Don Joaquín se ocupa de la Iglesia de Viella además de la de Lugones, desde septiembre de 2013, y aseguró que en este momento se están intentando solucionar algunos problemas del pasado antes de que entrara a ocuparse de dicho templo, ''EPD nos ha complicado la vida con los contadores inteligentes, ya que tras haberlos instalado saltan los automáticos y no podemos poner la calefacción, que tenemos junto con la de gasoil, hubo algunos problemas del pasado sobre cómo se gestionó la instalación, esto hizo que se abriera un expediente en la empresa y nos tiene embarrancados en cuestiones burocráticas y de obras pendientes a realizar, que supone más dinero que no tenemos, estamos intentando arreglarlo porque está enmarañado y complicado. Es un poco dramático tener calefacción, la iglesia abierta y no poder encenderla'', destacó.
En Viella se van realizando cosillas como colocaciones de paneles informativos y lo más importante es que se ha conseguido recuperar una Cruz de las Misiones del año 1959. y han encontrado otra cruz limpiando en la tribuna, que gracias a un restaurador han sabido que pertenecía al Sagrario y la han recuperado es de bronce, se ha restaurado y en se ha puesto en su sitio original.
sábado, 12 de enero de 2019
Repasando el Catecismo
El respeto de la persona y la investigación científica
2292 Los experimentos científicos, médicos o psicológicos, en personas o grupos humanos, pueden contribuir a la curación de los enfermos y al progreso de la salud pública.
2293 Tanto la investigación científica de base como la investigación aplicada constituyen una expresión significativa del dominio del hombre sobre la creación. La ciencia y la técnica son recursos preciosos cuando son puestos al servicio del hombre y promueven su desarrollo integral en beneficio de todos; sin embargo, por sí solas no pueden indicar el sentido de la existencia y del progreso humano. La ciencia y la técnica están ordenadas al hombre que les ha dado origen y crecimiento; tienen por tanto en la persona y en sus valores morales el sentido de su finalidad y la conciencia de sus límites.
2294 Es ilusorio reivindicar la neutralidad moral de la investigación científica y de sus aplicaciones. Por otra parte, los criterios de orientación no pueden ser deducidos ni de la simple eficacia técnica, ni de la utilidad que puede resultar de ella para unos con detrimento de otros, y, menos aún, de las ideologías dominantes. La ciencia y la técnica requieren por su significación intrínseca el respeto incondicionado de los criterios fundamentales de la moralidad; deben estar al servicio de la persona humana, de sus derechos inalienables, de su bien verdadero e integral, conforme al designio y la voluntad de Dios.
2295 Las investigaciones o experimentos en el ser humano no pueden legitimar actos que en sí mismos son contrarios a la dignidad de las personas y a la ley moral. El eventual consentimiento de los sujetos no justifica tales actos. La experimentación en el ser humano no es moralmente legítima si hace correr riesgos desproporcionados o evitables a la vida o a la integridad física o psíquica del sujeto. La experimentación en seres humanos no es conforme a la dignidad de la persona si, por añadidura, se hace sin el consentimiento consciente del sujeto o de quienes tienen derecho sobre él.
2296 El trasplante de órganos es conforme a la ley moral si los daños y los riesgos físicos y psíquicos que padece el donante son proporcionados al bien que se busca para el destinatario. La donación de órganos después de la muerte es un acto noble y meritorio, que debe ser alentado como manifestación de solidaridad generosa. Es moralmente inadmisible si el donante o sus legítimos representantes no han dado su explícito consentimiento. Además, no se puede admitir moralmente la mutilación que deja inválido, o provocar directamente la muerte, aunque se haga para retrasar la muerte de otras personas.
2292 Los experimentos científicos, médicos o psicológicos, en personas o grupos humanos, pueden contribuir a la curación de los enfermos y al progreso de la salud pública.
2293 Tanto la investigación científica de base como la investigación aplicada constituyen una expresión significativa del dominio del hombre sobre la creación. La ciencia y la técnica son recursos preciosos cuando son puestos al servicio del hombre y promueven su desarrollo integral en beneficio de todos; sin embargo, por sí solas no pueden indicar el sentido de la existencia y del progreso humano. La ciencia y la técnica están ordenadas al hombre que les ha dado origen y crecimiento; tienen por tanto en la persona y en sus valores morales el sentido de su finalidad y la conciencia de sus límites.
