sábado, 25 de junio de 2016
Repasando el Catecismo (XVIII)
Los signos del pan y del vino
1333 En el corazón de la celebración de la Eucaristía se encuentran el pan y el vino que, por las palabras de Cristo y por la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Fiel a la orden del Señor, la Iglesia continúa haciendo, en memoria de Él, hasta su retorno glorioso, lo que Él hizo la víspera de su pasión: "Tomó pan...", "tomó el cáliz lleno de vino...". Al convertirse misteriosamente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, los signos del pan y del vino siguen significando también la bondad de la creación. Así, en el ofertorio, damos gracias al Creador por el pan y el vino (cf Sal 104,13-15), fruto "del trabajo del hombre", pero antes, "fruto de la tierra" y "de la vid", dones del Creador. La Iglesia ve en en el gesto de Melquisedec, rey y sacerdote, que "ofreció pan y vino" (Gn 14,18), una prefiguración de su propia ofrenda (cf Plegaria Eucaristía I o Canon Romano, 95; Misal Romano).
1334 En la Antigua Alianza, el pan y el vino eran ofrecidos como sacrificio entre las primicias de la tierra en señal de reconocimiento al Creador. Pero reciben también una nueva significación en el contexto del Éxodo: los panes ácimos que Israel come cada año en la Pascua conmemoran la salida apresurada y liberadora de Egipto. El recuerdo del maná del desierto sugerirá siempre a Israel que vive del pan de la Palabra de Dios (Dt 8,3). Finalmente, el pan de cada día es el fruto de la Tierra prometida, prenda de la fidelidad de Dios a sus promesas. El "cáliz de bendición" (1 Co 10,16), al final del banquete pascual de los judíos, añade a la alegría festiva del vino una dimensión escatológica, la de la espera mesiánica del restablecimiento de Jerusalén. Jesús instituyó su Eucaristía dando un sentido nuevo y definitivo a la bendición del pan y del cáliz.
1335 Los milagros de la multiplicación de los panes, cuando el Señor dijo la bendición, partió y distribuyó los panes por medio de sus discípulos para alimentar la multitud, prefiguran la sobreabundancia de este único pan de su Eucaristía (cf. Mt 14,13-21; 15, 32-29). El signo del agua convertida en vino en Caná (cf Jn 2,11) anuncia ya la Hora de la glorificación de Jesús. Manifiesta el cumplimiento del banquete de las bodas en el Reino del Padre, donde los fieles beberán el vino nuevo (cf Mc 14,25) convertido en Sangre de Cristo.
1336 El primer anuncio de la Eucaristía dividió a los discípulos, igual que el anuncio de la pasión los escandalizó: "Es duro este lenguaje, ¿quién puede escucharlo?" (Jn 6,60). La Eucaristía y la cruz son piedras de escándalo. Es el mismo misterio, y no cesa de ser ocasión de división. "¿También vosotros queréis marcharos?" (Jn 6,67): esta pregunta del Señor resuena a través de las edades, como invitación de su amor a descubrir que sólo Él tiene "palabras de vida eterna" (Jn 6,68), y que acoger en la fe el don de su Eucaristía es acogerlo a Él mismo.
Cómo la falta de reverencia hacia la Eucaristía aleja a la gente del catolicismo
Habiéndome referido en mi último blog a la obra de Patrick Madrid, «Cincuenta cosas que aprendí en mis primeros cincuenta años» (en Estados Unidos y en Reino Unido), he decidido poner el foco en otro capítulo, por haberlo encontrado, al mismo tiempo, fácil de entender y pleno de sabias reflexiones basadas en su propia experiencia, que pueden ser también las de los lectores.
Madrid cuenta que como apologista de plena dedicación, estaba dando una conferencia sobre la fe católica, cuando un mormón le preguntó si podría hablar al final. Durante su conversación, que fue sobre la Eucaristía y el Santísimo Sacramento del Sagrario, el mormón le señaló: «Sinceramente, yo tengo la impresión de que la mayoría de los católicos no creen lo que usted acaba de explicar sobre la Eucaristía». Madrid quedó sorprendido y pensó para sí mismo: «Como católico creo que yo debería saber mucho mejor que lo que ese mormón pudiera saber sobre lo que creen los católicos, en especial sobre algo tan central como la Eucaristía». Pero el mormón siguió diciendo que él había asistido a varios bodas católicas y a otras misas católicas y le puedo decir que los católicos que he visto en ellas estoy seguro no parecían creer en lo que usted acaba de decir sobre la presencia de Jesús en la Eucaristía».
