atendemos; “mis hermanos”.
La Caridad con mayúscula, que les puedo ofrecer a ellos y a mí, es una experiencia de Amor. Creo, que solo desde ahí, se puede ofrecer la ayuda que nos solicitan. ¡Feliz día!
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