2294 Es ilusorio reivindicar la neutralidad moral de la investigación científica y de sus aplicaciones. Por otra parte, los criterios de orientación no pueden ser deducidos ni de la simple eficacia técnica, ni de la utilidad que puede resultar de ella para unos con detrimento de otros, y, menos aún, de las ideologías dominantes. La ciencia y la técnica requieren por su significación intrínseca el respeto incondicionado de los criterios fundamentales de la moralidad; deben estar al servicio de la persona humana, de sus derechos inalienables, de su bien verdadero e integral, conforme al designio y la voluntad de Dios.
2295 Las investigaciones o experimentos en el ser humano no pueden legitimar actos que en sí mismos son contrarios a la dignidad de las personas y a la ley moral. El eventual consentimiento de los sujetos no justifica tales actos. La experimentación en el ser humano no es moralmente legítima si hace correr riesgos desproporcionados o evitables a la vida o a la integridad física o psíquica del sujeto. La experimentación en seres humanos no es conforme a la dignidad de la persona si, por añadidura, se hace sin el consentimiento consciente del sujeto o de quienes tienen derecho sobre él.
2296 El trasplante de órganos es conforme a la ley moral si los daños y los riesgos físicos y psíquicos que padece el donante son proporcionados al bien que se busca para el destinatario. La donación de órganos después de la muerte es un acto noble y meritorio, que debe ser alentado como manifestación de solidaridad generosa. Es moralmente inadmisible si el donante o sus legítimos representantes no han dado su explícito consentimiento. Además, no se puede admitir moralmente la mutilación que deja inválido, o provocar directamente la muerte, aunque se haga para retrasar la muerte de otras personas.
Una cámara web permitirá ver a la Santiana de Covadonga 24 horas al día a través de Youtube
(20 minutos) Un esfuerzo del Santuario que supone un paso más allá, desde que este pasado mes de septiembre se retransmitieran ya en directo los actos de la Novena a la Santina y la celebración del día de Covadonga. Además de poder contemplar a la Virgen, la retransmisión permite seguir las celebraciones religiosas que tienen lugar en la Santa Cueva, que, en horario de invierno y entre semana (de octubre a junio) consisten en una eucaristía diaria a la una y media de la tarde y los fines de semana y festivos, a las 11.00 horas. Además, todos los días tiene lugar el rezo del Rosario a las 17.00 horas.
Próximamente, también, a esta retransmisión en directo se le unirá la Basílica, lo cual permitirá asistir en la distancia, desde cualquier parte del mundo, a las celebraciones que tengan lugar en este templo. Covadonga cuenta, así, con una manera más de acercarse a todos los devotos de la Santina en el mundo, de la misma manera que ya sucede en muchos de los santuarios marianos más importantes, como Fátima (Portugal), Lourdes (Francia) o Guadalupe (México).
Próximamente, también, a esta retransmisión en directo se le unirá la Basílica, lo cual permitirá asistir en la distancia, desde cualquier parte del mundo, a las celebraciones que tengan lugar en este templo. Covadonga cuenta, así, con una manera más de acercarse a todos los devotos de la Santina en el mundo, de la misma manera que ya sucede en muchos de los santuarios marianos más importantes, como Fátima (Portugal), Lourdes (Francia) o Guadalupe (México).
¿Cómo saber si amas o no al prójimo? Hay tres señales claras, afirma el Papa Francisco
(Rel.) El Papa ha dejado claro en la homilía que ha pronunciado este jueves en la Casa Santa Marta que “si no amas a tu hermano no puedes amar a Dios”, pues el que dice que ama a Dios pero no a su hermano es un mentiroso.
Para ello, Francisco habló de la contraposición que hay entre el “espíritu del mundo” y el “espíritu de Dios”. El primero –explicó- es “el espíritu de la vanidad, de las cosas que no tienen fuerza, que no tienen fundamento y caerán”, que engaña porque “es hijo del padre de la mentira”.
En la primera lectura de la misa del día, San Juan afirma que “quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve”. Reflexionando sobre esta cita, Francisco preguntó que “si tú no eres capaz de amar algo que ves, ¿cómo vas a amar lo que no ves? Es una fantasía”.
El espíritu de división
En opinión del Papa, el camino del Espíritu de Dios “no sirve para las fantasías”. Son embargo, añadió que “el espíritu del mundo es un espíritu de división, y cuando se introduce en la familia, en la comunidad, en la sociedad, siempre genera división, siempre”.