Y él continuó: «He visto católicos yendo a comulgar mascando chicle… Algunos parecen realmente aburridos. He visto a algunos que se van saludando por el camino al altar». Y después de recibir la comunión, «parecen desinteresados e indiferentes».
Lógicamente, Madrid comenzó a sentirse muy incómodo, reconociendo que lo que le decía el mormón eran casos muy frecuentes y que «la falta de respeto generalizada a la presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento, es el resultado directo de la generalizada falta de fe actual, era un verdad incuestionable.
El mormón repitió su primera observación, diciendo: «No quiero ser irrespetuoso ni nada por el estilo, pero creo que los católicos no creen en lo que usted cree sobre este tema». Pero lo que dijo a continuación fue aún peor: «Si yo creyese lo que usted cree… si yo realmente, de verdad, creyera que allí esta –de verdad- Dios mismo y no un mero símbolo, yo caería al suelo, tendido sobre mi rostro y me postraría así ante Él. ¡Yo estaría tan poseído de reverencia y adoración! Y nunca he visto a ningún católico manifestar este respeto. Por ello, creo que ustedes no creen lo que dicen creer».
Madrid concluye que el mormón «había manifestado una verdad terrible con tanta claridad junto con una precisión devastadora que fue lo único en que pude pensar durante el resto de la conversación».
La «lección de vida» que aprendió consistió en darse cuenta de que los católicos no siempre edificamos y evangelizamos a los no católicos. «Podemos, incluso, dar mal ejemplo y desevangelizar, aún sin quererlo, simplemente a fuerza de nuestra total pereza, y la complacencia y satisfacción de nosotros mismos, junto a nuestra falta de reverencia por las cosas santas.
Al final de cada capítulo, Madrid añade el texto más apropiado de la Sagrada Escritura que subraya la «lección» que ha aprendido. En este caso, el texto es: «Guardemos la gracia, por la cual serviremos agradablemente a Dios con temor y reverencia» (Heb 12, 28).
Las observaciones del mormón fueron para mí como un despertador. Yo he escuchado a otras personas fuera de la Iglesia señalar el mismo punto: «Si vosotros, católicos, creéis lo que decís que creéis…»
Lo que nosotros católicos pretendemos creer es tremendo. La reverencia y el recogimiento en Misa deberían guardarnos contra la idea de que ella es un simple ejercicio rutinario del fin de semana.
Francis Phillips
Traducido por “Laudetur IesusChristus”, del equipo de traductores de InfoCatólica.
Publicado originalmente en Catholic Herald
Las Parroquias de Siero con Vega de Poja
sábado, 18 de junio de 2016
Repasando el Catecismo (XVII)
El nombre de este sacramento
1328 La riqueza inagotable de este sacramento se expresa mediante los distintos nombres que se le da. Cada uno de estos nombres evoca alguno de sus aspectos. Se le llama:
Eucaristía porque es acción de gracias a Dios. Las palabras eucharistein (Lc 22,19; 1 Co11,24) y eulogein (Mt 26,26; Mc 14,22) recuerdan las bendiciones judías que proclaman —sobre todo durante la comida— las obras de Dios: la creación, la redención y la santificación.
1329 Banquete del Señor (cf 1 Co 11,20) porque se trata de la Cena que el Señor celebró con sus discípulos la víspera de su pasión y de la anticipación del banquete de bodas del Cordero(cf Ap 19,9) en la Jerusalén celestial.
Fracción del pan porque este rito, propio del banquete judío, fue utilizado por Jesús cuando bendecía y distribuía el pan como cabeza de familia (cf Mt 14,19; 15,36; Mc 8,6.19), sobre todo en la última Cena (cf Mt 26,26; 1 Co 11,24). En este gesto los discípulos lo reconocerán después de su resurrección (Lc 24,13-35), y con esta expresión los primeros cristianos designaron sus asambleas eucarísticas (cf Hch 2,42.46; 20,7.11). Con él se quiere significar que todos los que comen de este único pan, partido, que es Cristo, entran en comunión con él y forman un solo cuerpo en él (cf 1 Co 10,16-17).
Asamblea eucarística (synaxis), porque la Eucaristía es celebrada en la asamblea de los fieles, expresión visible de la Iglesia (cf 1 Co 11,17-34).
1330 Memorial de la pasión y de la resurrección del Señor.
Santo Sacrificio, porque actualiza el único sacrificio de Cristo Salvador e incluye la ofrenda de la Iglesia; o también Santo Sacrificio de la Misa, "sacrificio de alabanza" (Hch 13,15; cfSal 116, 13.17), sacrificio espiritual (cf 1 P 2,5), sacrificio puro (cf Ml 1,11) y santo, puesto que completa y supera todos los sacrificios de la Antigua Alianza.
Santa y divina liturgia, porque toda la liturgia de la Iglesia encuentra su centro y su expresión más densa en la celebración de este sacramento; en el mismo sentido se la llama también celebración de los santos misterios. Se habla también del Santísimo Sacramento porque es el Sacramento de los Sacramentos. Con este nombre se designan las especies eucarísticas guardadas en el sagrario.
1331 Comunión, porque por este sacramento nos unimos a Cristo que nos hace partícipes de su Cuerpo y de su Sangre para formar un solo cuerpo (cf 1 Co 10,16-17); se la llama también las cosas santas [ta hagia; sancta] (Constitutiones apostolicae 8, 13, 12; Didaché 9,5; 10,6) —es el sentido primero de la "comunión de los santos" de que habla el Símbolo de los Apóstoles—, pan de los ángeles, pan del cielo, medicina de inmortalidad (San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Ephsios, 20,2), viático...
1332 Santa Misa porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles ("missio") a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana.
Familia que reza unida, permanece unida. Por Pedro Trevijano
En Mateo 5,27-28 leemos: “Habéis oído que se dijo: ‘No cometerás adulterio’. Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón”. En el Catecismo de la Iglesia Católica leemos: “Cristo condena incluso el deseo del adulterio (cfMt 5, 27-28). El sexto mandamiento y el Nuevo Testamento prohíben absolutamente el adulterio (cf Mt 5, 32; 19, 6; Mc 10, 11; 1 Co 6, 9-10). Los profetas denuncian su gravedad; ven en el adulterio la imagen del pecado de idolatría (cf Os 2, 7; Jr 5, 7; 13, 27)” (nº 2380) y “El adulterio es una injusticia. El que lo comete falta a sus compromisos. Lesiona el signo de la Alianza que es el vínculo matrimonial. Quebranta el derecho del otro cónyuge y atenta contra la institución del matrimonio, violando el contrato que le da origen. Compromete el bien de la generación humana y de los hijos, que necesitan la unión estable de los padres” (nº 2381).
Pero el problema actual es mucho más grave. La gente teníia ideas claras sobre el Bien y el Mal, sobre lo que podía hacerse y lo que no podía hacerse, aunque se hiciera. En la actualidad, sin embargo, con el triunfo de la ideología de género y la mentalidad que le acompaña, fruto del relativismo y del marxismo, se ha llegado a subvertir completamente los valores y a defender el Mal como Bien. Se acusa a los Obispos como Cañizares, Reig, y afortunadamente hay que añadir cada vez más nombres, tanto en España como en el extranjero, de homófobos, de incitar al odio y a la violencia, incluso de anticristianos, cuando lo único que hacen es enseñar la doctrina de la Iglesia y en especial de los tres últimos Papas.
Pero hoy quiero centrarme en otro asunto. Hace unos días comentaba con un amigo mío, el caso de varios matrimonios conocidos nuestros. En elos aparentemente todo iba muy bien: gente educada, con muy buenos sueldos, unos hijos estupendos y de pronto, con gran sorpresa de todos, el matrimonio se deshace. ¿Porqué?
Para mí la solución está en 1 Juan 4,16: “Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en el amor y Dios en él”. Desde hace mucho tiempo he pensado que una de las osas que más me sorprende del Nuevo Testamento y por eso no me resulta difícil creer que su autor principal es Dios, es que son textos de hace dos mil años y sin embargo muchos de ellos son de tan rabiosa actualidad que sirven para resolver los problemas de hoy.