Una vez que se ha introducido esa división, explicó el Papa, “crecen las divisiones y surge el odio y la guerra. El Apóstol Juan dice: ‘Si uno dice que ama a Dios pero odia a su hermano, es un mentiroso’, es decir, un hijo del espíritu del mundo, que es pura mentira, pura apariencia”.
“Esta es algo sobre lo cual nos hará bien reflexionar: ¿yo amo a Dios? Pero vayamos a la clave de la cuestión y veamos cómo tú amas a tu hermano”, añadió.
Las tres señales
¿Cómo saber que una persona no ama a su hermano? El Papa citó tres señales concretas. La primera requiere preguntarse: “¿rezo por las personas? Por todas, de forma concreta, por aquellas que me son simpáticas y también aquellas que me son antipáticas, por aquellas de los que soy amigo y por aquellos que no soy amigo”.
La segunda señal es cuando en el interior de la persona hay “sentimientos de celos, de envidia, y me viene la necesidad de desear el mal. Es una señal de que no amas. Párate ahí. No dejes crecer esos sentimientos: son peligrosos. No los dejes crecer”.
Por último, “la señal más cotidiana de que no amo al prójimo y, por lo tanto, de que no puedo amar a Dios, es la habladuría. Metámoslo en el corazón y en la cabeza, claramente: si difundo habladurías, no amo a Dios, porque con las habladurías estoy destruyendo a esa persona”.
Por ello, insistió en que “las habladurías son como los caramelos de miel: tomo uno, y otro, y otro, y luego el estómago se estropea con tantos caramelos… Porque es bello, es ‘dulce’ hablar de los demás, parece algo bueno, pero destruye. Y eso es señal de que no amas”.
Ese espíritu del mundo, aseguró el Papa Francisco, “se vence con el espíritu de la fe: creer que Dios está en mi hermano, en mi hermana. La victoria que ha vencido el mundo es nuestra fe. Únicamente con mucha fe se puede avanzar en este camino, no con pensamientos humanos de buen sentido…, no, no: no sirve. Ayudan, pero no sirven para esta lucha”.
“Únicamente la fe nos da la fuerza para no difundir habladurías, para rezar por todos, también por los enemigos, y no dejar crecer los sentimientos de celos y envidia. El Señor, con este fragmento de la Primera Carta de San Juan Apóstol, nos pide concreción en el amor”, agregó.
Para ello, Francisco habló de la contraposición que hay entre el “espíritu del mundo” y el “espíritu de Dios”. El primero –explicó- es “el espíritu de la vanidad, de las cosas que no tienen fuerza, que no tienen fundamento y caerán”, que engaña porque “es hijo del padre de la mentira”.
En la primera lectura de la misa del día, San Juan afirma que “quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve”. Reflexionando sobre esta cita, Francisco preguntó que “si tú no eres capaz de amar algo que ves, ¿cómo vas a amar lo que no ves? Es una fantasía”.
El espíritu de división
En opinión del Papa, el camino del Espíritu de Dios “no sirve para las fantasías”. Son embargo, añadió que “el espíritu del mundo es un espíritu de división, y cuando se introduce en la familia, en la comunidad, en la sociedad, siempre genera división, siempre”.
Una vez que se ha introducido esa división, explicó el Papa, “crecen las divisiones y surge el odio y la guerra. El Apóstol Juan dice: ‘Si uno dice que ama a Dios pero odia a su hermano, es un mentiroso’, es decir, un hijo del espíritu del mundo, que es pura mentira, pura apariencia”.
“Esta es algo sobre lo cual nos hará bien reflexionar: ¿yo amo a Dios? Pero vayamos a la clave de la cuestión y veamos cómo tú amas a tu hermano”, añadió.
Las tres señales
¿Cómo saber que una persona no ama a su hermano? El Papa citó tres señales concretas. La primera requiere preguntarse: “¿rezo por las personas? Por todas, de forma concreta, por aquellas que me son simpáticas y también aquellas que me son antipáticas, por aquellas de los que soy amigo y por aquellos que no soy amigo”.
La segunda señal es cuando en el interior de la persona hay “sentimientos de celos, de envidia, y me viene la necesidad de desear el mal. Es una señal de que no amas. Párate ahí. No dejes crecer esos sentimientos: son peligrosos. No los dejes crecer”.
Por último, “la señal más cotidiana de que no amo al prójimo y, por lo tanto, de que no puedo amar a Dios, es la habladuría. Metámoslo en el corazón y en la cabeza, claramente: si difundo habladurías, no amo a Dios, porque con las habladurías estoy destruyendo a esa persona”.