Dios es amor. En efecto Dios es no sólo amor, sino su creador e inventor. Lo mismo que si yo tengo sed, me acerco a un sitio donde pueda refrescarme y beber, eso mismo tengo que hacer con el amor. Si yo quiero amar a otra persona, a mi cónyuge por ejemplo, está claro que, para que le quiera de verdad y no me desvíe, cuanto más cerca esté de Dios, me resultarámás fácil amar. Y creo que éste es el problema de tantos y tantos matrimonios: no se han olvidado de Dios y Dios no tiene cabida en su relación amorosa. Este enfriamento en sus relaciones con Dios tiene como consecuencia una disminución, que llega incluso a la total desaparición, de la gracia de Dios. Sobre la importancia de este abandono de Dios, nos advierte Jesucristo en la Última Cena: “sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15,5).
Poco tiempo antes de jubilarme de profesor de Religión en el Instituto, yo tenía costumbre de empezar mis clases con una oración. Aquel día fue el Padre nuestro y noté que mis alumnos no me seguían. Les pregunté si les daba vergüenza rezar en la clase de Religión. Uno de mis alumnos me contestó: “Es que no nos lo sabemos”. Les pregunté. “¿Es que en vuestra casa no se reza?” Salvo una chica que me dijo que sí, todos los demás me respondieron negativamente. Y entonces comprendí el porqué del hundimiento de tantos valores. Y es que creo firmemente que “familia que reza unida, permanece unida”
sábado, 11 de junio de 2016
Repasando el Catecismo (XVI)
La realidad del pecado
386 El pecado está presente en la historia del hombre: sería vano intentar ignorarlo o dar a esta oscura realidad otros nombres. Para intentar comprender lo que es el pecado, es preciso en primer lugar reconocer el vínculo profundo del hombre con Dios, porque fuera de esta relación, el mal del pecado no es desenmascarado en su verdadera identidad de rechazo y oposición a Dios, aunque continúe pesando sobre la vida del hombre y sobre la historia.
387 La realidad del pecado, y más particularmente del pecado de los orígenes, sólo se esclarece a la luz de la Revelación divina. Sin el conocimiento que ésta nos da de Dios no se puede reconocer claramente el pecado, y se siente la tentación de explicarlo únicamente como un defecto de crecimiento, como una debilidad psicológica, un error, la consecuencia necesaria de una estructura social inadecuada, etc. Sólo en el conocimiento del designio de Dios sobre el hombre se comprende que el pecado es un abuso de la libertad que Dios da a las personas creadas para que puedan amarle y amarse mutuamente.
¿Qué cursos ofrece este año la Semana diocesana de Formación?
(Iglesia en Asturias)
1. Introducción a la Sagrada Escritura. Del 5 al 7 de septiembre. Es el único curso que se ofrece fuera de los días propios de la Semana. Impartido por el sacerdote diocesano Constantino Bada Prendes, es la primera parte un curso que está pensado para ofrecerse en tres años consecutivos. Se trata de uno de los temas más demandados tradicionalmente.
2. Acompañamiento en la vulnerabilidad. Es el curso propuesto por la Comisión de Caridad y Servicio de la diócesis, de la que forman parte Cáritas, la Delegación de Pastoral de la Salud, Pastoral Penitenciaria, Inmigrantes y Manos Unidas. Ofrecerá claves para acompañar a las personas en dificultad. Especialmente pensado para voluntarios de organizaciones caritativas. Se ofrece los días 12, 13, 14 y 15 de septiembre, por parte de Antonio Ávila Blanco.
3. Islam y Cristianismo: claves para un encuentro. El religioso comboniano Justo Lacunza Blanco, experto reconocido en este ámbito, impatirá este curso los días 12 y 13 de septiembre. Un tema de actualidad, para superar prejuicios de cara a un diálogo entre Islam y Cristianismo.
4. El primer anuncio en el tiempo libre. Los días 14 y 15 de septiembre, Emilio José Martín Herrero impartirá este curso centrado en la construcción de un ocio valioso y evangelizador. La Iglesia destina mucho tiempo y esfuerzo en actividades con niños y jóvenes de tiempo libre, fuera del ámbito más educativo. Este tiempo es también una oportunidad para seguir trabajando en los valores evangélicos y la transmisión de la fe. El tiempo de ocio es un tiempo también para el acompañamiento.
5. Vocación y confirmación. El Delegado de Pastoral Vocacional, el sacerdote diocesano Diego Macías, imparte este curso los días 14 y 15 de septiembre. Incide en la temática de los años anteriores, en los que hacen un recorrido a través de los sacramentos y la vocación.
6. Belleza, culto y cultura. Un curso para ahondar en la importancia y profundidad de la liturgia cristiana. Impartido por el Delegado de Liturgia, el sacerdote José Luis González Vázquez, se desarrollará los días 12 y 13 de septiembre.
7. Espiritualidad cristiana y crecimiento interior. El sacerdote Gonzalo José Suárez Menéndez ofrece, los días 12, 13, 14 y 15 de septiembre, este curso que tiene como reto el cultivo de la inteligencia espiritual: un reto educativo que tenemos que afrontar. Es el único curso que no se desarrollará en el Seminario, donde tiene lugar la Semana diocesana de Formación, sino en la Casa Sacerdotal.
8. Herramientas para mejorar los aprendizajes en ESO. Pensado especialmente para profesores de Religión, incide en los aspectos didácticos y pedagógicos propios del “Saber hacer”. La idea es poder incorporar en las clases y en las programaciones de Religión metodologías activas e innovadoras. Lo imparte Jesús Manuel Gallardo Nieto, los días 14 y 15 de septiembre.
9. Educación afectiva y sexual: aprendamos a amar. Estela Alonso Fernández será la encargada de desarrollar este curso los días 12, 13, 14 y 15 de septiembre, que tiene como destinatarios no sólo educadores, profesores y catequistas, sino también padres de familia, sacerdotes y todos aquellos que deseen contar con herramientas necesarias para atender y entender a jóvenes y adolescentes en este ámbito.
10. Trabajar la misericordia: Tony Salas Ximelis impartirá los días 14 y 15 de septiembre un curso que ofrecerá claves prácticas para trabajar en el aula el mensaje del Año de la Misericordia.
11. La expresión dramática y el teatro como otros lenguajes. Se impartirá los días 12 y 13 de septiembre, y correrá a cargo de Estela Valverde Marcos. Tiene límite de matrícula, 30 plazas, y está destinado especialmente a profesores de Primaria y catequistas.
12.Evangelizar a través de las Redes Sociales. Los días 12 y 13 de septiembre miembros del grupo #IMision, especialistas en la evangelización a través de las Redes Sociales, ofrecerán claves y pistas para estar presentes en estos ámbitos, sacar el máximo partido a las mismas y reconocer aquellas imprescindibles hoy.
1. Introducción a la Sagrada Escritura. Del 5 al 7 de septiembre. Es el único curso que se ofrece fuera de los días propios de la Semana. Impartido por el sacerdote diocesano Constantino Bada Prendes, es la primera parte un curso que está pensado para ofrecerse en tres años consecutivos. Se trata de uno de los temas más demandados tradicionalmente.
2. Acompañamiento en la vulnerabilidad. Es el curso propuesto por la Comisión de Caridad y Servicio de la diócesis, de la que forman parte Cáritas, la Delegación de Pastoral de la Salud, Pastoral Penitenciaria, Inmigrantes y Manos Unidas. Ofrecerá claves para acompañar a las personas en dificultad. Especialmente pensado para voluntarios de organizaciones caritativas. Se ofrece los días 12, 13, 14 y 15 de septiembre, por parte de Antonio Ávila Blanco.
3. Islam y Cristianismo: claves para un encuentro. El religioso comboniano Justo Lacunza Blanco, experto reconocido en este ámbito, impatirá este curso los días 12 y 13 de septiembre. Un tema de actualidad, para superar prejuicios de cara a un diálogo entre Islam y Cristianismo.
4. El primer anuncio en el tiempo libre. Los días 14 y 15 de septiembre, Emilio José Martín Herrero impartirá este curso centrado en la construcción de un ocio valioso y evangelizador. La Iglesia destina mucho tiempo y esfuerzo en actividades con niños y jóvenes de tiempo libre, fuera del ámbito más educativo. Este tiempo es también una oportunidad para seguir trabajando en los valores evangélicos y la transmisión de la fe. El tiempo de ocio es un tiempo también para el acompañamiento.
5. Vocación y confirmación. El Delegado de Pastoral Vocacional, el sacerdote diocesano Diego Macías, imparte este curso los días 14 y 15 de septiembre. Incide en la temática de los años anteriores, en los que hacen un recorrido a través de los sacramentos y la vocación.