Por ello, insistió en que “las habladurías son como los caramelos de miel: tomo uno, y otro, y otro, y luego el estómago se estropea con tantos caramelos… Porque es bello, es ‘dulce’ hablar de los demás, parece algo bueno, pero destruye. Y eso es señal de que no amas”.
Ese espíritu del mundo, aseguró el Papa Francisco, “se vence con el espíritu de la fe: creer que Dios está en mi hermano, en mi hermana. La victoria que ha vencido el mundo es nuestra fe. Únicamente con mucha fe se puede avanzar en este camino, no con pensamientos humanos de buen sentido…, no, no: no sirve. Ayudan, pero no sirven para esta lucha”.
“Únicamente la fe nos da la fuerza para no difundir habladurías, para rezar por todos, también por los enemigos, y no dejar crecer los sentimientos de celos y envidia. El Señor, con este fragmento de la Primera Carta de San Juan Apóstol, nos pide concreción en el amor”, agregó.
Paz y política. Por Pedro Trevijano
Desde hace ya 52 años, desde tiempos de san Pablo VI, con motivo del Año Nuevo, los Papas publican un Mensaje sobre la Paz. El de este año lleva por título: «La buena política está al servicio de la paz». Ya en el Antiguo Testamento el profeta Isaías nos indica: «La obra de la justicia será la paz» (32,17). Isaías nos presenta al futuro Mesías como «Príncipe de la paz» (Is 9,6). En el nacimiento de Jesús, en la aparición a los pastores de los ángeles, éstos dicen: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombre de buena voluntad» (Lc 2,14). Una de las bienaventuranzas va dedicada a «los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,9). Tras la resurrección Jesús saluda a sus discípulos diciéndoles «Paz a vosotros» (Jn 20,21) y Pablo en Efesios nos dice de Jesús «Él es nuestra paz» (2,14) y «vino a anunciar la paz» (2,17).Por tanto dar la paz está en el centro de la misión de los discípulos de Cristo.
La paz ha de fraguarse en el corazón del hombre. El respeto y el desarrollo de la vida humana exigen la paz, que se funda en una correcta concepción de la persona humana y requiere la realización de un orden según la justicia y la caridad. La justicia se expresa principalmente en el respeto por la dignidad de las personas y de los pueblos, con el cambio de mentalidad de las naciones hacia sus presuntos adversarios y el diálogo y la amistad como solución a sus divergencias. Y que ello es posible nos lo muestra el ejemplo de Francia y Alemania: tras varios siglos de guerras entre ellos, hoy una guerra entre ellos nos parece ciencia ficción. Luchar por la paz es esforzarse para que haya más verdad, respeto mutuo, justicia y amor, así como tratar de erradicar la injusticia, tanto más cuanto que ante muchos problemas, es necesaria la cooperación internacional.
Como dice el Papa en su Mensaje: «La política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción». A mí siempre me ha impactado el recuerdo de tantos alemanes honrados y decentes que pensaron poder pasar de la Política y vivir tranquilamente su vida, pero la Política no pasó de ellos y tuvieron un Hitler que arruinó e incluso destruyó físicamente sus vidas. Como subrayaba el Papa san Pablo VI «Tomar en serio la política en sus diversos niveles ―local, regional, nacional y mundial― es afirmar el deber de cada persona, de toda persona, de conocer cuál es el contenido y el valor de la opción que se le presenta y según la cual se busca realizar colectivamente el bien de la ciudad, de la nación, de la humanidad» (Carta ap. Octogesima adveniens (14 mayo 1971), 46). Pero cuando se realiza con lealtad, practicando aquellas virtudes humanas que son la base de una buena acción política: la justicia, la equidad, el respeto mutuo, la sinceridad, la honestidad, la fidelidad, es una forma eminente de servicio al Bien Común.
Aunque el hacer política sea ante todo tarea de los políticos, es evidente que los simples ciudadanos no debemos considerarlo como algo extraño a nosotros. Como nos dice el Papa en su mensaje: «Cada uno puede aportar su propia piedra para la construcción de la casa común». Ello supone no sólo el preocuparnos por las realidades que son de interés público, sino también el luchar contra las injusticias, como pueden ser la corrupción y las leyes inicuas como las que actualmente intentan destruir con el aborto y la eutanasia la vida humana, o vaciar de sentido los valores básicos de nuestra Sociedad, como son las leyes apoyadas en el Relativismo y en la Ideología de Género, así como por el contrario apoyar con todas nuestras fuerzas las leyes que favorezcan de verdad la cooperación internacional y la fraternidad universal, fraternidad que para nosotros los creyentes se basa en que somos criaturas de un Dios que quiere hacer de nosotros sus hijos.