6. Belleza, culto y cultura. Un curso para ahondar en la importancia y profundidad de la liturgia cristiana. Impartido por el Delegado de Liturgia, el sacerdote José Luis González Vázquez, se desarrollará los días 12 y 13 de septiembre.
7. Espiritualidad cristiana y crecimiento interior. El sacerdote Gonzalo José Suárez Menéndez ofrece, los días 12, 13, 14 y 15 de septiembre, este curso que tiene como reto el cultivo de la inteligencia espiritual: un reto educativo que tenemos que afrontar. Es el único curso que no se desarrollará en el Seminario, donde tiene lugar la Semana diocesana de Formación, sino en la Casa Sacerdotal.
8. Herramientas para mejorar los aprendizajes en ESO. Pensado especialmente para profesores de Religión, incide en los aspectos didácticos y pedagógicos propios del “Saber hacer”. La idea es poder incorporar en las clases y en las programaciones de Religión metodologías activas e innovadoras. Lo imparte Jesús Manuel Gallardo Nieto, los días 14 y 15 de septiembre.
9. Educación afectiva y sexual: aprendamos a amar. Estela Alonso Fernández será la encargada de desarrollar este curso los días 12, 13, 14 y 15 de septiembre, que tiene como destinatarios no sólo educadores, profesores y catequistas, sino también padres de familia, sacerdotes y todos aquellos que deseen contar con herramientas necesarias para atender y entender a jóvenes y adolescentes en este ámbito.
10. Trabajar la misericordia: Tony Salas Ximelis impartirá los días 14 y 15 de septiembre un curso que ofrecerá claves prácticas para trabajar en el aula el mensaje del Año de la Misericordia.
11. La expresión dramática y el teatro como otros lenguajes. Se impartirá los días 12 y 13 de septiembre, y correrá a cargo de Estela Valverde Marcos. Tiene límite de matrícula, 30 plazas, y está destinado especialmente a profesores de Primaria y catequistas.
12.Evangelizar a través de las Redes Sociales. Los días 12 y 13 de septiembre miembros del grupo #IMision, especialistas en la evangelización a través de las Redes Sociales, ofrecerán claves y pistas para estar presentes en estos ámbitos, sacar el máximo partido a las mismas y reconocer aquellas imprescindibles hoy.
sábado, 4 de junio de 2016
Repasando el Catecismo (XV)
Los signos del pan y del vino
1333 En el corazón de la celebración de la Eucaristía se encuentran el pan y el vino que, por las palabras de Cristo y por la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Fiel a la orden del Señor, la Iglesia continúa haciendo, en memoria de Él, hasta su retorno glorioso, lo que Él hizo la víspera de su pasión: "Tomó pan...", "tomó el cáliz lleno de vino...". Al convertirse misteriosamente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, los signos del pan y del vino siguen significando también la bondad de la creación. Así, en el ofertorio, damos gracias al Creador por el pan y el vino (cf Sal 104,13-15), fruto "del trabajo del hombre", pero antes, "fruto de la tierra" y "de la vid", dones del Creador. La Iglesia ve en en el gesto de Melquisedec, rey y sacerdote, que "ofreció pan y vino" (Gn 14,18), una prefiguración de su propia ofrenda (cf Plegaria Eucaristía I o Canon Romano, 95; Misal Romano).
1334 En la Antigua Alianza, el pan y el vino eran ofrecidos como sacrificio entre las primicias de la tierra en señal de reconocimiento al Creador. Pero reciben también una nueva significación en el contexto del Éxodo: los panes ácimos que Israel come cada año en la Pascua conmemoran la salida apresurada y liberadora de Egipto. El recuerdo del maná del desierto sugerirá siempre a Israel que vive del pan de la Palabra de Dios (Dt 8,3). Finalmente, el pan de cada día es el fruto de la Tierra prometida, prenda de la fidelidad de Dios a sus promesas. El "cáliz de bendición" (1 Co 10,16), al final del banquete pascual de los judíos, añade a la alegría festiva del vino una dimensión escatológica, la de la espera mesiánica del restablecimiento de Jerusalén. Jesús instituyó su Eucaristía dando un sentido nuevo y definitivo a la bendición del pan y del cáliz.
1335 Los milagros de la multiplicación de los panes, cuando el Señor dijo la bendición, partió y distribuyó los panes por medio de sus discípulos para alimentar la multitud, prefiguran la sobreabundancia de este único pan de su Eucaristía (cf. Mt 14,13-21; 15, 32-29). El signo del agua convertida en vino en Caná (cf Jn 2,11) anuncia ya la Hora de la glorificación de Jesús. Manifiesta el cumplimiento del banquete de las bodas en el Reino del Padre, donde los fieles beberán el vino nuevo (cf Mc 14,25) convertido en Sangre de Cristo.
1336 El primer anuncio de la Eucaristía dividió a los discípulos, igual que el anuncio de la pasión los escandalizó: "Es duro este lenguaje, ¿quién puede escucharlo?" (Jn 6,60). La Eucaristía y la cruz son piedras de escándalo. Es el mismo misterio, y no cesa de ser ocasión de división. "¿También vosotros queréis marcharos?" (Jn 6,67): esta pregunta del Señor resuena a través de las edades, como invitación de su amor a descubrir que sólo Él tiene "palabras de vida eterna" (Jn 6,68), y que acoger en la fe el don de su Eucaristía es acogerlo a Él mismo.
Fundación Vinjoy: Una oportunidad para los menores con trastornos de conducta
(Iglesia de Asturias) Los menores conflictivos, aquellos que nadie quiere tener en su clase porque son capaces de reventar ellos sólos un instituto; aquellos que inspiran miedo porque han aprendido a hacerlo; aquellos que pasan de un programa a otro dentro de los múltiples recursos que tienen las administraciones, y en ninguno parecen encajar; aquellos que nadie sabe qué hacer con ellos, salvo tenerlos lejos para que no hagan daño y supongan una amenaza en el funcionamiento habitual de clases, grupos, etc. Todos esos menores, son también nuestros, y se merecen una oportunidad a su medida. Esa es la teoría que defienden desde la Fundación Padre Vinjoy, en boca de su director, Adolfo Rivas. En ello llevan trabajando ya diez años, por sus instalaciones han pasado ya centenares de chavales en diversas circunstancias, y su experiencia les permite afirmar que el trabajo da fruto, los resultados son positivos, y que merece la pena apostar por estos jóvenes, desahuciados por la sociedad.
La Fundación Vinjoy –fundada por el sacerdote Padre Vinjoy en 1876 para asistir a niños huérfanos y necesitados– cuenta hoy con el apoyo del Gobierno asturiano, la Junta General del Principado y el Arzobispado de Oviedo en su patronato. Con los años, ha ido diversificando sus líneas de trabajo. Además de ser referencia nacional en la educación de niños con problemas de audición, atiende también a jóvenes con discapacidades psíquicas, y más recientemente, con trastornos de conducta.
En este último sentido, lleva acabo una importante labor en el campo de la intervención socioeducativa con menores en riesgo, a través de los programas Trampolín y Puente.
A pesar de los resultados que muestran más del 90% de éxito con chicos con los que se habían agotado todos los recursos, el director generente de Fundación Vinjoy, Adolfo Rivas, reconoce que no están encontrando “todos los recursos que esperábamos. Los menores en situación de riesgo –afirma– son un lugar donde podemos encontrarnos todos. Nosotros estamos haciendo un esfuerzo por poner el foco en esos menores y ahí están implicadas todas las consejerías e instituciones, el Gobierno regional, la Junta, las organizaciones sociales, la Iglesia, todos. Porque esos menores no son extraños, son nuestros menores, nuestros niños”. “Y hoy –declara– hay niños de nuestra comunidad que no tienen oportunidad de salir adelante. Por eso, debemos implementar todas las medidas que sean necesarias para que tengan una oportunidad. No sólo para que no nos hagan daño –recalca el director–. Ni para que no nos agredan, rompan nuestros coches, nos violen o nos hieran. Tenemos que trabajar con ellos porque son nuestros niños, están rotos, y no hemos sabido acompañarlos”.
En el caso del programa Trampolín, que nació en el año 2006, y por el que han pasado ya alrededor de un centenar de chavales, está concertado con la Consejería de Educación y trabaja con aquellos menores que “por sus problemas de comportamiento están fracasando en los estudios y con los que se ha agotado cualquier tipo de medida tanto curricular como disciplinaria”, explica su responsable, Pedro Antuña Asenjo. Pero los problemas con los que llegan estos chicos, procedentes de toda Asturias y que tienen entre 13 y 15 años, no son sólo el fracaso escolar, sino factores de riesgo tan graves como la falta de control de los impulsos, de la ira, posibles consumos de droga o actividades predelictivas. En Trampolín se trabajan todos esos aspectos, “desde el punto de vista individual terapéutico, grupal y manteniendo a su vez la parte curricular, para que puedan continuar más adelante otros itinerarios de formación para su futura incorporación laboral, como la FP Básica de informática que impartimos en la Fundación”, explica.