La paz ha de fraguarse en el corazón del hombre. El respeto y el desarrollo de la vida humana exigen la paz, que se funda en una correcta concepción de la persona humana y requiere la realización de un orden según la justicia y la caridad. La justicia se expresa principalmente en el respeto por la dignidad de las personas y de los pueblos, con el cambio de mentalidad de las naciones hacia sus presuntos adversarios y el diálogo y la amistad como solución a sus divergencias. Y que ello es posible nos lo muestra el ejemplo de Francia y Alemania: tras varios siglos de guerras entre ellos, hoy una guerra entre ellos nos parece ciencia ficción. Luchar por la paz es esforzarse para que haya más verdad, respeto mutuo, justicia y amor, así como tratar de erradicar la injusticia, tanto más cuanto que ante muchos problemas, es necesaria la cooperación internacional.
Como dice el Papa en su Mensaje: «La política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción». A mí siempre me ha impactado el recuerdo de tantos alemanes honrados y decentes que pensaron poder pasar de la Política y vivir tranquilamente su vida, pero la Política no pasó de ellos y tuvieron un Hitler que arruinó e incluso destruyó físicamente sus vidas. Como subrayaba el Papa san Pablo VI «Tomar en serio la política en sus diversos niveles ―local, regional, nacional y mundial― es afirmar el deber de cada persona, de toda persona, de conocer cuál es el contenido y el valor de la opción que se le presenta y según la cual se busca realizar colectivamente el bien de la ciudad, de la nación, de la humanidad» (Carta ap. Octogesima adveniens (14 mayo 1971), 46). Pero cuando se realiza con lealtad, practicando aquellas virtudes humanas que son la base de una buena acción política: la justicia, la equidad, el respeto mutuo, la sinceridad, la honestidad, la fidelidad, es una forma eminente de servicio al Bien Común.
Aunque el hacer política sea ante todo tarea de los políticos, es evidente que los simples ciudadanos no debemos considerarlo como algo extraño a nosotros. Como nos dice el Papa en su mensaje: «Cada uno puede aportar su propia piedra para la construcción de la casa común». Ello supone no sólo el preocuparnos por las realidades que son de interés público, sino también el luchar contra las injusticias, como pueden ser la corrupción y las leyes inicuas como las que actualmente intentan destruir con el aborto y la eutanasia la vida humana, o vaciar de sentido los valores básicos de nuestra Sociedad, como son las leyes apoyadas en el Relativismo y en la Ideología de Género, así como por el contrario apoyar con todas nuestras fuerzas las leyes que favorezcan de verdad la cooperación internacional y la fraternidad universal, fraternidad que para nosotros los creyentes se basa en que somos criaturas de un Dios que quiere hacer de nosotros sus hijos.
Una oración especial para cada mes, en sintonía con el Apostolado de la Oración
Enero: Por la unidad de todos los creyentes en Cristo.
Febrero: Por quienes sufren hambre y cualquier forma de pobreza.
Marzo: Por los jóvenes, para que escuchen la voz de Dios que les llama a una vocación al ministerio sacerdotal y la Iglesia se vea enriquecida con abundantes ministros y testigos del Evangelio.
Abril: Por los niños y adultos que reciben los sacramentos de iniciación cristiana.
Mayo: Por las familias cristianas, para que sean auténticas Iglesias domésticas.
Junio: Por las personas consagradas a vivir en pobreza, castidad y obediencia.
Julio: Por los ancianos, especialmente por los que viven en soledad.
Agosto: Por los profesionales que ayudan a los demás en los distintos servicios públicos de la sociedad.
Septiembre: Por los catequistas y profesores de Religión.
Octubre: Por los evangélicos, judíos, musulmanes, creyentes de otras religiones, no creyentes, indiferentes y los que se han alejado de la Iglesia.
Noviembre: Por los cristianos perseguidos, para que sientan el consuelo y la fortaleza de Dios.
Diciembre: Por los inmigrantes, refugiados y las víctimas de la trata. (Fuente: Conferencia Episcopal Española).
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