Actualmente se encuentran doce chavales, que participan manera voluntaria, y con los que se intenta mantener una relación especial donde ellos son los protagonistas. “La idea es que rebajen la ansiedad, porque en el momento en que están más tranquilos, cambian totalmente, y su conducta se modifica para mejor. Tratamos de que aprendan a respetarse a sí mismos, a tomar decisiones, y que se den cuenta de que tienen capacidades para hacer las cosas bien, porque son chicos muy machacados con mensajes negativos sobre sí mismos”.
Hablar de perfiles en los usuarios de Trampolín es difícil, porque cada uno tiene su propia historia, pero lo cierto es que la mayoría son varones: de cien menores atendidos, tan sólo cuatro eran niñas. “Ellas tienen una forma de exteriorizar muy distinta –explica Pedro Antuña–. Ellos son agresivos, provocan destrozos e insultan, sus problemas son muy visibles. Ellas, en cambio, pueden quedarse en una mesa de la esquina de la clase, fracasando, teniendo problemas emocionales igualmente, porque al final eso es algo que les une, pero en su caso se deriva hacia depresiones, transtornos de alimentación, etc. Cuando cumplen 16 años se van del instituto y quizá no han llamado la atención en todo ese tiempo”. “En general –describe Pedro– son chicos que han asumido el rol de problemáticos, pero más allá de eso no tienen habilidades sociales, tienen pocos conocimientos y no tienen capacidad para liderar de forma positiva. Sólo destacan por ser malos”. Sin embargo, ahondando un poco en sus historias, se encuentran situaciones familiares muy complicadas, familias desestructuradas, malos tratos físicos y psíquicos, “o que las personas que les tenían que haber dado seguridad y cariño, sus padres, no lo hicieron, al menos de manera continuada”, explica Pedro. “Todo eso va conformando personalidades difíciles. Tener una familia desestructurada no es un factor decisivo, desde luego, pero es un factor de riesgo grande –afirma–. De la misma manera, hemos tenido bastantes chavales con transtornos de hiperactividad diagnosticado que quizá en su infancia no se supo o no se pudo atajar”. En general, “se nota mucho si los chicos han sido queridos o no. Si han sido queridos –añade– es un factor de protección brutal. Pueden haber vivido situaciones duras, pero si han sido queridos, eso ayuda muchísimo”.
Los resultados de este proyecto “no se miden en función de quiénes terminan la ESO –destaca Pedro– sino comparando cómo llegaron y cómo salen: si se redujeron sus problemas con la familia y su entorno, y si van a poder desarrollarse en la sociedad de manera normalizada”.
En el programa Puente, la labor que se realiza es la intervención socioeducativa con chavales entre los 12 y los 21 años, “un amplio rango de edad, porque la adolescencia comienza cada vez más pronto, y porque a partir de los 18 años los jóvenes se quedan casi sin recursos”, explica Andrea Iglesias, su responsable. El objetivo básico del programa es ser una referencia estable que les acompañe en su transición a la vida adulta. En este caso, no se trata de menores con transtornos de comportamiento. “Son situaciones diferentes –explica Andrea. Son chavales en situación de riesgo, porque cuentan con daños emocionales a raíz de situaciones familiares complicadas, en una edad en la que eso les desborda. Pero no son agresivos. La mayor parte son absentistas, no acuden al instituto, y lo único que hacen es estar encerrados en casa, o en la calle todo el día y sus problemas no les dejan llevar una vida normalizada”. Por eso, desde Puente se intenta trabajar con ellos de manera individual y grupal, siendo ellos los que verbalizan qué quisieran trabajar –la mayor parte reconoce que tiene problemas para controlar su ira–, qué problemas tienen en casa o cómo se sienten.
Junto con esta línea, la Fundación desarrolla trabajo de calle, intentando establecer contacto con chavales que pueden tener las mismas problemáticas, y una labor de sensibilización para mejorar la imagen de los adolescentes.
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